viernes, 8 de enero de 2010

El ruido de un trueno, por Ray Bradbury


El sol se detuvo en el cielo.
La niebla que había envuelto la Máquina se desvaneció. Se encontraban en los viejos tiempos, tiempos muy viejos en verdad, tres cazadores y dos jefes de safari con sus metálicos rifles azules en las rodillas.
-Cristo no ha nacido aún -dijo Travis-. Moisés no ha subido a la montaña a hablar con Dios. Las pirámides están todavía en la tierra, esperando. Recuerde que Alejandro, Julio César, Napoleón, Hitler... no han existido.
Los hombres asintieron con movimientos de cabeza.
-Eso -señaló el señor Travis- es la jungla de sesenta millones dos mil cincuenta y cinco años antes del presidente Keith.
Mostró un sendero de metal que se perdía en la vegetación salvaje, sobre pantanos humeantes, entre palmeras y helechos gigantescos.
-Y eso -dijo- es el Sendero, instalado por Safari en el Tiempo para su provecho. Flota a diez centímetros del suelo. No toca ni siquiera una brizna, una flor o un árbol. Es de un metal antigravitatorio. El propósito del Sendero es impedir que toque usted este mundo del pasado de algún modo. No se salga del Sendero. Repito. No se salga de él. ¡Por ningún motivo! Si se cae del Sendero hay una multa. Y no tire contra ningún animal que nosotros no aprobemos.
-¿Por qué? -preguntó Eckels. Estaban en la antigua selva. Unos pájaros lejanos gritaban en el viento, y había un olor de alquitrán y viejo mar salado, hierbas húmedas y flores de color de sangre.
-No queremos cambiar el futuro. Este mundo del pasado no es el nuestro. Al gobierno no le gusta que estemos aquí. Tenemos que dar mucho dinero para conservar nuestras franquicias. Una máquina del tiempo es un asunto delicado. Podemos matar inadvertidamente un animal importante, un pajarito, un coleóptero, aun una flor, destruyendo así un eslabón importante en la evolución de las especies.
-No me parece muy claro -dijo Eckels.
-Muy bien -continuó Travis-, digamos que accidentalmente matamos aquí un ratón. Eso significa destruir las futuras familias de este individuo, ¿entiende?
-Entiendo.
-¡Y todas las familias de las familias de ese individuo! Con sólo un pisotón aniquila usted primero uno, luego una docena, luego mil, un millón, ¡un billón de posibles ratones!
-Bueno, ¿y eso qué? -inquirió Eckels.
-¿Eso qué? -gruñó suavemente Travis-. ¿Qué pasa con los zorros que necesitan esos ratones para sobrevivir? Por falta de diez ratones muere un zorro. Por falta de diez zorros, un león muere de hambre. Por falta de un león, especies enteras de insectos, buitres, infinitos billones de formas de vida son arrojadas al caos y la destrucción. Al final todo se reduce a esto: cincuenta y nueve millones de años más tarde, un hombre de las cavernas, uno de la única docena que hay en todo el mundo, sale a cazar un jabalí o un tigre para alimentarse. Pero usted, amigo, ha aplastado con el pie a todos los tigres de esa zona al haber pisado un ratón. Así que el hombre de las cavernas se muere de hambre. Y el hombre de las cavernas, no lo olvide, no es un hombre que pueda desperdiciarse, ¡no! Es toda una futura nación. De él nacerán diez hijos. De ellos nacerán cien hijos, y así hasta llegar a nuestros días. Destruya usted a este hombre, y destruye usted una raza, un pueblo, toda una historia viviente. Es como asesinar a uno de los nietos de Adán. El pie que ha puesto usted sobre el ratón desencadenará así un terremoto, y sus efectos sacudirán nuestra tierra y nuestros destinos a través del tiempo, hasta sus raíces. Con la muerte de ese hombre de las cavernas, un billón de otros hombres no saldrán nunca de la matriz. Quizás Roma no se alce nunca sobre las siete colinas. Quizá Europa sea para siempre un bosque oscuro, y sólo crezca Asia saludable y prolífica. Pise usted un ratón y aplastará las pirámides. Pise un ratón y dejará su huella, como un abismo en la eternidad. La reina Isabel no nacerá nunca, Washington no cruzará el Delaware, nunca habrá un país llamado Estados Unidos. Tenga cuidado. No se salga del Sendero. ¡Nunca pise afuera!
-Ya veo -dijo Eckels-. Ni siquiera debemos pisar la hierba.
-Correcto. Al aplastar ciertas plantas quizá sólo sumemos factores infinitesimales. Pero un pequeño error aquí se multiplicará en sesenta millones de años hasta alcanzar proporciones extraordinarias. Por supuesto, quizá nuestra teoría esté equivocada. Quizá nosotros no podamos cambiar el tiempo. O tal vez sólo pueda cambiarse de modos muy sutiles. Quizá un ratón muerto aquí provoque un desequilibrio entre los insectos de allá, una desproporción en la población más tarde, una mala cosecha luego, una depresión, hambres colectivas, y, finalmente, un cambio en la conducta social de alejados países. O aun algo mucho más sutil. Quizá sólo un suave aliento, un murmullo, un cabello, polen en el aire, un cambio tan, tan leve que uno podría notarlo sólo mirando de muy cerca. ¿Quién lo sabe? ¿Quién puede decir realmente que lo sabe? No nosotros. Nuestra teoría no es más que una hipótesis. Pero mientras no sepamos con seguridad si nuestros viajes por el tiempo pueden terminar en un gran estruendo o en un imperceptible crujido, tenemos que tener mucho cuidado. Esta máquina, este sendero, nuestros cuerpos y nuestras ropas han sido esterilizados, como usted sabe, antes del viaje. Llevamos estos cascos de oxígeno para no introducir nuestras bacterias en una antigua atmósfera.


