jueves, 21 de enero de 2010

Una fiesta muy elemental


Todos los elementos invitados a la fiesta habían acudido: desde el más liviano, el Hidrógeno, hasta uno de los más pesados, el Uranio; elementos célebres como el único metal líquido, el Mercurio, con sus compañeros del mismo estado como el Cesio, Francio, Galio y Bromo; el elemento “probeta”, o primer sintético, el Tecnecio; algunos gases imperceptibles como el Hidrógeno, el Nitrógeno y el Oxígeno, y otros olorosos como el Flúor y el Cloro; el más denso, el Osmio.
Todos lucían muy elegantes, ya que era una buena ocasión para impresionar y así conseguir amistades o parejas.

Los señores como el Flúor y el cloro eran los más activos porque, al contar con 7 electrones en su última capa energética, gozaban de mejores atributos físicos y químicos para llamar la atención y entrar a reaccionar; claro que también hay otros como el cesio, el francio, el rubidio, el potasio y el sodio que
son muy activos y que se dejan conquistar con el primer acercamiento. Sin embargo, como en todas las reuniones, ocurre que se forman grupos aislados, muy apáticos, que no saludan, no le hablan a nadie, no prestan plata, no dan ni la hora; estos son los apodados “Gases nobles” o “inertes” (grupo XVIII de la tabla),
que no se interesan por nadie, puesto que se ufanan de ser autosuficientes por tener todo lo necesario; es decir, se sienten estables energéticamente al tener ocho electrones en su última capa. Son los únicos que desde su nacimiento cumplen con la regla del octeto. Pero… a veces… Al transcurrir la fiesta, se empiezan a notar elementos entusiasmados a reaccionar con otros para unirse o enlazarse, para así formar una familia, que sería una molécula o un agregado atómico. Las uniones se originan como resultado de las interacciones que pueden ser atracciones y repulsiones mutuas entre los electrones. El objetivo del “matrimonio” químico es similar al social; supuestamente se realiza para acompañarse y alcanzar una estructura más estable, o sea, un estado de menor energía. En la búsqueda de la pareja, juega un papel importante la apariencia física, entendida ésta como la parte que el átomo deja ver, es decir, la parte externa… el vestido; pues, en muchos casos, hay atracción y amor a primera vista. El vestido de los átomos son los electrones de valencia o electrones que están en la capa más externa y que van a participar directamente en el enlace.

Aparte de la apariencia física, también cuenta la “personalidad” del elemento. En este caso, la electronegatividad o capacidad que posee un átomo para atraer los electrones del enlace. También se puede decir que, mediante esta propiedad, definimos un elemento como buena, regular o mala “gente”. Porque, si el valor de la electronegatividad es bajo, entonces decimos que el elemento es como una persona positiva que dona sus bienes, o transfiere los electrones en un enlace . Como por ejemplo, los elementos del grupo I y II de la tabla (Alcalinos y Alcalinotérreos): Si la electronegatividad es alta se tiene un elemento negativo que roba o quita electrones del enlace, como los no metálicos. De esta forma, tenemos que el elemento más negativo es el flúor con una electronegatividad de 4.

Al aumentar el calor de la fiesta o su energía, ya se comienza a ver parejas de átomos, las cuales son detectadas por el grupito de gases noble o inertes.
Como éstos no tienen interés en integrarse a la reunión, asumen el papel de mirones, criticones y chismosos. La primera unión o enlace que se ve es la formación de la sal común, donde el cloro, individuo muy hábil, charlatán y negativo, con un bonito traje de 7 electrones, “conquista” al sodio que es
un elemento que queda positivo al entrar en contacto con él ya que le pasa el único electrón de su capa externa para estabilizarse al completar 8 electrones
en el último nivel. Dicha unión se clasifica como enlace iónico o electrovalente; en él existe transferencia de electrones desde un átomo con menor electronegatividad a uno de mayor electronegatividad; el átomo de cloro atrae fuertemente al sodio, formando la sal, y así se forman otras uniones del mismo tipo como: CsF,
NaF, KCl, MgCl2, CaCl2, SrCl2, BaCl2, etc. Como norma general se tiene que el “matrimonio” iónico ocurre cuando los dos átomos “prometidos” tienen una diferencia de electronegatividad mayor a 2.1, ó incluso a 1.7.

