domingo, 31 de julio de 2011

La vuelta a la normalidad después de la crisi



Supongo que esto debía ser dicho en algún sitio, al menos como para darle un cierre al capítulo anterior de la aventura de preinscripción y demostrar que los finales tranquilos sí existen (todavía no sé mucho de los finales felices).

Después de mucho revolver cosas, se ha dado con el certificado de discapacidad (ese que os comentaba en la entrada anterior), y he ahí el numerito de CUIL. En otras palabras, ingresando ese dato en la página de ANSES debería estar todo terminado. Falta ayuda con el cabcha visual (lo que ya es para meterles una demanda a los del Gobierno), pero eso puede ser solventado en un momento.

Quiero hacer notar mi preocupación por el hecho de... cómo decirlo... no encontrar por ningún lado el término DNI (Documento Nacional de Identidad). Sólo está Documento Único (salvo que esto sea lo mismo que el DNI), Libreta de Enrrolamiento y Libreta Cívica. Como quizás algunos sepan, a los dieciseis no renové el DNI, principalmente por una cuestión ideológica, y ahora tengo mucho más miedo de renovarlo.

Pues veréis... Después de que Fernández de Kirchner introdujo el cambio de DNI, a mí me da un poco de miedito el hecho de tener que zometerme a su fuerza maquiabélica. Según entiendo, el nuevo documento proviene directamente de esta asociación de naciones unidas del sur. Y vamos... En un lugar en donde esté el presidente de Venezuela y la presidente de Argentina, no puede haber nada bueno.

Por eso tengo otra idea en mente. He pensado destruir todo lo que Nicolás ha sido hasta ahora para el Estado en general. Dicho de otra forma, desaparecer del mundo, hacer como si no existiera, poniéndome una identidad falsa y dedicándome a combatir el crimen desde las sombras. Quién era caerá en el olvido, y quién seré no será jamás sabido.

Seré sólo un espectro que no se ve en ningún sitio. Estaré ahí, de todas formas, luchando contra el crimen, resolviendo misterios intrincados. Seré una especie de Batman, pero sin dinero y sin artilugios y sin ayudantes. Mi persecusión será la silenciosa, desde un escritorio, y la cacería concluirá cuando el mundillo del crimen entienda que hay un cazador dispuesto a encontrarlos y develar sus maquinarias.

Pienso que cualquiera que llegue a este blog y se encuentre con estas cosas pensará de mí que estoy muy mal. Pero bueno, las cosas de la vida. Os mantendré informados de los trámites de preinscripción y de lo demás.

Así concluye el vertiginoso mes de julio para un servidor y para el salón del estudio.

viernes, 29 de julio de 2011

Burocracia



Estoy cabreado, muy cabreado. Imaginad cómo va a salir este post.

