miércoles, 23 de mayo de 2012

El Salón del Estudio - Tercer aniversario


Os seré muy sincero...

... el jueves pasado me di un golpazo contra el martillo más grande de todo el mundo...
... ehm... esteeee... ¿El mundo?
¡Correcto!
... mientras trabajaba en un pizarrón (que me gusta trabajar en el encerado, veo mejor las ideas). Gracias a Dios estoy bien, aunque tengo el meñique adolorido y el pie molestó mucho durante el fin de semana. Por fortuna, no estoy quebrado, sólo tengo entablillado el dedo meñique porque está muy inflamado y duele cuando lo doblo. Comprenderéis que escribir unas pocas líneas me presupone cierto (mucho) esfuerzo; aunqque no quería que este díaa pasara sin reseñarlo por aquí, como es tradición.

Así que, si me lo permitís, comienzo una pequeña pero cargada digresión de las mías, de las de antes.

No creo que se necesite ser un genio para ver a primera vista que el blog está un poco (entiéndase el sutil eufemismo) detenido los últimos tiempos (desde principios de año hasta esta parte). Por diversas circunstancias (exámenes, en su mayoría, pereza en otros casos) no estoy dando la atención debida al blog. A veces pasamos por periodos de sequía intelectual, de apatía y de anti-creatividad... quizás haya habido un poco de eso últimamente, aunque no por falta de ganas. Las ideas llegann cuando tienen que llegar, sólo eso; hablar sin tener nada que decir es algo propio de necios. Aún tengo ideas pendientes, tengo cosas que cerrar por aquí y muchas otras que aún deben comenzarse. No estoy publicando todo lo que escribo (quizás porque me note poco fino al escribir, poco satisfecho con las pocas producciones), y el tiempo para sentarme a reescribir o a pulir (incluso a hacer un primer boceto) no es algo que abunde. El salón requiere tiempo y esfuerzo. Sólo eso.

Y no... no voy a cerrar este blog por falta de tiempo o de esfuerzo. En absoluto. Algo dentro de mí me dice que aún no es el momento de finiquitar el blog. Hay cosas que aún no hice y que me gustaría intentar por aquí, hay cosas de las que no hemos hablado y que deben ser habladas. El proyecto seguirá abierto por tiempo indefinido, hasta que todos digamos "basta". El tiempo del salón del estudio aún no ha llegado.

Pero este post no está destinado a presentar excusas sobre mi ausencia prolongada ni la disminución de entradas. No es la intención principal, al menos. La intención es recordar que tal día como hoy, hace tres años, publicábamos la primer entrada del salón del estudio. Una breve reseña sobre El principito, de Antoine de Saint Exuperi, poca cosa (aunque no necesariamente tan poco). Creo que iniciamos un proyecto de ennsueño hace tres años. Un proyecto ambicioso y casi sin fronteras. La experiencia nos ha demostrado que algunos de esos sueños son más o menos realizables a mediano o largo plazo, pero aún así hemos hecho lo que hemos podido.

Nació como un blog pensado por frikis para otros frikis, sin caer en el extremo de ser absolutamente ñoño ni absolutamente encriptado. La intención siempre ha sido abrir puertas, fomentar la curiosidad, proponernos preguntas y descubrir que no es difícil responder... es difícil preguntar. Sólo pretendíamos poner en marcha los motores para prepararnos a pensar. Es como tirar una pieza de dominó y esperar a que las demás vayan cayendo solas. Dar cuerda a un reloj y ver hasta dónde llegamos.

No es justo arrojarnos el haberlo conseguido. Al contrario, sería orgulloso pretender que hemos sido capaces de integrar en este blog todos los elementos y herramientas para iniciarse (casi suena esotérico) en el sublime arte de vagar por los rincones de la mente (o divagar). En modo alguno. Sólo hemos hecho mención de algunos pocos hechos curiosos, de anécdotas graciosas, de referencia a buena literatura, compartido un poco de música... pero no hemos pretendido creer que elaborábamos el pensamiento.

Quiero creer que hemos sido libres y hemos dejado en libertad. Que tan sólo hemos sido bucadores y lo seguimos siendo. Ninguno de los que hemos escrito en este blog domina lo que yo denomino "el arte de vagar por los corredores de la mente". No creo que nadie lo haya hecho jamás. Ese arte es un proceso, algo que no termina ni concluye. Como todo proceso, se gesta tomando su tiempo de maduración, se cultiva, se va ganando práctica. Pero nunca llega a una culminación. Nunca nadie llegó a esa culminación. Podemos adentrarnos más en esta aventura, podemos profundizar los niveles de la divagación... pero nunca llegamos a nuestro horizzonte.

Esa es la aventura. Aquí hemos estado compartiendo buenos momentos, tiempos de ocio y diversidad qque de verdad he disfrutado. Yo he enseñado (de mostrar) cómo razono y pienso (más o menos), cómo me entretengo en pasarme horas ante un libro o cómo intento inútilmente escribir bien o hacer matemáticas. Esa es mi experiencia de vida, mi intimidad con el pensamiento. Todos los que estuvimos aquí mostramos, enseñamos lo que teníamos (no penséis mal...), lo que sabíamos hacer, cómo lo hacíamos y hasta dónde llegábamos. Creo que no era una exhibición prepotente de "Mirad lo que hacemos". Era sólo una forma de decir "Aquí nos la pasamos genial". Con lo que sabemos, con lo que podemos (poco o mucho), con nuestros juegos de mente y libros gigantes. Siempre fue una invitación a explorar un mundo que ofrecía mil posibilidades al viajero deseoso de conocer nuevas tierras. Y siempre recalcamos que el único requisito era estar predispuestos a divertirse.

