domingo, 31 de octubre de 2010

Solución al problema del hombre, el revólver y la cantina: La navaja de Okam




En nuestro episodio anterior...



¿Por qué dio las gracias si no recibió el vaso de agua?


Han pasado siete largos días desde la publicación de nuestro problemilla, así que juzgo conveniente dejar sentada aquí la solución. Ruego a todos los lectores que se hayan perdido el problema anterior que se pasen por la entrada en que lo consigno para intentar resolverlo por vosotros mismos antes de seguir leyendo aquí. A continuación consignaré la cadena de razonamiento que utilicé para arribar a la solución. Si les soy sincero, lo cierto es que con ese método de "sí", "no" o "es irrelevante" sólo conseguía marearme, así que me quedé calladito y comencé a reflexionar por cuenta propia, por lo que es más fácil resolver así el enunciado.


Partimos del punto de que el hombre se retira dando las gracias. Esto indica que el hombre sale de esa cantina habiendo conseguido lo que buscaba. Claro está, podía tratarse de que el hombre tenía más apego a su propia vida que al vaso de agua, y si se encontraba un chiflado maniático que entendía "revólver a la cabeza" por las palabras "vaso de agua", entonces habría que salir corriendo y dar las gracias (esperando que "gracias" no significara en su idioma temporada de patos ¡dispara!").
¿Qué buscaba el hombre? Si leemos atentamente el enunciado de cabo a rabo, observamos que el motivo de entrada del hombre a esa catina es un vaso de agua. Ahora bien, lo extraño es que el cantinero no le haya dado ese vaso, y aún así el hombre haya agradecido cordialmente.
Llegamos al punto cumbre de todo razonamiento: si el hombre no había ido a por un vaso de agua, y aunque no lo hubiera recibido dijo "gracias", ¿adónde está todo esto?
Si no le dieron el vaso de agua, al menos le dieron algo que pudiera suplir ese vaso de agua. En teoría, y casi siempre, suponemos que si alguien nos pide un vaso de agua será porque tiene sed, ¿verdad? Pero en este caso el hombre no sació su sed, sino que sin beber una sola gota agradeció al cantinero.
El problema se torna menos difuso: ¿qué otra utilidad puede tener un vaso de agua? Y la pregunta que va aparejada a esta: ¿cuál de todas esas posibilidades puede reemplazarse con un revólver a la cabeza?



Tenía ipo.


No me lancéis con tomates, mis queridos amigos, porque antes de publicar esto me cuidé de que fuera un problema de ingenio. Los problemas de ingenio se resuelven cuando hay ingenio, pero cuando el ingenio no llega, entonces ¿qué hacemos?Es lógica lateral (aunque es cierto que el problema deja muchos elementos fantásticos en el aire). Por ejemplo: ¿cómo demonios sabía el cantinero que este tipo tenía hipo? ¿El hipo se cura con un susto? ¿Si el hombrecito y el cantinero hubieran convenido antes en lo del arma, se habría llevado el hombre un verdadero susto? ¿No podía ser que diera las gracias por seguir vivo? ¿El cantinero estaba harto de que ese hombre lo fuera a molestar con un vaso de agua? Sin embargo (y rogando para que esta sea la satisfactoria solución que planteó Key en su comentario), esta termina siendo la respuesta a la que se puede arribar con este razonamiento.

Las preguntas que se podían formular estaban destinadas a limitar el campo de las posibilidades. Por ejemplo: ¿El hombre estaba contipado? ¿Era una pistola de agua? ¿El cantinero tenía intención verdadera de disparar? ¿El hombrecito tenía sed? De este modo se iban limitando posibilidades, y al final llegábamos al punto en que podíamos ejercitar nuestro razonamiento lateral.


Con todo, Fantasmas, quien ha sido el que ha propuesto otras soluciones (Key se ha abstenido de participar por principios morales), ha planteado respuestas interesantes y alternativas que son aplicables con los datos que tenía. Como siempre decimos aquí, lo importante no es acertar o errar, lo importante es usar la mente e intentar pensar. Y eso es muestra de valentía y temeridad, pues son pocos los que tratan de enfrentarse con los vagos pasillos de la mente humana.

Aquí expongo el porqué dije que lo de las preguntas me había llegado a confundir: porque después de preguntar cosas escenciales, terminé preguntando cosas como "¿el hombrecito era un espía?", "¿el cantinero había pactado hacer una cámara oculta?", "¿el lugar a donde entró el hombrecito, era de verdad una taberna?". Y he aquí uno de los más grandes errores de aquellos que se aventuran a conjeturar en casos policiales: irse por la tangente o comerse la banquina. Teniendo datos suficientes como para elaborar alguna teoría, lo que pretendemos es implicar variables desconocidas y que, si bien están sujetas a probabilidad, no están contempladas en la primera revisada de un problema o misterio.