1. Quizás algunos sepan (los que no, ahora se están enterando así que ya lo sabemos todos) que estoy iniciando el trámite de preinscripción a FaMAF para comenzar el cursillo de ingreso y ver qué termino haciendo de mi vida (aparte de resolver crímenes y pensar, quiero decir).
2. El trámite sería bastante sencillo... aunque yo la verdad es que lo veo muy complejo. Hay que presentar un formulario que está ahí en la página, el cual ya he completado y que parece ser invisible (empezamos bien). Hay que llevar fotocopia de las dos primeras páginas del DNI y el número de CUIL.
3. Las dos primeras son salvables, sacar una fotocopia y pedirle a alguien que me imprima esa formulario que en teoría está ahí y que el lector no puede registrar son cosas muy sencillas.
4. El problema es el número de CUIL. A saber para qué diantres quieren un número de CUIL. Porque el número de CUIL es de la seguridad social, exclusivamente para los trabajadores, y como yo no quiero trabajar, sólo estudiar tranquilo y ver la forma de demostrar que el ser humano es tonto por naturaleza... en fin. Que ese numerito (esto me daría pie a contar un chiste sobre números, pero no estoy de humor) es muy importante para el resto de tu vida, porque con él te acreditan todos los trabajos que harás para el Gobierno y de este modo alcanzarás una jubilación miserable que te hará dar gracias al boludo de turno mientras el resto de la humanidad te desplaza a un lado y espera con ansiedad tu muerte para vivir en un mundo de juventud y belleza (muchísimas gracias, monsieur Nietzche, recuérdeme enviarle flores).
5. En algún lado lo he dicho ya... A los catorce años, como para que me dejaran rendir libre en el colegio (esa es otra, ¿por qué cojones el sistema educativo no es capaz de ser flexible para estudiantes que prefieren no moldear sus mentes a la masa, despertarse tarde y estudiar todos los contenidos de un temario del cual en las aulas pueden llegar a ver menos de la tercera parte?) tuve que sacar ese dichoso numerito de CUIL para hacer un certificado de discapacidad, certificado que se renueva cada tres o cuatro años (¡como los políticos!). En efecto, uno tiene que ir a un hospital grande a corroborar que sigues siendo ciego (¡hurra!).
6. Esto tendría que dejarme más tranquilo, ¿no? Porque esto quiere decir que ya tengo el número de CUIL, ¿no? En efecto, queridos míos, no tengo el número de CUIL porque el número de CUIL lo tenían mis padres, y entre una cosa y otra (pasaron como tres años, señora) se ha terminado perdiendo en vayaunoasaberdónde. ¿Conclusión? A sacar el número de CUIL.
7. Entro a la página oficial del ANSES, intento encontrar cómo obtener el dichoso CUIL. Voy a Obtener constancia de CUIL y ahí me dicen que inserte el bienaventurado (me estoy conteniendo mucho para no soltar una palabrota por aquí) numerito junto con un cabcha visual. Qué gracia que me hacen estas cosas. "Pero... ¿cómo diantres introduzco yo el número de CUIL? ¡Yo quiero que me dén el número de CUIL!".
8. Me voy al preguntas frecuentes, ¿Cómo obtener mi número de CUIL? Dice que hay varias formas y que todas son igualmente válidas, pero luego sólo describe una. Es yendo al ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) y presentar un montón de papelitos. Dice que no es un trámite exclusivamente personal (por cierto, se les agradecería mucho a los personajes que trabajan allí que tuvieran el decoro de escribir como corresponde, y si ya perdieron incluso el sentido común podrían hacerlo sólo por pura vergüenza), y yo alusino. Porque si uno es menor de edad... (atención) tiene que ir el padre o tutor a completar el trámite. Dice además que el CUIL es único ("¿No, en serio?") y que no puedes tramitar otro teniendo ya uno porque eso les rompería grandemente las estructuras al Gobierno. Desesperado, busco la sección oficinas, para ver el número de teléfono de esta porquería de establecimiento y oh sorpresa. Damas, caballeros...
9. ... En efecto, podemos encontrar todas las oficinas de ANSES en todo lo largo y ancho del territorio argentino, así como sus respectivas locaciones geográficas y horarios de atención al burro (perdón, al cliente), pero por las barbas de la ballena que no van a salir los teléfonos, aunque sea para preguntar qué debería hacer en caso de haber extraviado un CUIL y ser menor de edad.

Recapitulando. ANSES tiene un sitio web para hacer más fácil la vida a los trabajadores, a los desempleados, a los jubilados, a los pensionados, a los futuros jubilados o pensionados, y en general a todo el mundo... pero lo que yo veo es sencillamente que te facilitan la información para que sepas qué debes ir a hacer en algún edificio del ANSES. No lo termino de ver claro, de verdad.

Y ya están a punto de cerrar, si lo que dice la página es cierto, por lo que aún llamando al servicio de guía por teléfono me atenderán como el ácido ortofosfórico. Mañana no atienden. Por lo que el lunes tendré que llamar e ir.

Yo de verdad no lo entiendo. Tienen absolutamente todo lo necesario para hacernos las cosas más fáciles, pero no son capaces de dejar un tonto número de teléfono ni de facilitar la forma de que un noble ciudadano obtenga un número de CUIL. No tiendo a aborrecer a la raza humana, pero creo de verdad que la burocracia es algo que sólo podía haber sido creada por los seres humanos. Espero que el trámite no demore más tiempo; la inscripción en la universidad, que es lo más urgente, termina el viernes próximo, así que os mantendré informados.

P.S. Hablaría del material de estudio del cursillo de ingreso, pero lo cierto es que no tiene sentido y podría traerme más penas que glorias.

martes, 26 de julio de 2011

Fragmento




Cuando le propusieron a Johan Sebastian Mastropiero que compusiera la música para una opereta sobre la huída de los aristócratas rusos en la revolución de mil novescientos diecisiete, Johan Sebastian pidió consejo a su venerado maestro, el profesor Wolfgang Gangwolf. Este le dijo: "Muchacho, se han compuesto hermosas partituras para operetas; aún en un género menor como la opereta, se puede notar la calidad de un compositor, te aconsejo que rechaces el ofrecimiento. Más aún, no debes aceptar si es que todavía te queda un poco de amor propio". "Si es así", respondió Mastropiero, "puedo aceptar perfectamente". Por otra parte, el padre de Mastropiero, que se oponía a la carrera artística de Johan Sebastian, por la misma época le envió una carta en la que le decía: "Hijo mío, te pido que abandones la música. Es posible que sean mis prejuicios los que me impiden ver, pero por desgracia no me impiden oír". En este punto Johan Sebastian se vio obligado a optar entre su familia y la música y eligió la música, para desgracia de ambas. Terminó de componer la opereta y para evitar más conflictos con su familia se dispuso a firmarla con un seudónimo: Johan Severo Mastropiano. Enterado el padre, le mandó otra carta en la que le decía: "Hijo mío, si usas ese seudónimo todos sabrán, no sólo que soy el padre del compositor, sino también que soy el padre de un imbécil". Johan Sebastian reconoció que esta vez su padre tenía razón y se cambió el seudónimo: firmó la opereta como Klaus Müller. Esto solucionó los problemas con su familia, pero le acarreó demandas penales de treinta y siete familias de apellido Müller.