Hay una proposición matemática que dice que, cuando se comete un error, por más efímero e ínfimo que sea este, al atravesar una sucesión de pasos, soluciones y despejamientos, este error se magnificará y terminará resultando en errores de inmensa magnitud, garrafales y que, como está claro, de una proporción muy superior a la del primer error. ¿Es esto cierto? Bueno, la triste realidad es que sí es cierto. En realidad, pequeños fallos en los cálculos de un ejercicio combinado, de una ecuación o similar, pueden resultar tremendamente graves a la larga. Una suma mal realizada, un número obviado, un signo mal colocado. Todo lo que no está bien, a la larga se termina volviendo adverso.
Es esta máxima la que utiliza Ray Bradbury en uno de sus mejores cuentos: ’El ruido de un trueno’. Este cuento ha sido adaptado mil y una veces, así que es raro verlo aquí. la idea original fue la del propio Bradbury, y aquí él nos cuenta una historia asombrosa por sus características fantásticas. La ciencia ha evolucionado más de lo previsto, nos hallamos en el año 2055, hemos creado una máquina del tiempo, podemos ir a cualquier era que nosotros queramos. Pero una premisa de advertencia surge en torno a esta máquina: “Si vais al pasado, no debéis alterar nada. La muerte de cualquier planta o animal que no estuviera ya ‘programada’ podría ser fatal”. Una compañía organiza cacerías hacia el jurásico. Su sistema es perfecto e infalible. Sólo pueden cazar los especímenes que se sabe que morirán. Así, por lo menos, no se alterará el rumbo de la vida. Su teoría es que, cualquier espécimen que muera, cualquier cosa que se altere, repercutirá gravemente en el futuro; es decir, su propio presente. Ni una brizna de hierba, ni un mosquito, ni una bacteria. Saben que ellos son ajenos a ese tiempo, saben que no debieran estar allí. Saben que cualquier alteración podría significar la pérdida de toda una especie. Pero sin embargo, ellos siguen allí y siguen corriendo el increíble peligro de alterar todo un mundo.
Esta es la situación que, con gran magnificencia y con una increíble capacidad narrativa, Ray Bradbury nos presenta en su cuento. ¿Qué puede ocurrir? ¿Habrá garantías? ¿Cuántas cosas pueden pasar?
Un excelente cuento, una genial obra de ficción que os recomiendo para matar el rato y echar las células grises a pensar. Más que pensar, tan sólo para perderse, primero, en los fantásticos mundos de la literatura, y luego en los fantásticos recovecos de nuestra mente.
Sinceramente, considero a Ray Bradbury unos de los mejores escritores del siglo XX, y una referente en la literatura de ciencia ficción. ¿Qué más decir? Nada, mis palabras serían sólo un impedimento, un obstáculo, una forma de quitarle espacio a un verdadero genio de las palabras.
Aquí el cuento en su totalidad.

[Nota: La máxima matemática propuesta con anterioridad se denomina “Efecto mariposa”, y podéis encontrar más sobre ella aquí. El efecto mariposa está enmarcado (junto con otras teorías) en la Teoría del Caos].

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡¡ray Bradbury!!!!!
¡¡¡¡Genial Nicolás!!!! Es uno de mis escritores favoritos desde que era casi una niña. Empecé a leerle después de ver una serie de televisión basada en su genial Crónicas Marcianas. La serie estaba muy bien, pero leer el libro fue una experiencia que cambió mi vida... vale, quizás mi vida no, pero sí mi forma de ver la literatura.
El cuento del que hablas está incluido en el libro Las doradas manzanas del sol; uno de sus muchos recopilatorios. Y digo esto porque todos sus libros, incluidas sus dos grandes "novelas" (Farenheit 451 y la ya nombrada Cróinicas Marcianas) estan formados por una serie de cuentos breves.
Y os aseguro que es un maestro en ese campo. Maneja la técnica como ningún otro escritor del pasado siglo, el único que podría estar por encima en ese terreno sería Poe con sus Narraciones extraordinarias (del que Bradbury eera un gran admirador, uno de sus cuentos en Crónicas marcianas se titula Usher II, un soberbio homenaje a "La caida de la casa Usher")
Quizás justo por dedicarse a la narrativa breve, y además de ciencia ficción, no ha tenido todo el reconocimiento que debería.