Siguiendo los sucesos de la fiesta, se observa que en algunos metales sus átomos se unen entre ellos mismos, formando agregados, en los que cada átomo aporta sus electrones de la capa externa o de valencia formando así iones (+). Dichos electrones actúan también como una nube electrónica que se desplaza por todo el metal para estabilizar el agregado. La nube electrónica permite explicar la alta conductividad eléctrica y calorífica de los metales. Al anterior tipo de unión se le denomina enlace metálico.

Otras parejas que se formaron fueron las de los no metales entre ellos mismos o con otros, por ejemplo O2, N2, CO2, Cl2, H2O. Estos enlaces son parecidos a los matrimonios modernos, donde, por la liberación femenina y la decadencia del machismo, se exige igualdad de condiciones; es por eso que los átomos unidos poseen una electronegatividad semejante, y, por consiguiente, los electrones del enlace van a ser compartidos mutuamente. Este tipo de unión es la covalente, que se puede asociar con una cooperativa donde todos los participantes son favorecidos.

En un matrimonio ideal o perfecto hay comprensión y ayuda, ninguno se recarga o se aventaja; en esta situación habría un enlace covalente no polar. Allí las electronegatividades de los miembros de la pareja son semejantes, por ejemplo en dos elementos iguales como oxígeno con oxígeno. No obstante , en muchos noviazgos y matrimonios, una persona tiende a dominar a la otra, aunque no totalmente; en este caso tendríamos una polarización del mando, por lo que el enlace se llamaría “covalente polar”. En este tipo de enlace un átomo es parcialmente positivo y otro parcialmente negativo, como por ejemplo el
agua , los hidrácidos (HCl, HF, HBR) etc.

Un grupo de elementos se dedicó a tomar licor, acabando con todas las exigencias, por lo que decidieron unirse para conseguir dinero y comprar más trago.
En el grupo de H2SO4, todos dieron su cuota, excepto dos átomos de oxígeno que se hicieron los locos y no colaboraron. Sólo estaban de zánganos que vieron la forma de aprovecharse de los demás. Éste es el caso del enlace covalente coordinado o dativo, donde uno o más átomos comparten sus electrones, pero hay otro(s) que no aportan, sólo están de cuerpo presente para beneficiarse y también para dar estabilidad a la molécula.

La fiesta termina y salen felices con sus conquistas y enlaces; mientras que otros esperarán, ansiosamente, para tener otra oportunidad, con mejor suerte, y poder interactuar o reaccionar y así dejar la soledad.


Leído hace un montón de tiempo (dos años, según recuerdo) en clase de Química. Cuando lo leí pensé: "¡Maravilloso!"; claro, además de reírme un buen rato. Hace unos días que lo estoy buscando por la red, y al fin mi busca ha sido recompensada. Me he vuelto a reír y he pensado: "¿Por qué no...?". Después de todo, la pedagogía del humor es lo más eficaz para aprender y, como ya decimos por estos lares, lo importante es siempre buscar alternativas para lograr el objetivo deseado. Lo mismo ocurre en la educación. Hay muchas rutas, algunas incluso ocultas a nuestras miradas, que debemos saber encontrar con la ayuda de un pensamiento juicioso y reflexivo. La tarea de un buen docente es saber hallar estos métodos alternativos, estas posibilidades de aprendizaje, estos senderos nunca antes transitados, con el fin de mejorar la calidad de la enseñanza y, porqué no, hacer del aprendizaje algo divertido, práctico, didáctico, útil y muy entretenido. Siempre me pregunto porqué es que todo tiene que ser tan gris y serio, cuando al hacerlo con un poco de color se disfruta más, se aprende más, y se llega a más enriquecimientos. Lo anterior es una muestra de como, con esmero y con creatividad, se puede conseguir un material de calidad, que enseña lo mismo que un mamotreto de química, pero que, a diferencia de este, lo hace con un poco de humor. Claro, se podría decir que este texto sería una buena ayuda para terminar una serie de clases de enlaces químicos, como una forma de sentar lo que se ha aprendido. Cabe destacar, además, que lo más curioso es que, después de un tiempo, y después de haber leído el texto, muchos recuerdan aún esas clases y aplican su contenido. Cuando, por ejemplo, en otros temarios de la asignatura están casi en blanco. Esto nos demuestra, claro, que sirve como una forma de internalizar conceptos, hacer propias estas cosas que, a primera vista, parecen abstractas y muy poco prácticas en la vida cotidiana.
Esta entrada, entre otras cosas, abre una nueva sección: química. Como se habrán dado cuenta, no suelo tener un orden regular de secciones, así que dudo mucho que esta sea la excepción. Pero ustedes quédense tranquilos, poco a poco se irán entregando pequeños materiales, nada del otro mundo, pero que serán disparadores de pensamientos y reflexiones (o al menos eso espero).