Y esta es la introducción (cito textualmente) al cuadro primero del segundo acto de la opereta que compuso Johan Sebastian Mastropiero titulada "El zar y un puñado de aristócratas rusos huyen de la persecusión de los revolucionarios en un precario trineo, desafiando el viento, la nieve y el asecho de los lobos". Cuyo resumen del argumento es este: "Adiós, mi estepa".

Por favor, que alguien les dé ya un premio.





¡Viva Johan Sebastian Mastropiero!


lunes, 25 de julio de 2011

Recuerdos



Tomó entre sus manos la gastada pipa de arcilla negra que lo había acompañado durante muchos años y la llenó. Era cierto, se ponía cada día más viejo y los achaques le impedían fumar como antes; pero ¿qué haría si no? Sus cansados ojos grises miraron hacia el fuego de la chimenea mientras fuera, en el resto del mundo, las pesadas gotas de lluvia caían en la fría y ventosa noche de la campiña.
El sonido que producía la combinación entre el chisporroteo del fuego, la lluvia al caer en el tejado y el sonido del viento golpeando los árboles tenía un efecto catártico en su alma. Comenzó a recordar todos los momentos de su vida. Sin pretenderlo, miró hacia atrás y sólo le dolía una cosa.
Por su arrugada faz resbaló una lágrima que le fastidió sobre manera. Luego soltó una pequeña risa. Se había pasado tantos años intentando no sentir absolutamente nada, y sabía muy dentro de sí que nunca lo había conseguido. Apretó una mano para reprenderse por pensar en aquellas cosas, pero el sentimiento de vacío volvió a invadirlo sin que él lo deseara.
Había sido una buena vida, no habría podido ser mejor, pero en ese momento sólo algo estaba mmal. Él ya no estaba, hacía mucho tiempo que no estaba. No recordaba bien cuánto exactamente (la memoria le había empezado a fallar), pero sabía a ciencia cierta que habían sido muchos más años de los que deberían haber sido.
Quiso creer que seguían siendo los mejores amigos en el departamento de Backer Street. Quiso creer que de un momento a otro llegaría Lestrade o Jones o Greckson y tendrían que salir a patearse los adoquines. Quiso creer que no estaba solo en un universo tan basto. Pero su imaginación no lo pudo arrastrar hasta eso, y volvió a llorar.
Quiso mirar a las estrellas para ver si encontraba rastro de él en algún sitio. Pero el cielo de la noche estaba nublado. Dentro de sí oyó una voz, semejante a la suya, una voz curiosa que preguntó: "¿Qué le ocurre, Holmes?".
Elevó las comisuras de los labios como esbozando una pequeña sonrisa. "Es trivial, mi querido amigo", respondió al aire, "me he quedado solo y le echo de menos". Después de unos momentos inquirió: "¿Está usted bien?". Nadie respondió. Fue entonces cuando asintió tenuemente y dijo: "¿Sabe qué, mi querido Watson? Tenía razón, no debí haberme inyectado esa solución al siete por ciento, ¡mire los efectos!".
Se golpeó la cara con las manos y se quitó las abejas de la cabeza. Apagó el fuego y se incorporó, encaminándose a su habitación.
Sin saber el porqué (algo que ocurría muy pocas veces en su vida), apoyó la cabeza en la almohada y se durmió profundamente, como hacía mucho que no dormía. Se perdió su consciencia en la inmensidad del inconciente, dejándose llevar de paseo por los arcanos misterios del sueño...

Fin.


Sir Nícolas Vásquez de Aragón

Después de mucho tiempo sin publicar, creo que va siendo hora de retomar esta antigua costumbre en el salón del estudio. Supongo que esto ha salido en el momento, creo que debía escribirlo por alguna razón. Y sí, lo sé, sé que dije que nunca más incursionaría en el fic, pero bien llevado no resulta ni agobiante al escribirlo.

Por si alguno de los lectores habituales de esta bitácora no se ha enterado (y de paso para hacerle publicidad, qué tanto), en Los cuentos del hada Jengibre se ha publicado un cuento de manofactura propia y dedicado especialmente a nuestra querida Jengibre, amiga y colaboradora de este modesto proyecto. Es uno de los primeros policiales que me animo a publicar tras largos meses sin hacerlo, así que me ha parecido conveniente dárselo en "madrinazgo" (hem... ¿eso es posible?) a la inspiradora del mismo, una investigadora excepcional y una narradora fantástica.