Y aquí llegamos. El postulado de la navaja de Ockham refiere: "De dos teorías que tengan la misma consecuencia, hay una mayor probabilidad de que la más simple (para el señor de Ockham la simplicidad podía medirse de acuerdo a la menor cantidad de entes añadidos a una teoría o la menor cantidad de axiomas en la misma) sea la correcta". Sé que el postulado ha sido cuestionado grandemente a lo largo de la historia, pero quiero que recordemos que el mismo Ockham no propuso esto como una máxima que debiera considerarse siempre, y sólo podía emplearse en casos puntuales y empíricamente demostrables. Sherlock Holmes lo dice de la siguiente manera: "La solución más simple es casi siempre la correcta". Como he dicho, "casi" es una palabra muy poderosa. Tenienda las evidencias que respalden dos teorías distintas, e incluso habiendo demostrado que ambas son igualmente válidas, casi siempre la más sencilla (semánticamente puede ser la más compleja, lo importante es que la idea general que postule sea simple y llana) tiene mayor probabilidad (no toda la probabilidad) de ser la correcta. Tenemos casos que verdaderamente demuestran que la navaja de Ockham es perfectamente falible: toda la teoría de la física cuántica, de la relatividad, la teoría M... son demostraciones de que no siempre es una máxima aplicable, de que puede no estar sujeta a la verdad.

En el campo de lo penal, casi siempre es preferible contar con la mayor cantidad de evidencias para resolver misterios; pero evidencias no son entes postulados porque sí. Sabemos que siempre necesitaremos la mayor cantidad de evidencias posibles para desarrollar teorías que embonen con los hechos y pruebas que tenemos a disposición. Aún así, no siempre es recomendable sobrecargarse con evidencias, pues puede que la aglomeración nos impida disfrutar más de las pistas claves de un misterio. La música clásica y romántica, en contraposición a la barroca, genera aglomeración de sonidos; en cambio, Bach hace un alarde de simplicidad a la hora de escribir música, ya que cada voz puede distinguirse y apreciarse por sí sola (en la música del romanticismo sólo apreciamos un conjunto de notas musicales aglomeradas en acordes). Sin embargo, esa determinada cantidad de evidencias tiene que llevarnos a la creación de varias teorías que puedan embonar perfectamente en todas (saldríamos ya de la idea de pruebas ambiguas, ya que para la confección de dichas teorías se han usado el conjunto por entero de todas las pruebas a disposición). En este punto entraría la idea de lo "global", muy distinto a lo "aglomerado".

Una vez desarrolladas esas teorías, podemos tratar de encontrar la más sencillas (que postule menor cantidad de variables en tanto deducciones o razonamientos que se salgan del campo primo del primer análisis). Supongamos lo siguiente:

Pruebas y hechos (que son observados):

  1. La carpeta de clase de mi hijo está incompleta.
  2. Y en su cuaderno de comunicados hay una nota en la que su maestra advierte que el niño no ha estado asistiendo a clases con regularidad.


Conocimientos:

  1. Yo sé que en los días que en la carpeta no se escribió nada mi hijo salió de casa.


Deducción:

  1. Mi hijo no ha ido a clases.


Así de sencillo deberíamos poder referirlo cuando encontramos al fin la incoherencia que andábamos buscando. En este caso la incoherencia sería la siguiente: el niño ha dicho que él va al colegio (por lo menos no ha dicho lo contrario), cosa que se contradice con los hechos y pruebas que estoy observando ahora mismo. Aplicando la máxima de que las personas mienten y las pruebas no, mi hijo ha estado mintiendo, y he ahí la incoherencia. Ahora bien, podemos encontrar varias explicaciones al fenómeno.

Explicaciones o teorías:

  1. Mi hijo no ha ido a clases.
  2. Mi hijo no ha ido a clases porque se está drogando.
  3. Mi hijo no ha ido a clases porque está frecuentando lugares de perdición.
  4. Mi hijo no ha ido a clases porque se aburre debido a que tiene un alto coheficiente intelectual y se ha ido a la biblioteca pública en donde consulta cómics en conjunto con libros de astrofísica avanzada.


aplicando a este caso en concreto la navaja de Ockham —con la que sólo comulgo en ciertas cosas, ya que descree y afeita muchos escritos de Platón— la primera proposición, por ser la que menos conjeturas o subhipótesis (incluso podríamos hablar de riesgos corridos), resulta ser la más correcta (no descartando las otras posibilidades, sin embargo). Las otras posibilidades siguen siendo eso, aunque con un muy bajo nivel... ya que no tenemos ninguna otra prueba o evidencia que las respalde. Si las indagaciones sobre el caso nos dan más evidencias, terminaremos, al fin, pudiendo elaborar una teoría mucho más compleja, sin despegarnos de la primera y fundamental, que luego nos darán pie a una última conclusión. Por ejemplo, suponer que entre las pertenencias de mi hijo se encuentra un vale de descuento en una sala de videojuegos los días martes y jueves. Podríamos cotejar esa fecha con los días que no se consignan en su carpeta escolar, y podríamos decir que, entre las muchas posibilidades que tiene mi hijo de hacerse la chupina, la que ha elegido ha sido jugar en una sala de videojuegos.