Nuestro grito de guerra, al estudiar los fascinantes mundos de la química...

«¡Química a la carga!».


¡Elen sila lumenn omentielmpo!


[Nota: Si a alguien se le ocurre un grito de guerra más original (se podría decir que este que he dejado yo es un paralelismo con el grito de Matemáticas) por favor, deje sus sugerencias, serán tenidas en cuenta para evitar caer en la reiteración, reiteración, reiteración, reiteración].

21 comentarios:

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

¡Qué bueno! La verdad, quien escribió todo eso tuvo que estar un buen rato dándole al coco.

Menos mal que, aunque soy de letras, aún me acuerdo algo de las clases de química, con todo esto de la formulación (creo recordar que era de las partes que más me gustaban).

Y estoy de acuerdo al 100% de que este tipo de originalidades ayudan, simplemente leyéndolas al final de enseñar el tema, a asentar los conocimientos. Efectivamente.

Nel Morán dijo...

Muchas veces influye la manera en que un enseñante muestra los conocimientos. La forma en que tenemos de presentarlos tiene una importancia fundamental. Me encontré con muchos alumnos que descubrían mi asignatura despues de darla algún año que otro. Los maestros nos debemos de dar en cuerpo y alma a esa lucha del saber.

Anónimo dijo...

que divertido y ameno es. Una manera diferente de enseñar una asignatura.

He rememorado mis antiguas lecciones de la asignatura, mi preferida.
Lo que siento es que mi profesora de química de COU no lo hubiera leído, porque habría mejorado mucho como profesora. Con sólo decirte que dio más de medio temario por sabido y paso de explicarlo, eso sí, entraba en el examen... Eso sí, de los temas que se digno a explicar más nos habría valido que no lo hiciera. Un horror como profesora.

Nicolás dijo...

Fantasmas, Jengibre, Adivín: bienvenidos nuevamente.

Fantasmas: ¡Me alegra mucho que te haya gustado! Sinceramente, concuerdo contigo en que el que lo hizo debía tener mucha creatividad para lograrlo. Eso sí, cuando yo lo encontré tenía un montón de faltas gramaticales (y creo que aún las tiene) porque no se entendía absolutamente nada. En efecto, Fantasmas, en efecto. Esto podría ayudar a que muchos recuerden todo lo que se ha visto, y ameniza mucho los contenidos que suelen hacerse pesados.

Adivín: Un placer verte por estos lares. ¿Un maestro entre las filas del salón? Hombre, mucha suerte en una labor tan importante e imprecindible. Concuerdo plenamente con lo que dices. Mi caso particular lo demuestra: Durante toda la primaria odié ("odié" con mayúsculas) Matemáticas, porque las maestras no la sabían enseñar. Por suerte, aprendí a quererlas gracias a una forma nueva de visualizarlas. Así que, por esa causas, concuerdo plenamente contigo. La labor del buen educador tiene que ser aportar conocimientos de una forma didáctica, clara, precisa e incentivar en todo momento a generar un pensamiento juicioso y crítico. Así que... ¡ánimos en lo de la docencia!