Creo que, en cierta forma, conseguimos un poco de eso. Mostramos algunas de las cosas que hacíamos, cómo nos entreteníamos y cómo era nuestra divagación (sigo maravillándome de que alguien nos haya leído y no haya perdido la cabeza) (aunque no estoy muy seguro).

Lo importante fue (y es) que la hemos pasado bien. Hemos compartido parte de lo que éramos, y hemos crecido juntos, de muchas formas distintas. No somos los mismos y al mismo tiempo somos los de siempre, que diría Adam Evans.

Y la aventura continúa. Si una aventura se queda a medias deja de ser aventura, así que conviene seguir adelante. Una meseta no siempre implica que se ha llegado a un precipicio. Así que hala...

... ¡Feliz Cumpleaños, Salón del Estudio!

Y no... a pesar del nombre, no es un blog ñoño



domingo, 13 de mayo de 2012

Claro de Luna







Claro de Luna

Con este libro entre mis manos
veo crepitar las tristes ascuas del hogar
se están consumiendo
dejándome en penumbras
Y mis pensamientos vuelan hacia el vacío
A la habitación sumida en tinieblas
A los cortinajes oscuros
A los pasillos infinitos
Por la ventana se ve la noche
fría y quieta
y la luz de la luna
el cristal atraviesa
Baña este cuarto que se sumerge en las sombras
Lo ilumina con el claro de luna
Disco plateado que asoma en los cielos
que contemplas impasible la noche serena y triste
que ves en las almas de los pobres mortales
que riges el nocturno firmamento
mudo observador que sin inmutarse contempla
la cruel tragedia de la muerte inexpugnable
Y vuelvo una y otra vez a esos recuerdos
que han venido de ninguna parte
aquí mirando el fuego que muere
sabiendo que la muerte no es sino la otra orilla
Ahí está, cruzando el puente
Y en aquella habitación
que soy obligado a contemplar por los pensamientos indómitos
la muerte toma forma de plata
descargada sobre el suave antebrazo de marfil
¿Cuánta furia he de seguir presenciando?
¿Cómo he de romper el hechizo que me ata a esta lúgubre visión?
La muerte se lleva la vida
El dolor rojo fluye por la habitación
La luz lunar saca destellos a la daga
a la sangre que mana de la herida abierta
¿Por qué, tragedia ineludible?
¿Por qué, sombras inexorables?
Y la vida se extingue con lentitud
llevándose a cada segundo un suspiro más
que caen como gotas de vida en el charco eterno de la infinitud
La creación se estatiza en aquellos momentos
Las gotas de vida abandonan y caen
caen en el estanque formando círculos que se disipan y se olvidan
se van, se van
estoy angustiado
asfixiado por estas siniestras imágenes
mi corazón tiembla con estos recuerdos
venidos de ninguna parte
Y siento que termina
que concluye
que finaliza
La vida se pierde
lentamente, lentamente
Los últimos latidos resuenan en mis oídos
como bajos inmortales cuyos ecos perdurarán por siempre en las paredes del vacío
Tristeza de muerte siento
Contemplo el final
La extensión imposible de la vida marchita
Y lo veo acabar
implacable
inamovible
definitivo
el gélido silencio
de la muerte helada
Y contemplo por primera vez
el inmenso abismo que hay detrás de esa máscara
Y siento temor
porque más allá oigo los lamentos
Y me llevo conmigo
de vuelta a este fuego que muere
esos llantos tristes
vestigios de mi viaje
que me acompañarán por siempre
Como si fuese el recordatorio
el reloj de la vida zumbando en mis oídos
marchando hacia el último instante
a ese abismo y a esas voces
que jamás caerán en mi olvido
que no podré borrar
que perdurarán siempre
porque ahí están
agitándose como los mares de un acantilado
aguardando, quizás, mi regreso
esperándome, tal vez
queriendo verme con ansiedad
queriendo tenerme
para siempre con ellos
con las voces del abismo
con las voces de la oscuridad...


Poco resta por decir. Hacía bastante tiempo que no escribía poesía (desde noviembre, más o menos), hasta que ayer por la mañana nació espontáneamente. Llevaba algún tiempo pensando en algo específico para Claro de Luna de Beethoven, había imágenes que aparecían como en fotografías... pero ninguna historia. Así que decidí aprovechar la potencia expresiva de las imágenes para la poesía vulgar y tosca que me suele gustar escribir. Ese es el resultado. Si os resulta tétrico, un poco inquietante, si llegáis a pensar que es angustiante... pues vaya que se cumplen los objetivos de transmisión.

Como ya sabéis, la poesía es de libre interpretación (y composición). Empecé queriendo hacer algo en particular y terminó saliendo cualquier cosa. Al corregirla y retocarla se me ocurrió una posible interpretación; si a alguien se le ocurre cuál puede ser y la dice, confirmo la deducción.

Hay un muy pequeño guiño literario hacia el final de la poesía. ¿Os suena de algún sitio?

Para aclararnos... no me gusta Beethoven. No mucho, al menos. El Claro de luna es una de las que puedo soportar de él. A veces se vuelve un poco pesado, aunque reconozco talento en su composición.

Esto entraría dentro de la categoría "escritura aficionada". Por lo tanto, y como ya sabéis, sugerencias, críticas, insultos y demás serán bien recibidos, como siempre.

Sin otro particular,
Au revoir.

¡Elen síla lumen omentielmpo!