jueves, 1 de enero de 2015

LÓGICA — ALGAS CON MEDIAS ROJAS

Buenas tardes, damas y caballeros.

Me alegra volver por aquí después de casi dos años de no pisar el blog. Está todo un poco polvoriento, pero la maquinaria sigue funcionando. Así que, sin más dilaciones a partir de aquí, vamos a lo que nos ocupa.

Lógica. Oímos hablar sobre la lógica. Prendemos la radio y escuchamos hablar sobre la lógica. Uno prende el televisor y se la pasan hablando de lógica. Y nosotros somos la lógica. ¡Así que qué me vienen a hablar de la lógica!

Eso mismo. ¿Ha quedado claro? ¿No? Pues tan sencillo como que la lógica es una de las herramientas más útiles con las que podemos contar en cualquier situación cotidiana. Para muchos profesionales es indispensable. Nuestros ordenadores responden a comandos lógicos. La matemática y la filosofía aplican constantemente la lógica. Las ciencias usan las matemáticas para dar sentido cuantitativo a sus descripciones e indirectamente usan la lógica. La lógica usa la lógica.

Para la lógica no hace falta saber nada. Podría decirse que entonces estamos aplicando un sentido común refinado, y no estaríamos lejos de la verdad. Tratamos de elevar nuestra experiencia cotidiana de la realidad y aplicarla a formas un poco (pero sólo un poco) más abstractas.

Establezcamos reglas de juego. Digamos que una proposición sólo puede ser verdadera o falsa, en donde verdadero o falso es una convención que asigna a cada idea un grado de validez. Digamos también que valen los métodos de inferencia que conocemos desde Grecia (modus ponens). Y listo.

¿Listos? Allá vamos.

  1. Todas las algas usan medias rojas.
  2. Todo objeto o animal o persona que usa desodorante sabe tocar el saxo.
  3. Todo lo que eche humo usa desodorante.
  4. Nada ni nadie que use medias rojas puede tocar el saxo.

En consecuencia se deduce que
"Las algas echan humo".

Consideremos que las cuatro primeras sentencias son premisas. Entonces decimos que son verdaderas. La última es una conclusión. Nuestro deber es decidir si es verdadera o falsa. Y para ello debemos justificar. Si es verdadera, debemos demostrar a través de una cadena finita de razonamientos e inferencias que asumiendo los cuatro axiomas llegamos a esa conclusión. Por el modus ponens esto demuestra que es cierto. Si es falsa hay que ver por qué lo es.