Peroi discrepo contigo en una cosa. El ruido del trueno es un cuento magnífico, pero para mí hay muchos mejores. Así que recomendaría toda su bibliografía. Sí, no os asustéis... ¡¡¡lo bueno de que sus libros sean recopilatorios de cuentos es que los puedes leer fácilmente!!! Hay cuentos maravillosos que sólo ocupan 6 páginas.

Eso sí, un aviso importante ¡¡¡crea adicción!!!

Este autor ha sido referencia para escritores tan consolidados y "mediáticos" como Stephen KIng, de hecho uno de sus mejores libros, La larga Marcha, es un homenaje a Bradbury.
Y bueno, digamos que él es uno de los escritores que me inspiran para crear mis pequeños cuentos...

Lo sé, un megacomentario... y aún podría seguir contando cosas...

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

Qué voy a decir, simplemente magnífico. El efecto mariposa, me recuerda muchísimo a la serie Heroes, que siempre tiene muchas críticas de los fans ppor fallos en los viajes en el tiempo y esas cosas, y en la que los personajes hablan del efecto mariposa.

Ahora me voy a leer el cuento completo en el link. Por desgracia, yo de Ray Bradbury no he leído nada.... pero lo pongo en la lista de pendientes xD

Nicolás dijo...

Jengibre, Fantasmas, un gusto en volver a tenerlos por aquí. Ante todo: una disculpa por mi tardanza en contestaros.
Vamos allá.

Jengibre: ¡Sabía que te gustaría! Y veo que tu comentario kilométrico (o megacomentario) es la viva evidencia de tu fascinación por este autor. Ciertamente, este cuento pertenece a "Las doradas manzanas del sol", libro que recibe su nombre debido a los últimos versos de una poesía. Y claro, no es lo mejor que ha hecho Ray Bradbury, aún así no dejé de publicarlo porque es magnífico y porque maneja a la perfección un concepto (Efecto mariposa) que aún no existía en la época de este relato. Es decir, como autor de Ciencia Ficción se adelantó a su tiempo y con creces. ¿Que crea adicción? Huy, eso deberías habérmelo dicho antes de decirme que comenzara a leer. He acabado con todo lo que la internet me ofrece... ¡a saquear la biblioteca! XD Y bueno, siempre se suele decir que lo bueno, si es corto, dos veces bueno es. Lo más curioso es que, tanto Poe como Bradbury, fueron revolucionarios en la literatura contemporánea. Piensen que Poe es el padrino del género policial, padre del cuento Fantástico, y padre del cuento Gótico. Bradbury marcó un referente en la literatura de Ciencia Ficción que, hasta su época, había sido muy dispersa y disparatada. Lo más curioso es que él decía que no escribía Ciencia Ficción, sino, Fantasía.

Fantasmas: La misma advertencia que hizo Jengibre ¡genera adicción! XD Jamás he visto la serie "Héroes", así que estamos parejos. Y hay que tener mucho cuidado en el viaje en el tiempo, el mes pasado fui al renacimiento y casi destruyo la Mona Lisa... hem... como que esto no es correcto de contarse. Reimbindico: hay que tener cuidado con el viaje en el tiempo, debe estar bien construído para que sea creíble y no tenga fallos argumentales a posteriori. Uno de los mejores viajes al pasado que he visto en TV fue el de la 4ª temporada de Lost. No digo más para no dar scoilers.

Quiero resaltar dos cosas de este cuento. La primera es cómo Ray Bradbury consigue introducir un elemento filosófico, existencialista, a un cuento y cómo te hace preguntarte muchas cosas. ¿Estábamos sujetos a la vida de un ratón del Jurásico? ¿Depende el futuro de una nación de un insecto? La segunda es asombrarme por cómo logra introducir una máxima matemática, eso es algo muy propio de Doyle.

Oh, y, Jengibre, puedes seguir comentando con libertad, que aquí no hay limitación. Y si se trata de tantos conocimientos como los que tu posees sobre Ray Bradbury, ¡bienvenidos sean! Estamos en la casa del saber, no tiene que haber limitaciones.

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

He leído el cuento completo (ya hace unos días), y me he dado cuenta de dos cosas: que el fragmento escogido está muy bien escogido, y que el cuento en su totalidad es aún más genial.

Y hablando de viajes en el tiempo, yo el otro día viajé un mes hacia el pasado y estuve a punto de matarme, provocando una paradoja espacio-temporal que no sé cómo acabaría la cosa... xD

Anónimo dijo...

Bradbury es un escritor genial. Maneja como nadie el relato breve. Sí ese te ha gustado te recomiendo el siguiente Ylla http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/bradbury/ylla.htm
Para mi es uno de los mas bellos que ha escrito. Está incluido en Crónicas Marcianas, y es uno de sus relatos donde mejor se conjugan la ficción con un lirismo sorprendente en un relato de esas características.

Pero como ya he dicho antes, recomiendo toda su bibliografía.

¿un viaje en el tiempo? ¿ de tipo H. G. Wells o más bien tipo Terminatosr? XD

Unknown dijo...

PutoS