Jengibre: Me alegra saber que te ha parecido divertido y ameno. Como tú bien dices: Una forma distinta de enseñar... y hay que aprender que las cosas distintas, por más que sean diferentes, son tan buenas, o incluso mejores, que los métodos convencionales de enseñanza. ¡Esa profesora era un desastre! Pero, si es que eso raya el límite del absurdo:
"-Buenos días, clase. He estado revisando el programa de la asignatura de este curso y he visto que la mitad de los temas ya están más que vistos por esta clase, así que pasaremos a lo siguiente. -Dos semanas después-: Atención, clase. Se acerca el primer examen. Los temas que comprenderá son los que dije que ya estaban sabidos y los que les he explicado pésimamente en todo este tiemp".
Claro, porque es perfectamente lógico, causal, consecutivo y normal que se vuelvan a tomar en una evaluación los temas que, en la retorcida mente del educador, ya están aprendidos y más que sabidos en la clase. Me atemoriza mucho que haya gente así dando clases en los colegios, en serio. Por otra parte, la Química, bien vista, puede ser un universo fascinante y llenos de nuevos horizontes.

Eso de estar examinando los contenidos que ya están más que sabidos, ahora que lo vuelvo a pensar, no es tan ilógico... bueno, ilógico es, pero no es tan fuera de lo común como creía. Basta ver el sistema educativo argentino, las reformas que le está haciendo el "maravillos" "Ministro" de Educación Nacional, y "nuestra querida, adorada e idolatrada Cristina Fernández -Kichner". Madre mía, me da como cosa pronunciar ese nombre. En fin, creo que próximamente habrá un post analizando la educación en el continente Latinoamericano, y las nuevas reformas que se están llevando a cabo.

Anónimo dijo...

Sí, la química es fascinante...

Te explico, no es que los temas fueran de cursos pasados, no. Eran del temario de ese curso, además entraban en el examen de selectividad (prueba de acceso a la universidad). Así que eran temas importantes todos... Pero no solo eso. A mí se suspendió en junio, porque como de todas maneras había suspendido matemáticas y física no podía hacer la selectividad en junio. Pero cuando le pedí una revisión de examen se negó. Y todo porque fui crítica con su manera de "enseñar". Por cierto, en el examen de septiembre aprobé con un 7 y eso que no repasé esa materia en todo el verano, me dediqué a mates y física (que también aprové). Y una de las mejores notas de toda la selectividad fue la de química... ¿tú lo entiendes?

Nicolás dijo...

Lo que puedo entender es que casi nadie se toma en serio su trabajo.

1. En primer lugar, considero una falta de respeto inmensa que esa profesora no haya querido revisarte el examen para aprender de tus errores. Primero porque como docente es su labor. Segundo porque nunca hay que dejar que las impresiones y valoraciones personales de los profesores para con sus alumnos alteren en modo alguno el trato hacia los mismos. Eso es falta de profesionalismo y seriedad. Y en tercer lugar, lo considero una actitud de plena y pura injusticia, así como de intolerancia y mucha parcialidad. Porque ¿si a ti no te parece bien su modo de dar clases, lo que, por otro lado y a base de lo que cuentas, es perfectamente razonable, qué derecho tiene ella a poner eso como excusa para no revisarte la evaluación? Es decir, es tu opinión y sólo por eso ella se va a negar. Esto me recuerda a una anécdota escolar que, si no me olvido, algún día les contaré.

2. Oh. Dios. Mío. Esa mujer tenía un serio problema porque ¿de dónde diandres saca que ustedes ya sabían esos contenidos, si estos eran pertenencientes al programa de ese curso y no los habían tocado? Más aún, si es el año para la preparación de la selectividad, la profesora debía haber hecho inca pie en enseñar lo máximo y mejor posible. No sé a qué pueda deberse, o a qué situación extraordinaria pueda ir ligada este hecho, pero lo cierto es que eso es muy irresponsable y nada provechoso.

3. Sobre los resultados de tu selectividad... la verdad es que he quedado mudo. Quizá en el mundo docente, haya algunas reglas internas, o predomine una lógica implícita que los haga actuar así (a algunos, no a todos) pero la verdad es que no sé qué pensar.