El mismo postulado podemos utilizar en esta ocasión para nuestro razonamiento sobre el hipo. Havbiendo descartado otras evidencias o pruebas (eliminado variables) tenemos un determinado conjunto de hechos que nos deben servir para elaborar una deducción y una hipótesis de trabajo. Y, de nuevo con la proposición de la navaja, decimos que el "tenía hipo" resulta ser una respuesta tan buena como "estaban rodando una escena de una película de bajo presupuesto". Llegado el caso, podríamos preguntar si había alguna cámara tomando la escena, y al ser la respuesta no, no tendríamos mucho sustento para la segunda hipótesis (salvo que quisiéramos pensar que estaban ensayando, pero esto sí sería añadir conjeturas arriesgadas). La primera, por ser la más sencilla, y por no hallar respaldo en las evidencias la segunda, termina siendo, hasta que se demuestre lo contrario, la solución más correcta.

Con todo, como siempre decimos, lo importante aquí es pensar (el blog va de eso). Lo demás es algo secundario. Me han gustado las repuestas que este problema ha traído, y creo que eso debe ser rescatado. Damos por concluido, pues, el problema del hombrecillo, el revólver y la cantina (creo que ya he variado mucho el título, ¿no?). Será hasta que las matemáticas vuelvan a convocarnos.

¡Matemática a la carga!


Y a todos, mi más sincera enhorabuena.


jueves, 28 de octubre de 2010

Crítica social



Creo que podría hablar de un montón de cosas en esta entrada y con ese título. Un montón de cosas como la muerte del fallecimiento de Néstor Kirchner, hacer un balance sobre su gobierno y criticar un poco a los medios y a los políticos (pero como no me gusta la política "¿Ah, no?" no hablaré de política en esta entrada). Eso sí, es tentador. Podría hablar de que el día de ayer tuvo lugar el censo nacional. El último fue en dos mil uno, y sí, el censo se hace cada... diez años. Podría hablar de conspiraciones para saber qué tan instruída está la gente, aniquilar la inteligencia y la cultura, dejar un pueblo de mansos borregos que sean fáciles de dirigir por los políticos (es que te preguntan hasta el nivel educativo). También puede decir que, antes de la razón que he señalado más arriba (aunque no por eso la que yo considere más importante), está el hecho de dibujar los números y las cifras del INDEK, y de este modo determinar que, en los últimos siete años (los mismos en que los Kirchner gobernaron Argentina), mejoró increíblemente la situación económica, educativa y laboral del país. A esto yo podría decir: "De acuerdo, nadie lo niega, pero ¿de veras pretenden comparar las cifras del dos mil uno, momento en que el país se caía a pedazos, con las cifras de hoy en día?". Podría decir que es todo una táctica: primero generar una imagen del gobierno perfecto, que en siete años ha hecho todo lo necesario para sacar adelante un país que estaba más hundido que cuando se juega a la batalla naval; y lo segundo... fichar la inteligencia, cual se hiciera en las dictaduras del sesenta y del setenta, matar vilmente a aquellos que sean capaces de pensar por sí mismos, de analizar y criticar todo, aniquilar por completo la búsqueda de la verdad... lo que quieren, en un segundo plano, mucho más terrorífico y despiadado, es generar una fuga de cerebros o bien exterminar todo rastro de educación y pensamiento crítico que haya en este país.

Podría hablar de todas estas cosas, pero no pienso hacerlo.

Esta mañana fui a la peluquería la última vez fue en mayo de este año, por lo demás quisiera dejar el tema ahí— y el viernes pasado fui a la Estancia Jesuita de la Compañía de Jesús a deleitar mis oídos con música barroca —de eso sí podría hablar largo rato—. Pero quiero destacar mi profundo dolor por tener que vivir en esta sociedad y en este mundo. Hace ya algún tiempo he comenzado a pensar que lo mejor sería alejarme por completo del mundanal bullicio y de la vida frívola y sin sentido del mundo. Tristemente contemplo cómo el destino del hombre va en declibe. Hablamos de progreso científico, de esto y de lo otro, pero seamos sinceros, la humanidad está en un pozo del que no saldrá muy fácilmente. Mejor dicho, está en un pozo del que no se sale si no se hace esfuerzo por salir.

Creo que tengo el ánimo bajo, pero en realidad esto de verdad es objetivo.