Y como siempre, lo que quieran decir del relato, será siempre bienvenido y tomado en cuenta para seguir mejorando de a poco.

¡Elen síla lumenn omentielvo!


domingo, 24 de julio de 2011

Las confesiones - X 27 38




"Tarde te amé, hermosura tan antigua, y tan nueva, tarde te amé.
Y he aquí que tú estabas dentro de mí, y yo fuera,
y fuera te buscaba yo, y me arrojaba sobre esas hermosuras que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Me mantenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Llamaste y gritaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y ahuyentaste mi ceguera;
exhalaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti;
te gusté y tengo hambre y sed de ti;
me tocaste y me abrasé en tu paz".


San Agustín, Las confesiones, capítulo X, número treinta y ocho.

Nunca he dejado algún material por aquí sin hacer, aunque más no haya sido, un pequeño comentario sobre el mismo, pero en esta ocasión me veo sinceramente incapaz para decir algo más de lo que ya se ha dicho. Sencillamente, lo he leído y supe que debía dejarlo por aquí (desconozco el porqué). Que lo disfrutéis.

jueves, 21 de julio de 2011

La historia de la miel



Damas, caballeros, ateneos a las consecuencias de leer este post. Todo es bajo vuestra propia responsabilidad si os da por comenzar a experimentar y luego el resultado es... por así decirlo y para que nadie se asuste... fatal.

Lunes por la mañana. Acababa de rendir Psicología y traía un hambre que me consumía las entrañas (¿os he dicho alguna vez que cuando tengo que rendir no puedo tragar nada y tengo que ir en ayunas a examinarme?). Dicho y hecho, voy a la cantina del colegio (me gusta mucho la comida chatarra, no puedo evitarlo, ¿vale?) y ahí me pongo a consultar qué tienen a tan temprana hora de la mañana y encima en vacaciones.

En efecto, oh mis queridos lectores, es demasiado temprano como para hacer papas fritas o una hamburguesa o un panchito (perrito caliente). No me veo en condiciones de comer un sandwich de jamón hecho con pan francés, así que me decido por un sandwich de miga. ¿Alguna vez he dicho en forma pública que, salvo el helado, el chocolate y el yogurt, no puedo consumir lácteos como el queso o la mantequilla? ¿No? Qué curioso...

Tenemos que lo único que puedo comer es un sandwich de miga con jamón. Pregunto si hay huevo, es evidente que no tienen huevo. Pregunto si tienen aceitunas (a estas alturas no me interesa que sean negras o verdes), por los cojones van a tener aceitunas (según ellos, no han ido aún de compras... ¿y qué pasa conmigo y mi hambre?). Ya ni pregunto por algo de tomate redondo (no me agrada el perita) o de lechuga fresca y reseca (muy húmeda es desagradable al paladar). En fin, que comer jamón y miga no es lo que se dice un desayuno nutritivo. Claro que beberse una Pepsi junto con ello tampoco lo es, pero ahora no viene a cuento.

Hora de sacar al científico que traigo dentro.

—¿Tenés miel? —pregunto.
El que me está atendiendo (soy el único cliente) aluscina.
—¿Es en serio? —pregunta.
Suelto un bufido.
—¿Tenés salsa de tomate?
—Sí...
—Sandwich de miga, jamón, miel y ketchup, entonces.
—¿Es de verdad?
Pobre hombre, parece que le está dando un paro cardíaco del sólo pensar que existe un ser humano como yo en la faz de la tierra. Me pregunto si yo hoy me he peinado o tengo algo en el rostro, o si siquiera pertenezco al género humano, porque es que la incredulidad de este sujeto me está haciendo dudar.
El hombre mira a mi madre esperando confirmación, o quizás esperanzado de que todo sea una mala broma pesada. Mi madre (es mi madre... ella está acostumbrada a todo esto, lo podéis creer), pobrecilla ella, recordando todas las cosas que me ha visto hacer, afirma con la cabeza y confirma la versión de los hechos.
—¿Lo querés tostado? —me pregunta con una mueca como de naturalidad.
Aquello no es nada extraño, aquello no es nada surrealista.
—No, muchas gracias, hoy no.
El hombre parece reaccionar ante la palabra "hoy". Se da cuenta de que sigue viviendo en el planeta tierra.
—¿Usted qué desea? —le pregunta a mi madre, temiendo que si yo he pedido miel ella le pida un panal.
La cara del tipo debió haber sido de película, en plan "Por Dios, que sea normal, que sea normal queseanormalqueseanormalqueseanormal".
—Una lágrima.

