jueves, 22 de julio de 2010

El día en que se publicaron tres entradas en el salón: El retorno



Damas, caballeros...
... para los que nunca dejaron de esperar con ansiedad la vuelta de la actividad a la salita del saber, o para los que, como Fantasmas y los más allegados, sabían que estaba de exámenes y por eso la actividad por aquí había mermado, os doy la bienvenida. Bueno, en realidad vosotros sois quienes debéis darme la bienvenida a mí, así que no sé qué hacéis que seguís ahí como si yo fuese un fantasma... Ah, claro, es que tenía activado el modo invisible. Vamos, ahora sí, no tenéis excusa, ¿en dónde está mi fiesta de bienvenida?

Hoy mismo, damas y caballeros, he concluido el periodo de exámenes de este cuatrimestre. Quienes me conozcan bien o quienes lean con atención mis comentarios aquí y en otros lares, sabrán que rindo libre todas las materias, así que he rendido seis materias completitas y ahora me quedan nueve por hacer entre diciembre y febrero del año entrante. Pero no quiero centrarme en el futuro, sino que quiero hablar del presente.

En todas las asignaturas me ha ido bastante bien, así que se puede decir que por ese lado estos meses de estudio (y las tres semanas más agotadoras de mi vida) han rendido sus frutos. Además, he aprendido una gran cantidad de cosas nuevas, sé más de lo que sabía antes, pero sólo ahora comienzo a reconocer lo poco que sé, y eso es uno de los primeros pasos para comenzar a saber que el ser humano no sabe absolutamente nada. Como podráis apreciar en la frase anterior, estoy más chalado que cuando me fui, así que podemos decir que el periodo de exámenes nos ha dejado algo aún mejor: ¡estoy para el psiquiátrico!

A diferencia de lo que hice en febrero pasado, cuando terminé cuarto año, no me siento suficientemente inspirado como para hacer un discurso de los míos con respecto a la finalización de un periodo de crisis personal tan desgastante como estos... Mi amigo Fantasmas, quien según he leído en unos comentarios de por ahí se ha ido a vacacionar y tuvo la suerte de terminar los exámenes hace casi un mes, podrá corroborar lo que les digo. Vamos, todo el que haya atravesado por los exámenes podrá corroborarlo.

Ahora mismo me siento como Bilbo. Si retrocedemos a ese magnnífico primer capítulo de El Señor de los Anillos en el que Bilbo se remonta a cincuenta años atrás, recordaremos que en un punto de su discurso dice: "En ese tiempo sólo pude decir 'mucha gracia', pues estaba muy acatarrado. Ahora os digo más correctamente"... Y bueno, la cita continúa, pero quiero hacer centro en esto último. Como Bilbo en ese regreso triunfal de su viaje por todo Eriador de la Tierra Media, yo me siento demasiado cansado como para hacer un gran discurso en el que ponga en la mesa todas las cosas que debería poner. En realidad es que siento que no hay nada que decir por el momento. Esas cosas (el saber qué hay que decir y cuándo hay que decirlas) son espontáneas, nacen de la nada y si buscan ser inducidas, entonces son falsas y terminan por vaciarse de todo lo que podrían traer.

Sí diré un par de cosas.

No hay mejor cosa que descansar sanamente tras haber hecho un gran esfuerzo en el trabajo. Ese descanso, el que otorga el saber que las cosas se han concretado como debían concretarse, y los cierres se han cerrado como debían cerrarse, es el mejor de los descansos y reposos. Por supuesto, aparte de ese alivio de haber hecho todo bien, desearía echarme en la cama un rato.

El firefox se ha ensañado conmigo, damas y caballeros. Al parecer cuando lo abro...
... hem... vale, el problema es que ni siquiera sé qué es lo que ocurre cuando lo abro, ¿entendéis la dificultad de exponeros mi problema? Sí, sé que se está tildando, pero no sé porqué se tilda. Probaré a pasarle el antivirus y a corregir todos los errores de registro que encuentre en el camino, a ver qué ocurre.
Por el momento, sabed que estoy escribiendo desde el IE, que puedo hacer entradas y he encontrado un método para comentar en las mismas. Me pondré a trabajar ahora mismo.