Supongamos que tú vas caminando por la calle. Tienes el bastón dando toquecitos (ahí, lo más visible para el oído y para la vista de los transeúntes). ¿Tú vas caminando, verdad? Sabes que estás caminando. Viene una persona que va en dirección opuesta a la tuya. Viene hablando por teléfono, o pensando en que el novio la ha dejado, o destilando rencor por cualquier motivo (aclárese que la persona puede venir perdiendo el tiempo en cualquier minucia insignificante). Se tropieza con el bastón. ¿Es normal que venga y me diga "fíjate por dónde caminas"? Lo digo en serio.

De acuerdo, no ha ocurrido, pero el viernes una persona trastabilló con el bastón. S... (que ya es un personaje recurrente en este tipo de entradas) siempre dice que las personas no ven el bastón. Creo que es cierto. Ahora bien, ¿qué diantres tengo que hacer para que se vea? ¿Le pongo un cartel que diga "sexo, pornografía, alcohol y drogas gratis"? ¿Cascabeles como hacían los leprosos para advertir a los judíos que se acercaban? ¿Un estandarte con un pendón que me señale, cual cartel de neón, diciendo con una flecha "soy ciego, atiendan al bastón"? ¿Ando desnudo? ¿Me visto de payaso? ¿Voy gritando "¡cuidado con el bastón, atolondraos!"? ¿Hago que el bastón emita descargas de rayo láser para fundir el objeto más cercano en diez metros a la redonda?

Luego S... me dice algo así como que la gente va demasiado preocupada en sus cosas, que ya nadie se para a ver a su alrededor, y la verdad es que no puedo estar más de acuerdo con ella. El sencillo hecho de saber que hay una persona vidente que pueda reflexionar de ese modo ya es suficiente consuelo como para saber que no todo está perdido. Pero esta mañana, mi madre me dice "Nicolás, hay gente, la vas a hacer tropezar".

¡Será posible! Será posible. La lógica indica que aquella persona que ve tiene que apartarse, porque la persona que no ve... ¿cómo demonios hace para saber que hay gente allí? Supongamos que hay gente que viene caminando, yo oigo las voces, me detengo y espero a que pacen... lo único que faltaría es que digan "¿podés hacerte a un lado?". ¡El colmo! ¡Inaudito!

La lógica indica que si yo no tengo los medios para esquivar a alguien que viene delante de mí, es la persona que sí tiene esos medios quien tiene que tomar la responsabilidad pelotuda de hacerse a un lado. ¿Es tan difícil? No lo sé...
... todos nos hemos apartado para dejarle lugar a una mujer embarazada, a una señora mayor, a una persona verdaderamente fatigada.

—Nicolás, vas a golpear a los que vienen caminando.
—¿Y qué acaso los que vienen caminando no son capaces de intentar prestar más atención, pensar con lógica, deducir que yo no veo y hacerse a un lado?
—Pero lo pueden tomar como una agresión...
—... sí, claro. Seguro que si ellos se llevan por delante un poste porque no prestaron atención, van a denunciar al poste por daños y perjuicios, luego a la municipalidad por poner ahí ese poste, etc.
—¡Pero no entendés que nadie ve ese bastón!
—¡Es problema suyo que lo vean o no lo vean! Uno ve lo que quiere ver. Estoy seguro de que si pasa una feme fatale con minifalda y escote todos la van a poder ver aunque esté a dos kilómetros. Yo también me he llevado cosas por delante, y es por mi culpa... porque no estuve lo suficientemente atento. Si ellos no prestan atención, que intenten venir a decirme "fijate por donde caminás", y ahí vamos a ver quién se lleva un juicio o una demanda. Yo los puedo acusar por daños psicológicos, perjuicios morales... incluso por abollarme el bastón.

Quiero ver si estoy demasiado equivocado. Quizás sea yo el que está mal. Quizás tenga que comenzar a pedir perdón...
... perdone semejante muestra de descortesía, señor. Como no he visto que venía no le he avisado que... un momento, ¿cómo pude haberlo visto si no puedo verme ni los dedos?

Aborresco profundamente a la sociedad en la que vivimos. Muy ciertamente la gente no vea el bastón, y muy ciertamente somos una patética minoría, pero ciertamente es una injusticia el hecho de que la sociedad esté cada vez más enajenada en su propio ombligo y trate de dejar de lado a los que "no son normales". No salgo en mi defensa, sino que salgo en defensa de todos los que usamos bastón blanco, de los que usan bastón verde, de los ancianos que tienen que apoyarse en bastones, de las personas que por X motivo dificultan el tránsito en las veredas... y en detrimento y desmedro de todos los que no saben ver por donde van teniendo las capacidades para hacerlo. Si uno va despistado y se tropieza con un saliente, no se le puede echar la culpa al saliente, fue un despiste. Si yo toco algo con el bastón y sigo adelante, como un caballo con esas cosas que les ponen en los ojos, entonces la culpa será mía. Y cuando existe un obstáculo que yo no puedo conocer por los medios que tengo a disposición, entonces a) la culpa será del que dejó ahí el obstáculo, b) la culpa será del Estado.