Para que os quedéis tranquilos, una lágrima es la inversa del café con leche (vendría a ser mucha leche con un poquitín de café). El día martes lo pedí sin salsa de tomate y con dulce de leche, y ahí sí pedí que fuera tostado... Pero el punto, que si lo he vuelto a pedir es porque de verdad es sabroso y exquisito al paladar. Y tened en cuenta que soy algo maniático y quisquilloso en tema comida (ya habéis contemplado parte de mis gustos culinarios más arriba), por lo que no soy capaz de comer cualquier cosa. Eso sí, si lo queréis intentar... lo hacéis bajo vuestra propia responsabilidad y yo no me hago responsable de daños y perjuicios. No obstante, si os hacéis millonarios vendiendo la idea al McDonalds... ejém... quiero la mitad o tres cuartas partes de lo que os paguen.

Ay que ver... ay que ver... Años estudiando duro para poder decir que he hecho algo, cuando lo más genial que he inventado nunca lo hice juntando dos trozos de pan con jamón y miel. El premio, por favor.

¿Eh? ¿Y esto a qué coño viene?

Ayer lo pedí igual que el martes, y esta mañana ya le pude pedir lechuga con algo de salsa de tomate. Pero a lo que voy es que ya terminé los exámenes, ya soy un hombre libre (o algo como un hombre) y tengo mucho sueño acumulado. La muestra de mi retorno es que he sido capaz de escribir semejante tontería (si bien es verídica), y la muestra de que cada vez estoy peor es la de poder rozar con mi mente la idea de un sandwich de miel y llevarla a la práctica (pero de verdad, de verdad es una delicia si os gustan las cosas agridulces).

A todos los que esperabáis (la noticia de mi defunción, of corse) les tengo que anunciar que, lamentablemente, sigo por aquí y el mundo seguirá padeciendo el tormento de mi existencia.
A los que me esperabáis con ansiedad, a todos esos les digo... De verdad, deberíais ir a algún psicólogo, porque para esperar a un servidor...

Y a todo el mundo en general:
He vuelto. Las puertas del salón del estudio quedan reabiertas.

lunes, 11 de julio de 2011

A veces...



A veces quisiera obtener respuestas a mis preguntas. Creo que es natural, es algo que nos hace seres humanos el querer respondernos lo que nos da curiosidad. Pero hasta qué punto podemos...

En esta vida no existen las oportunidades alternas. Me refiero a que no podemos pensar que algo más de lo que ocurrió podría haber sucedido. Por una misterio combinación de los senderos de la vida, como me gusta decirle, las cosas no pueden ser de otra forma de como han sucedido. El hecho de que ya hayan sucedido en el tiempo hacen que sean inalterables, pero hay más que eso. El principio universal de que no existen las alternativas indica que todo lo que ha ocurrido tiene un motivo de ser. No es causalidad, es finalidad. Todo tiene un fin, sea o no visible, y todo ocurre para llegar hasta esta meta.

Y a veces me interrogo. A veces desearía poder comprender a dónde tengo que caminar para no martillarme la cabeza. Y quizá esto es lo que más me cueste de toda mi vida: el poder caminar sin preguntarme a dónde voy. Quizá la más grande enseñanza que tenga que aprender es anteponer la paciencia a la curiosidad.

No sé hacia dónde estoy caminando. Vamos a ver. Lo intuyo o quiero creer que lo sé. Pero no sé si es realmente el lugar en dónde debo estar.

A veces me encuentro con muchas más dificultades de las que podría tener. Y entonces me pregunto qué habría sido si las cosas hubiesen sido de otra manera. No sería como soy ahora mismo, pero no creo que llegase a ser tan diferente (por lo menos estaría un poco más cuerdo). Pero quizá también me hubiese privado de las cosas que he encontrado y disfrutado todos estos años. Me habría perdido de todas estas experiencias que de verdad valoro y aprecio.

Aunque en otras circunstancias me habría gustado llevar una vida más cercana a los parámetros comunes. Desdeño lo prosaico, pero a veces me gustaría haberlo experimentado un poco más y ver una vida menos extraña.

Pero a la par reconozco que en algún momento habría mirado hacia atrás y habría descubierto que mi vida ha estado llena de repeticiones rutinarias y estupideces sin sentido. Porque hasta aquí no he vivido las aventuras que la vida ofrece... pero joder si no he vivido otras tantas que la vida sí se tiene reservadas.

Todo lo que sucede, por fuerza bruta, nos tiene que hacer aprender aquello que necesitamos aprender. A veces eso no ocurre. Creo que hasta aquí no sé qué coño he aprendido yo. Supongo que he aprendido a escuchar a los demás, he aprendido que las altas cumbres de la sabiduría humana están en las flores, he aprendido que a la vida no se la piensa, se la vive, he aprendido que los seres humanos somos muy tontos. He aprendido que sabemos menos de lo que creemos saber. He aprendido a reír y a amar la música. He aprendido a valorar cada segundo. He aprendido que muchos quieren explicar las cosas y otros tantos hacen como que las entienden. He aprendido que muy pocas cosas pueden ser explicadas como muchos quieren explicarlas. He aprendido el verdadero significado de la libertad, y de cómo los que se creen libres están enjaulados. He aprendido que no todo es fácil, pero que esto no significa que sea imposible. He aprendido que en hacernos como niños encontramos verdadera sabiduría. He aprendido que quizás vale más aquello que aprendemos que aquello que añoramos.