Por otro lado, los resultados de mis último exámenes han sido bastante confusos. Para el examen que iba más preparado he obtenido una nota media (8), y para el que iba menos preparado, he obtenido mejor calificación (9). A pesar de ello, yo tengo una teoría que explica estos fenómenos, a veces tremendamente complicados, y es que las calificaciones no dicen casi nada. A ver, los criterios de evaluación de los profesores varían de acuerdo a los objetivos que ellos persiguen, su personalidad, etc. Esto no debería ser así, pero lamentablemente ocurre. Creo que hay una gran brecha en todo esto, y es que la forma convencional de calificación no delimita en realidad cuánto sabe alguien de un determinado tema. Es, más bien, una forma de organizarnos para poder llevar mejor las cifras, pero no dicen mucho del alumno en cuestión. Conozco gente que estudia dos horas antes del examen, y se saca excelentes calificaciones. Dos horas después del examen, sabe tan poco como antes. Por el contrario, he visto a gente que se quema las pestañas estudiando durante todo el curso, y luego consigue una baja calificación; pero que, a pesar de ello, siempre recordará y tendrá presente lo que ha aprendido. Por eso, la verdad es que el sistema decimal de calificaciones no es ni muy exhaustivo, ni muy riguroso. Optaría por un sistema de evaluación constante y continuo, que vaya viendo los progresos diarios del estudiante y que apunte a la creación de una costumbre estudiosa, es decir, estudiar siempre, por más que al otro día no haya ningún examen. Es así como se va formando un estudio constante y aplicado que, al contrario del otro sistema, no perderá fuerza al correr el tiempo, y que conseguirá mejores resultados. Pero bueno, estas son hipótesis, y, hasta que se experimente y se lleguen a algunas conclusiones, seguirán siendo eso.

Anónimo dijo...

Nicolas, no quiso revisarme el examen porque si lo hacía tendría que aprovarme. Porque era imposible que ese examen estuviera suspendido. No había suspendido ningún examen de las anteriores evaluaciones, y ¿voy a suspender el de la última evaluación?
Y venía muy preparada del curso anterior que tuve una profesora excelente. Además la química se me daba genial. Sencillamente me suspendió por protestar y quejarme de ella, así de sencillo.

Ese fue el único examen de química que he suspendido, porque en mis dos cursos de la facultad de Químicas, las asignaturas de química las tengo aprobadas lástima que las matemáticas me complicaran la vida...

Pero bueno, de esto hace más de 20 años...

Nicolás dijo...

Fe de erratas. Perdona la confusión, es que de verdad había creído que la profesora podía tener una pizca de humanidad.

Me pasma ver todas estas cosas, porque sinceramente no me entra en la cabeza que haya tanta injusticia. Bueno, la verdad es que debería estar curado de espanto, porque hay una maestra (jefa de Cátedra de Ciencias Naturales) que está queriendo hacer que deje de estudiar esa especialidad del Ciclo de Especialización sólo por mi problema visual, y poniendo como excusa el hecho de que hay que ver correctamente para poder estudiar ciencias. De hecho, en febrero no podré hacer el examen correspondiente a su asignatura porque ella quiere que la Directora del colegio (vaya a saber qué tiene que ver con todo esto) le tiene que dar el modo en que tiene que tomarme el examen por libre (su materia es Ecología Práctica). El problema radica en que ella bien pudo haber dicho eso a mediados del años pasado, y, de ese modo, yo habría ideado un modo de adaptación del examen, pero se le ocurrió soltarlo el veintinueve de diciembre, último día hábil de escuela.
Creo que la teoría de Rosseau era la correcta, y el aprendizaje no se debería hacer en un medio hostil como lo es la escuela, sino de forma libre y natural, sin acondicionadores sociales ni "opiniones" personales que impidan el crecimiento en el camino del saber.

Fiaris dijo...

vengo desde el blog de R.C. me gustó tu blog te sigo,saludos

Nicolás dijo...

¡Bienvenida al salón, fiaris alfabeta!

Me alegra mucho que el blog haya sido de tu agrado y que te hayas hecho seguidora. Como siempre decimos por aquí (por algo es el lema de la casa) siempre estamos abiertos a nuevos puntos de vista, nuevas interpretaciones, nuevas experiencias que compartir, y lograr un enriquecimiento mutuo a través del diálogo y la mayeútica socrática.
Lo dicho: Bienvenida al salón. Siéntete como en tu casa y espero que puedas volver a pasarte por aquí para dejar nuevas intervenciones, las cuales son muy valoradas por todo lo que llegan a aportar.