Soporto eestas cosas por amor, pero no toleraré jamás la injusticia. Y si hay algún medio de hacer constar esto, yo lo utilizaré para hacerlo sin reparos. Quieren guerra, guerra tendrán. Soy una persona paciente, pero también puedo ser un duro batallador si de injusticias se trata. Me importaría un rábano que fuese la reina de Inglaterra, lo mismo le estaría diciendo estas palabras.

Veo, tristemente lo hago, cómo la humanidad cae en la enajenación, en la pobreza y en la estupidez. Aturdido por los clamores de lo ilógico, pregunto a viva voz, clamo y suplico por el sentido común, el menos común de los sentidos, y cuestiono... "¿dónde estás?". Y oigo que la voz se pierde en un sordo retumbar, como si la nada fueran las paredes en las que caen las palabras del amargo trago. Y la humanidad se cae a pedazos, como un glaciar, como la humanidad.

Ya me he descargado, me siento mucho mejor sin el peso de la opresión encima.

¡Contra la injusticia!


domingo, 24 de octubre de 2010

El problema del hombre en el bar con el revólver



Hace ya algún tiempo, allá por principios de julio, una estudiante de profesorado de matemáticas me planteó este simpático enigma que, como siempre apelando a mi nulo sentido de la velocidad, tardé bastante tiempo en resolver. Me alegra poder decir, no obstante, que este caso ejemplifica a la perfección una máxima de la investigación y las novelas policiales; quizás ha sido demasiado decir que lo ejemplifica a la perfección, porque lo cierto es que la situación es un tanto surealista y presenta algunos interrogantes, pero es la respuesta en sí, es decir, la escencia de la respuesta a tan complejo problema (en apariencia), lo que contiene de verdad el espíritu de esta máxima científica.

Como sé que sois demasiados listos (y es verdad, os considero extraordinarios bibliotecarios y grandes aportadores del conocimiento), me reservaré la máxima matemática a la que hago alusión más arriba para dentro de siete días, cuando se publique la respuesta del problemilla. Por supuesto, si alguno de vosotros conocéis a qué máxima estoy haciendo referencia, podéis decirlo en los comentarios sin temor.

Quiero hacer una aclaración: En el momento en que me propusieron el problema, había una regla que interpelía al solucionando exponer los razonamientos al problemando, y este último debía responder a estas preguntas o interrogantes con un "es irrelevante", "puede ser", "no se descarta", "sí", "no". Ahora bien. Si bien vosotros tendréis que arreglaros con el problema sin poder hacer preguntas, quiero dejar bien en claro que no es un problema con trampa. No se puede decir "ah claro como no me pueden decir 'sí', 'no' o 'es irrelevante' resultaríame imposible de resolver". He comprobado experimentalmente (volviendo a pensar el problema) que hay un camino lógico (que incluye la participación de lógica lateral) y que conduce a la solución sin necesidad de mediadores. Deberéis estar atentos a vuestros razonamientos y tratar siempre de ser objetivos. Prestad atención a los más mínimos detalles, y disfrutad de resolver estos problemillas (o de pensarlos). Sabéis bien que aquí lo fundamental es pensar, lo demás es como un plus.


Un hombre entra a una cantina (un bar).
Le pide al cantinero, quien está detrás de la barra, que le dé un vaso de agua.
El cantinero mete la mano debajo de la barra y la saca con un revólver en ella.
Le apunta con el arma a la cabeza del sujeto, y así permanecen cuestión de unos momentos más.
Luego el primer individuo asiente con la cabeza y le dice de todo corazón "muchas gracias".



¿Por qué le dió las gracias?


Siete días, como de costumbre. A ver qué se os ocurre, y recordad, lo importante es pensar, porque aquí nadie es mejor o peor por acertar o errar, eso lo vivo repitiendo.

¡Matemática a la carga!


viernes, 15 de octubre de 2010

Javier Cercas, Premio Nacional de Literatura


Hace unos días el Ministerio de Cultura ha concedido el Premio Nacional de Literatura en modalidad de narrativa a Javier Cercas, conocido por Soldados de Salamina, por la obra Anatomía de un instante. En esta obra de 2009, que no es propiamente una novela (se acerca más al ensayo, aunque tampoco lo veo del todo en esa categoría), Javier Cercas analiza el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 partiendo de una imagen: esa en la que, en el Congreso de los Diputados, durante los disparos al techo de los militares, solamente permanecen sentados en su asiento el presidente Adolfo Suárez, el vicepresidente teniente general Gutiérrez Mellado (que, para ser exactos, estaba de pie) y el diputado del Partido Comunista Santiago Carrillo.