Creo que he aprendido que venimos a este lugar para aprender y obrar en consecuencia. Pero también creo que me salté algunas cosas. A veces también parece que me marchitara más rápidamente. A veces añoro el ser más inmaduro y menos rayado.

He aprendido a apreciar el silencio y la soledad, pero también he aprendido a apreciar a aquellos seres a los que amo y que me aman. He aprendido que los seres humanos han tergiversado la idea del amor. He aprendido que amar es entregarse hasta las últimas consecuencias sin esperar nada a cambio. Amar es dar nuestras vidas por los demás, sin importar quién sea, y terminar de darnos por completo. No se puede decir que haya aprendido a amar, pero creo que sí he aprendido a seguir el camino del amor.

Y creo que me falta aprender algo que ya veo pero que no aprendo como propio. Lo intuyo, pero quizá el acto más grande sea poder asumirlo y vivenciarlo. Quizá lo que me falta por aprender sea una de las más complicadas virtudes que los humanos podamos entender. Quizá me falte aprender la virtud de la paciencia, que es el arte de aguardar sin desesperar, ligado este a la virtud de la esperanza, el saber esperar. Quizá me falte aprender la virtud de la humildad, que consiste esta en abandonar la curiosidad por el mañana y por los senderos de la vida, y dejarme llevar sin prisas, seguro de que todo llega a buen puerto, ligado esto último a la virtud de la confianza. Y quizá, el día que aprenda todo eso, me siga faltando aprender algo que ya he aprendido y que nunca se deja de estudiar. El arte de la alegría.

Hoy sí que estoy reflexiivo, pero no he perdido los ánimos ni me he dejado abatir por los vientos de la vida. Hoy sólo quiero recordarme que no todo está visto, que aún quedan lugares en los que estar. Hoy quería decirme a mí que esto también es necesario, que sólo veo parte de una finalidad, pero que aún, gracias a Dios, no encuentro el propósito con el que estoy aquí. Quizá lo sepa de forma general, pero lo particular aún escapa.

No hay que temer cuando las tinieblas se hacen más oscuras. Ahí hay que recordar que las horas más negras son las que anteceden a la hermosa claridad del alba. Debemos temer cuando nos olvidamos de creer en el amanecer. Debemos temer, en suma, cuando no somos capaces de tener fe.

viernes, 1 de julio de 2011

¿Es en serio?e



Damas, caballeros, amigos del salón del estudio.

Siendo una persona acostumbrada a las cosas extrañas, los fenómenos absurdos, habituada a ver cómo el universo da giros efectistas y, en general, un friki aficionado a los eventos paranormales... también resulta que muy pocas cosas me sorprenden en los últimos tiempos. No es que no me maraville, es sencillamente que comprendo que tantas son las cosas que pueden suceder en el universo que no hago diferencias entre lo común y lo extraordinario. Todo hecho es extraordinario en sí mismo, en conjunto todo hecho extraordinario es habitual. Vivimos rodeados de hechos extraordinarios, y que todos sean excepcionales es lo común.

Pero hay cosas que te dejan pasmado. Ir a ver retazos de vídeo en YouTube, por ejemplo, nada más traumático que esto.

Suelo buscar vídeos doblados al español, sea cual fuese el dialecto del español a que me refiera, y en la mayoría de las ocasiones termino alucinando con los comentarios de los usuarios que han visto el vídeo. No voy a citar por aquí, sería una falta de respeto (y esto considerando que difícilmente los usuarios de YouTube lean este blog). Pero no voy a cerrar el pico.

Entre comentaristas hay una gran discusión (que digo discusión, una batalla de índole titánica y colosal, un fenómeno de destrucción y aniquilación de las fuerzas armadas del bien y el mal), una pelea monumental que parece no haber tenido principio y no tener fin, y aunque a mí me guste debatir en ocasiones... El tema de la pelea es este:

Persona A dice:
¡Es mejor el audio de España!
(comentario a un vídeo en un dialecto latinoamericano)
Persona B responde:
¡Es mejor nuestro audio! ¡Ustedes son unos tontos para doblar!
Persona C apoya a persona A y dice:
¡Jilipollas! ¡Esa palabra era esa otra palabra! ¡Dicho así pierde la gracia!
Persona B espeta:
¡La...
... Se me notifica que por guardar la moral y el decoro no podré hacer una aproximación a lo que espeta la persona B, pero bien podría resumirse en que remueve toda la familia del interpelado/a, y bueno...
Persona A dice:
¡Nuestra traducción es mejor porque nuestro idioma es mejor!
Persona D dice:
¡El español de España es una porquería! ¡Por consiguiente, todos los españoles son una porquería!
Luego un gran tumulto en que pasa lo siguiente:
Argentina insulta chileno.
Chileno insulta mexicano.
Mexicano escribe México sin tilde ortográfica en la e mientras insulta a todo el mundo por no respetar el nombre de su nación al escribir Méjico con j.
Español insulta chileno.
Colombino insulta español.
Argentino insulta colombino.
Español insulta mexicano.
Fijista insulta transformista... hem... como que no.
Ecuatoriano insulta español.
Peruano insulta ecuatoriano.
Puertorricense insulta argentino.


¿Os imagináis el resto, verdad? No hace falta que os refiera el pleito que se forma entre mexicanos y argentinos a la hora de discutir cuál es la mejor versión de Los simuladores, ¿verdad?

Mi punto es muy sencillo: ¿WTF?

En principio yo no sabía que existía un idioma español de España, un idioma español de Argentina o un idioma español de México (que yo me he acojonado con lo que dijo el sujeto ese de México se escribe con x, cuando yo había aprendido en la escuela primaria que se podía escribir de cualquier forma). Vamos a ver. Por medio de Blogger yo he conocido a españoles, mexicanos y demás, y yo no he tenido que aprender otro idioma para comunicarme con ellos. A lo sumo, cuando aparece una expresión propia de un dialecto, entonces sólo pregunto y ya, y lo mismo ha sucedido cuando yo he empleado algún término más regional. Pero siempre es el mismo idioma, la misma lengua de Cervantes.

En segundo lugar, existe lo que se denomina "dialecto" o diferencias regionales y/o culturales. Las lenguas no son estáticas, cambian a medida que cambian las persona que la utilizan para comunicarse. Es verdad, suelo usar algunas expresiones del Lazarillo de Tormes, pero todos saben que es por joda más que otra cosa (aunque a veces hablo así en público). Aquí no hablamos todos como en la época de Cervantes, tenemos cambios propios del tiempo que ha pasado desde entonces. Por hechos históricos añadimos palabras, tenemos distintas raíces para ciertos vocablos, la globalización trajo consigo el uso de expresiones que difícilmente entrarían antes en nuestro vocabulario. Y es que si uno no quiere decir todo el tiempo "Por favor, alcánzame ese cuadradito/triángulo de papel/tela que está siempre en la mesa a la hora de comer y es utilizado por los comensales para limpiarse las manos o la boca en caso de mancharse y que antes solía ponerse a modo de babero para no ensuciarse la pechera al comer algo con salsa o un líquido semejante a la sopa", sencillamente y para abreviar tomamos la palabra de los franceses y decimos "Por favor, alcánzame la servilleta".

Dado a que el español es una lengua muy difundida por gran parte del mundo, es evidente que aparecerán diferencias. Una de las más grandes diferencias aparece en tanto cuál ha sido el pueblo que ha recibido el español. De acuerdo a cómo haya sido la lengua del pueblo aborigen que habitaba una región colonizada, así será el español que resulta de esa combinación. Aquí en Argentina, por ejemplo, a diferencia del resto de Latinoamérica, conservamos del español antiguo la segunda persona del singular (vos). Pero no seguimos usando la forma de conjugación pensada para esta persona, que vendría a ser, si no me equivoco, la forma de conjugación que se utiliza para la segunda persona del plural todavía en España. De este modo, lo establecido sería: "¿Vosotros habéis pensado en alguna solución?". El uso de la segunda del singular en vos nos dejaría con: "¿Acaso vos habéis pensado lo que esto significará para vuestra familia?". O en su defecto, y para que suene mejor al oído: "¿Habéis pensado vos que la colgó de un abedul?". No obstante, debido a la peculiaridad de las lenguas nativas, que tenían dificultad para diferenciar correctamente el éis, suprimieron paulatinamente la i y sólo quedó el és. Así que pasamos de: "¿Podéis ayudarme a cargar esta maleta?" a "¿Podés ayudarme a cargar esta maleta? El "habéis", por una cuestión fonética (digamos que suena mal decir "habés"), pasó a "has". En esto no diferenciamos del resto del mundo hispano, en que se utiliza el "tú" como segunda voz del plural. Sin embargo, y esto es lo más raro de todo, no conservamos el "vosotros" como segunda voz del plural, sino que la hemos cambiado por "ustedes", utilizando la misma forma de conjugación de los verbos que empleamos para la tercera voz del plural.

En otras cuestiones, hay diferencias, pero no son suficientes como para hablar de dos lenguas distintas. Son variaciones regionales y también culturales, dadas por el estilo de vida que llevamos. Aquí es habitual el lunfardo, pero porque en Buenos Aires se dio la circunstancia histórica propicia para desarrollarlo, no porque lo hayamos querido.