Un cordial saludo.

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

¡Qué fuerte qué fuerte qué fuerte! Manda narices qué cara tu profesora, Jengibre. Porque habías suspendido las otras dos, que sino era para ir a dirección a quejarte en serio y reclamar formalmente. Y ya no porque en realidad aprobaras o suspendieras, que también, sino por el mero hecho de no enseñarte el examen. Porque eso revela, además de su poco sentido de la decencia, su escasa vocación de profesora y su rencor.


Y bueno, Nicolás, tu profesora tampoco se queda corta. Luego a mucha gente se le llena la boca hablando de integración y esas cosas, para que acabe pasando esto. Hace falta ser corta de miras para no esforzarse en que un alumno que muestra el interés que muestras tú, que pocos son, tenga todas las facilidades para aprender. Hay veces que no entiendo a los profesores.

Nicolás dijo...

Fantasmas, perdona la tardanza.

Sabes, creo que estoy plenamente de acuerdo contigo. Lo que ocurre es que cada vez hay menos interés en enseñar verdaderamente, y es un círculo vicioso que se transmite también a los jóvenes. Y no me hagas hablar de esa profesora... ¿Recuerdas "El misterio del laboratorio"? (Alerta de Scoilers): Bueno... decidí que debía poner un guiño a la vida real, y como la maestra estaba siendo demasiado, demasiado desinteresada y descortés, puse a un personaje femenino (Daphne Windar, profesora de Zoología) como la víctima, en referencia a esa maestra. Vale, esta querida señora que se alza con el título de profesora no enseña Zoología, pero con las Ciencias Naturales está relacionado. (Fin del Scoiler).

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

Como se suele decir, a esa le tocó el título en una tómbola xD.

Al final los cuentos, las historias, todo lo que requiere la imaginación, lleva un componente muy fuerte autobiográfico. Supongo que también es lo que hace que no haya dos artistas o literatos iguales.

Y bueno, por lo de la tardanza, no te preocupes. Creo que ninguno tenemos tanto tiempo libre como nos gustaría xD

Unknown dijo...

Alguien sabe quién es el autor de esta lectura?

Nicolás dijo...

Hola, lina Rodriguez.
Yo leí ese texto cuando estudiaba Química del secundario y estaba en un libro de Química (Química Polimodal de Mautino, creo recordar). Años después lo encontré por la red y lo colgué aquí, pero nunca supe quién lo escribió (o quizás lo supe y ahora no recuerdo haberlo sabido, que todo puede ser). Creo que es algo así como de dominio público, así que no hay problemas en usarlo con fines interactivos. Si averiguo algo más, te lo aviso por aquí.
¡Gracias por pasarte por El salón!

Camila dijo...

Me interesa conocer sobre distintas cuestiones y soy de aprender mucho y para eso busco en internet lo que necesito. Ahora quisiera poder aprender acerca de la electronegatividad que es algo que siempre me ha gustado

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nicolás dijo...

Los elementos del grupo VI A son llamados anfígenos. Como sabemos, los grupos A se comportan como clases de equivalencia. Los elementos de cada grupo cumplen que tienen n electrones en la capa de valencia (con n entre 1 y 8).
Por la regla del octeto, sabemos que los elementos forman enlaces buscando estabilizarse de alguna forma. Tenemos entonces Grupo Ii A y grupo VI A. Los del primer grupo son los alcalinoterreos, los del segundo los anfígenos. Podemos pensar por representantes de estas clases al oxígeno y al magnesio. Los alcalinotérreos buscarán perder dos electrones para estabilizarse, mientras que los del grupo VI A buscarán ganar esos dos electrones para completar el coteto.
En el caso del óxido y el magnesio se formará óxido de magnesio. Un enlace iónico. También se formarán monosulfatos y otras cositas más delicadas.
Los compuestos que se forman con los anfígenos se llaman calcogenuros, y hay varios tipos. Uno de esos tipos tiene que ver con los alcalinotérreos.
Espero haberte tirado alguna punta. Gracias por pasar!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Polfabor nesecito 10 preguntas de una fiesta muy elemental