Tal vez sea porque me identifico totalmente con la admiración que Cercas muestra por la imagen, pero la verdad es que el libro me pareció una maravilla cuando lo leí pocos meses después de que saliera a la venta. No es una novela, pero el lenguaje que emplea es más bien literario, con muchos detalles estilísticos. Es una manera de explorar, de una manera distinta, el golpe de Estado, a través de sus protagonistas, esos héroes del 23-F que no dejan de ser un ex-ministro franquista, un golpista (en 1936) y un comunista con un pasado también oscuro.

En fin, que es un libro que recomendaría especialmente a aquellos a los que les interese mínimamente el golpe del 81 (por ejemplo, a aquellos a los que les gustó la existosa tv-movie de la primera 23-F: el día más difícil del rey). Y a los demás, no deja de ser curioso como ensayo escrito como si fuera una novela. Os dejo un enlace a la noticia, que podéis encontrar en muchos más medios, aquí.

jueves, 14 de octubre de 2010

Solución al problema de los cinco sombreros: Estudio de variables



Damas, caballeros...
... hem... esta es una situación un poco complicada de explicar, pero creo que se puede enseñar (utilizando la primera acepción del término, que indicaría algo así como "mostrar"). Creo que lo primordial es pedir una sentida disculpa a todos vosotros, amigos y amigas del salón del estudio, pero lo cierto es que esto es una lección para no confiarse demasiado en la memoria, que puede fallar, y tratar de llevar una agenda (o, al menos, de estar más pendiente de la publicación del blog). Creo que comienzo a liarme con los estudios, amigos, y por eso me he confundido, creyendo que hoy a las once hacía el plazo de una semana desde la publicación de nuestro anterior problema. Mal calculado, eso es todo... El problema es que también tenía la ilusoria idea de que ya había dejado todo perfectamente programado, cuando de repente caigo en la cuenta de que no era así la cosa. Ruego mil excusas por semejante acto de imprudencia e irresponsabilidad (y otra más porque, en cierto sentido, no he cumplido una promesa levemente vinculante que os había hecho). Desearía que esto se conssiderara como una lección de que todo el mundo puede fallar muchas veces, y tras esta nueva introducción... cito (y modifico) la primera.


Ha pasado una semana desde la publicación del problema de los cinco sombreros, amigos y amigas del salón del estudio; como ya lo sabéis, esto quiere decir que ha llegado el momento de publicar la solución a nuestro particular enigma de la semana pasada.



Ha pasado una semana, un día y ocho horas y media desde que se publicó el problema de los cinco sombreros, amigas y amigos del salón del estudio. Esto quiere decir que ha llegado la hora (llegó y se pasó, mejor dicho) de publicar la solución a nuestro particular problema de la semana pasada (pasada pasada).


En el capítulo anterior os decía que había encontrado ciertas dificultades con el siguiente problema. Y quisiera compartir mis razonamientos con vosotros, porque si bien no son demasiado aplicables, es un buen ejemplo de cómo analizar profundamente un problema para entender causa y efecto, razón de ser de las cosas... Pero antes, creo justo que os transcriba textualmente la respuesta del libro, y quiero que tengáis esto bien presente, que algo se diga en un libro no es justificativo para decir que ese algo está bien. Eso va en contra de la idea del conocimiento. Cuando percibimos el conocimiento no debemos ser dóciles, me temo. Al contrario, la tarea del alumno o del estudiante es ser sumo inquisidor con lo que está leyendo o aprendiendo: "¿Esto tiene lógica? ¿Hay causalidad en lo que se dice aquí? Vayamos a los conceptos primitivos, analicemos a fondo lo que dice aquí, no dejemos que la fuerza de la autoridad o de la inercia nos haga estudiar cualquier cosa". Es imprecindible que todo se perciba con una actitud crítica y de cuestionamiento, que no todo lo que aparezca en el libro de ciencia sea la verdad absoluta, porque puede haber errores, porque no es correcto dejar de pensar sobre lo que se lee, porque, en definitiva, si no se razona ni se interpela con la lógica lo que se estudia, estamos generando un montón de futuros hombres que serán fácilmente guiados de las pestañas.

He aquí la respuesta, y quiero que a) recordéis que no es la verdad absoluta (y no por no serlo Adrián Paenza o el alumno que le envió el problema dejan de ser los genios que son), y b) intentad encontrar alguna forma de mejorar esta solución antes de que yo siga avanzando.