Mi cerebro es una cosa tonta. Cuando estoy ocupado con cosas realmente importante me vienen ideas geniales a la cabeza (estas ideas están escritas, como es lógico, pero a mí me gusta desarrollarlas en caliente), así que ahora quiero tirarme mis tres semanitas de vacaciones escribiendo y poniendo al día un montón de cosas. Tengo ideas para un par de composiciones nuevas (ya estoy pensando en un primer concierto para piano y orquesta). Tengo un par de aventuras de Adan Evans y unos cuentos en homenaje a Borges. Tengo proyectos inconclusos y promesas sin terminar que debo adelantar lo máximo posible. Tengo un par de ideas para unas novelas, aunque dudo mucho el poder realizarlas correctamente. Esperemos a ver qué ocurre también en estos ámbitos.

Fuera de eso, no hay muchas actividades pendientes por hacer en lo que me queda de vacaciones. Por cierto, ¿os habéis percatado de que estoy desfazado? Las vacaciones de julio (recesos de invierno en el hemisferio sur) las tomo en agosto, y las vacaciones de enero y febrero las hago entre febrero y marzo. Eso sí, desearía una vez tener todo normal, a ver si puedo establecer contacto con algún terrícola.

El futuro del salón del estudio... me temo que...
... ¡a que os habéis espantado! El futuro inmediato del salón, como creo conveniente, será tratado en una entrada publicada a la par que esta, pero al ser algo referido al salón exclusivamente la pongo en otra entrada para dejar bien claras las cosas. Después del retorno creo que vendrá una época bastante tranquilita por aquí, pero tendremos, espero, un auge de publicación.

Para cerrar esta entrada (que tenía como principal objetivo hablar del retorno y tocar algunos puntos por encima) creo conveniente añadir una reflexión general. Amo la libertad. Amo el alivio. Amo vivir en paz. Es que la libertad no se compara con nada, es algo indescriptible y magnífico. Ahora entiendo a todos los pueblos oprimidos que han luchado siempre por la independencia y la libertad.
Tabmién podría decir que amo las sábanas y dormir en una camita, pero eso no quedaría muy poético, ¿no?

Como hace mucho que no nos vemos, y como han ocurrido muchas cosas desde entonces, aprovecho para:
a- Felicitar el Día de la Independencia de mi querido país. Resumiré en una sola frase lo que podría hacer en una entrada sobre lo que hizo Cristina Kirchner: Es una vergüenza que la Presidente de la Nación Argentina no haya ido al Te Deum del nueve de julio.
b- ¡Me puse muy contento cuando Argentina perdió ante Alemania! Vamos, ni me molesté en ver el partido, pero cuando me enteré, comencé a hacer sonar el himno de la UE y el de Alemania. Me sentí tan feliz cuando comprendí que el mundo por aquí volvería a la normalidad. Vamos, sí, soy argentino, pero en primer lugar, a mí me trae al fresco lo que hagan once personas y una pelota de cuero (y no me importa en lo más mínimo que lleven o no los colores de la Bandera), y en segundo lugar... ¿por qué diantres habría de sentirme identificado con los once antes mencionados? Además confieso que me parece una vergüenza que se reconozca a Diego Maradona como argentino y que este país busque ser reconocido por él, teniendo a figuras de la talla de Favaloro, Borges, Cortázar, Lubones, Daniel Barenboint, Marta Argerovich, García Ferré, entre muchos otros que me dejo en el tintero. Lo dicho, es una vergüenza.
c- ¡Felicitaciones por haber ganado la Copa del Mundo, España! A pesar de que no me guste el fútnol, de que pase de él con mucho gusto y de que no entienda una j, me encanta España (vamos, que mi sangre es andaluza y siempre tendré una imagen preciosa de la lejana madre patria). Se podría decir que quería que ganara España antes que Argentina, así que se puede considerar que soy un caso singular del patriotismo XD

En la entrada siguiente hablaremos del destino próximo del salón del estudio.

¡Elen síla lumenn omentielmpo!

¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!


P.S. Eso sí, tengo que ver la forma de encontrar las temporadas que me faltan por ver de Lost, así que sí se añade una cosa más en estas vacaciones.

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