La entonación no es lo mismo que la tonada o el acento, y el uso de determinadas palabras está ligado a la cultura que circunda la lengua hablada. Es cierto, a un americano puede parecerle cerrado el dialecto español, pero en realidad no es cerrado; ocurre que allí hablan así y sus oídos están adaptados a escuchar a esa velocidad (lo mismo que los franceses modifican sus gargantas desde hace siglos y alcanzan esos tonos agudos y un tanto nasales). Y muy seguramente algún español podría considerar el dialecto latinoamericano como pesado y desarticulado, y estaría en lo correcto, porque lo es en cierta medida, pero es natural para nosotros por una cuestión social e histórica.

Es ridículo querer saber cuál es el mejor dialecto. No existe un mejor dialecto. Son sencillamente dialectos diferentes, nos pueden gustar más o menos, pero no existe ningún dialectómetro que indique cuál es más eficaz o más correcto. El gusto es subjetivo, muy subjetivo, y las traducciones de otros idiomas también lo son.

De estos dos, ¿cuál es el mejor color? ¿Rojo o azul? Te puede gustar, pero porque te guste a ti no quiere decir que sea el mejor del universo. A mí no me gusta mucho el acento mexicano, me resulta difícil al oído, pero ¿eso hace que México, el pueblo de México y los antepasados en tercera generación sean una porquería? ¿Acaso tengo que definir cómo son las personas de una nación en función de si me gusta o no un acento específico o ciertas expresiones propias de su región o su cultura? Somos personas, seres que son conocidos de forma individual y por lo que hacen, dicen y piensan, no por el lugar en donde hemos nacido o el idioma que hablamos. No somos lo que somos por nuestro nombre, sino por lo que somos en realidad. He visto películas en doblaje latino y en doblaje castellano, y ninguna me parece mejor o peor. Las expresiones son casi las mismas, y las que no, se pueden deducir por el contexto. Hay puntos flojos y puntos fuertes, me gustan ciertas expresiones y otras no. ¿Tengo que salir a llenar YouTube con mensajes agresivos? Los doblajes latinos que son mayoría los hacen personas de México, reduciendo el acento a algo mucho más neutro, y me gusta. Ciertos personajes de Los Simpson los hace un argentino, que también consigue una neutralidad muy lograda.

Sobre el tema de los doblajes y las traducciones... Es verdad, a veces a los traductores se les va la pinza con los títulos de series y películas (incluso hasta de libros). Pero estimo que, en estudios lingüísticos más profundos, habrá motivos y motivos. Aquí son fichas, allá chapas; aquí es cheto, allá pijo; aquí es colectivo, allá autobús; aquí es pancho, allá perrito caliente.

Uno nace, crece, se reproduce y muere... hem... Uno nace y crece en una cultura determinada, adquiere ciertos usos, entrena su paladar para emitir determinados sonidos, educa su oído de forma inconciente para recibir como naturales esos mismos sonidos y mama del medio toda una cultura. El problema radica en considerar a su cultura, por ser la cultura que recibió desde pequeño, la única y mejor cultura existente en el mundo mundial. ¿Cuáles son los riesgos de esto último? No habéis prestado ni cuota de atención, ¿eh?


  1. Que las páginas de YouTube estén llenas de estos comentarios.
  2. Que demostremos ser todavía una humanidad xenofóbica y en decadencia.
  3. Que nuestros padres no hayan sabido educar correctamente y que en la escuela no se haya sabido reforzar esa educación.
  4. Y que un sujeto como yo escriba todo esto a consecuencia de todo lo anterior, dando mucho la lata y dejando un ensayo que no será leído sino por unos pocos elegidos.


Como dije al principio, estoy acostumbrado a ver cosas muy extrañas, pero esto se sale de las fronteras del conocimiento.

En otras noticias, desde el dieciocho en adelante tengo los exámenes, así que es probable que yo desaparezca y deje todo esto un poco desatendido. Os notificaré de todo cuando todo haya terminado, así que, si Dios quiere, nos reencontraríamos después del veintiuno de julio.

A los del hemisferio sur... ¡Felices vacaciones de invierno! Y a los del hemisferio norte... ¡Felices vacaciones de verano! Y al globo entero... ¡Os envidio por tener vacaciones en estas fechas!

No os acordéis de mí, luego volveré... Disfrutad con jovialidad la vida... Sí, sí, me gusta veros felices... Ya sé, me extrañaréis mucho... sí, sí...

¿A que lo habéis creído? Venga, ni tanto. Dentro de un tiempo retornaré, medio muerto, pero aquí estaré. Dentro de un tiempo volveré, medio muerto, pero jamás rendido, medio muerto, pero nunca del todo ido.

¡Elen síla lumenn omentielvo!