El señor C tenía un sombrero blanco, y eso fue lo que dijo.
¿Cómo lo supo? C hizo el siguiente razonamiento.
Si él y B tuvieran sombreros negros, A habría deducido que
tenía puesto un sombrero blanco, ya que puede ver los sombreros de los otros dos. Pero A no dijo nada. O, mejor dicho, sí dijo
algo: que no sabía qué sombrero tenía. Eso implicaba que él estaba
viendo que o bien B o bien C tenían un sombrero blanco.
Cuando le tocó el turno a B, él sólo podía ver el sombrero
de C, pero tenía la misma información que C: B sabía que o bien
él o bien C tenían un sombrero blanco. Si hubiera visto que C
tenía un sombrero negro, B habría podido decir que su propio
sombrero era blanco. Pero como no dijo nada, o mejor dicho, dijo
que no podía decirlo, entonces le tocó el turno a C.
Como B no pudo decidir, quería decir que C no tenía el sombrero
negro. Por lo tanto, a C le quedó el camino allanado, y sin
poder ver ningún sombrero, pudo determinar que él tenía uno
blanco. Y acertó.


Adrián Paenza añade un comentario a esta solución...


... 16 En Matemática… ¿Estás ahí? publiqué (pp. 162 y 164) varios problemas
sobre sombreros. Varios amigos me enviaron nuevos. Elegí éste que me mandó
Gustavo Stolovitzky. Gustavo es licenciado en Física en la UBA, doctor en Física
en Yale y ahora trabaja en los Estados Unidos, más precisamente en IBM, en el
departamento de Genómica funcional y sistemas biológicos. Fue, sin ninguna duda,
uno de los alumnos de quienes más aprendí en mi trayectoria como docente, además
de ser una persona realmente deliciosa...



¿Véis en dónde está fallando la respuesta que nos da el señor Paenza? Muchos de vosotros habéis seguido el mismo razonamiento que yo seguí, que está mucho más completo que el aquí expuesto, y quizás no haya sido justo en plantear la proposición del problemilla que generaba esto... (sí, podrían haberse visto los sombreros al entrar, Fantasmas, pero no era el caso :P Con todo, algún día me gustaría que me contaras con más tranquilidad el problema de los cuatro sombreros.

Todos habéis expuesto una cadena de razonamiento mucho más lógica que la que aquí se propone. Paso a reproducirla...


  1. A no puede decir cuál es el color de su sombrero. Esto nos lleva a que B y C piensen cómo tendrían que tener los sombreros para que A haya dicho eso. Ambos saben que no pueden tener ambos un sombrero negro, pues entonces, y por descartes, A habría sabido de qué color era su sombrero de forma inmediata. Ambos piensan en las siguientes posibilidades o combinaciones, que luego C analizará tras la declaración de B:.

    • O bien B y C tenían sombreros blancos,
    • o bien B tenía uno negro y C uno blanco,
    • o bien B tenía el blanco y C el nnegro.

  2. Luego B dice que él tampoco puede saber de que color tiene el sombrero, por lo que C deduce que (y siempre estableciendo probabilidades)...

    • Si él y B tuvieran sombreros blancos, B no podría saber cuál es su color.

      1. B sabe que en su cabeza puede haber otro sombrero blanco o bien uno negro, dada a la distribución de variables anterior.

    • Si él tuviera el sombrero negro y B el blanco, B podría saber cuál es su sombrero.

      1. C piensa: "B sabe cuál tiene que ser la distribución necesaria para que A no pudiera saber cuál era su sombrero. Uno de los dos tiene que tener el sombrero negro, no podemos tenerlo los dos. Si yo tuviese el negro, B sabría de forma instantánea que él tiene el blanco".

    • Si él tiene el sombrero blanco y B el negro, B sigue sin poder saber cuál es el color de su sombrero.

      1. Se aplica aquí el razonamiento del punto 2.1. Si C tiene el sombrero blanco, B queda sujeto a la posibilidad de que el que esté en su cabeza sea otro blanco o uno negro.


  3. Luego para que ni A ni B sepan cuál es el color de sus sombreros, C siempre tiene que tener el sombrero blanco.


El problema con la respuesta de Paenza es que se saltea una cadena de pensamiento... que luego tiene que usar para dar el siguiente paso. Aquí he expuesto todas, o todas las que a mí me parecían que no caían en la redundancia absoluta, para que se entienda cuál es la diferencia. Cabe destacar, sin embargo, que cuando pensaba en este particular, comencé a preguntarme de qué forma se podría hacer encajar la solución incompleta (Paenza no contempla la posibilidad de que los dos tengan un sombrero blanco, sólo se queda en que B tiene el negro y C tiene el blanco, por ejemplo), y llegué a proponerme algunos nuevos planteos del problema... pero que derivaban a soluciones muy distintas. Creo que encontré formas de embellecer el problema, pero ya no sería lo mismo que antaño. Caí en la cuenta de que, para no alterar el enunciado original, podía agregar los razonamientos y las posibilidades que a Adrián Paenza se le había olvidado poner en la respuesta (o las había puesto de formas muy implícitas, las había salteado o las había ignorado por completo). Es por eso que hice la lista de más arriba.

En todo caso, veo que estos problemas os han entrenado bien y habéis expuesto todos una solución con todos los pasos correctamente aplicados. ¡Buen trabajo a todos los que lo han pensado! A los que lo pensaron y no lo resolvieron en sus casas, ¡felicitaciones, el primer paso y el más importante es emprender el camino del pensar!

Cerramos, por fin, este simpático problemilla de lógica lateral. Damas, caballeros, felicitaciones y muchas gracias (por la paciencia que a veces me tenéis, por el ánimo que le dáis a estos problemas, por lo feliz que me hacéis sentir cuando veo que aún hay sitio en este mundo para la lógica lateral y la ciencia pura).

¡Matemática a la carga!


sábado, 9 de octubre de 2010

El secreto de la creatividad está en dormir bien y abrir la mente a las posibilidades infinitas



Los que frecuentan habitualmente este salón saben que esa frase es de Albert Einstein, físico alemán nacionalizado estadounidense, y que siempre me gusta repetirla (siendo justos, no hay forma de que vosotros sepáis que yo me la digo casi todo el tiempo). El señor Einstein lo supo y lo compartió con toda la humanidad en su momento, pero creo que se inspiró en otro reconocido científico, aunque mucho más anterior a él y de otra área.

Estoy estudiando Bío-tecnología para diciembre, y es una materia en donde predomina casi por completo la química orgánica. El libro del que me estoy guiando, además, contiene muchas cosas sobre la historia de la química del carbono.

El viernes, mientras estudiaba el venceno y los hidrocarburos aromáticos, me encontré con las teorías de Friedrich August Kekulé von Stradonitz. Me parecieron increíbles sus aportaciones a la química orgánica, las valencias de los átomos de carbono, el modo en que se encadenan los hidrocarburos, cómo se alternan los enlaces simples y dobles en los átomos de carbono del benceno (y por consiguiente de todos los hidrocarburos aromáticos), y, por sobre todas las cosas, el cómo todas estas teorías pudieron ser teóricamente demostrables a través del modelo atómico cuántico actual (que fue desarrollado casi setenta años después (con eso de las hibridaciones de orbitales, la formación de enlaces sigma y uniones moleculares pi). Pero (y aunque podría tocar estos temas, a riesgo de hacer la entrada más pesada de lo que pretendía) no voy a hablar de temas tan edificantes e interesantes. Antes bien quisiera centrarme en un discurso que Kekulé dio en mil ochoscientos noventa en el que habló mucho sobre su descubrimiento de la teoría de la estructura y el trabajo que hizo sobre el benceno y los hidrocarburos aromáticos.

En dicha conferencia, Kekulé hace referencia a los métodos por los cuales obtuvo la inspiración necesaria para desarrollar sus teorías. Con respecto a esto he alcanzado a desarrollar dos escuelas de pensamiento. La primera enuncia que fue Kekulé uno de los que abrieron sus mentes a las posibilidades infinitas y durmieron demasiado bien. La segunda escuela afirma que al final Terri Prachett va a tener razón en su teoría de las partículas de la inspiración. Según Terri, el universo está surcado de formas muy variadas por partículas de inspiración, que de vez en cuando chocan contra la mente de alguien a quien se le ocurre una idea brillante. Generalmente hay mucho trabajo por detrás, pero el disparador suele ser tan simple como una manzana cayendo, una pava llena de agua hirviendo o el desborde de una bañera. Podríamos pensar, siguiendo esta línea de razonamiento, que Watson y Crique, los descubridores de la forma de la molécula del ADN, fueron invadidos por una ráfaga de partículas en el momento en que subían una escalera de caracol, y fue entonces cuando terminaron de encajar todas las piezas del rompecabezas. Si hubieran tomado el ascensor, quizás la ciencia genética hubiera tomado otros rumbos muy variados, ¿no? Por supuesto, existe una tercera teoría, cuyo enunciado indica que Kekulé pudo haberse sometido a soluciones de cocaína al siete por ciento, como cierto detective que anda por allí dando vueltas y al que siempre me gusta nombrar.

Sea cual fuese la explicación, lo cierto es que Kekulé lo dijo en esa conferencia. ¿Y qué dijo en esa conferencia?...


... «En ella, Kekulé habló sobre la creación de su teoría. Dijo que había descubierto la forma del anillo de benceno después de tener una ensoñación sobre una serpiente que se mordía la cola (esto es un símbolo habitual en muchas culturas ancestrales, conocido como Ouroboros). Esta visión -comentó- le vino después de años de estudio sobre la naturaleza de los enlaces carbono - carbono. Es curioso que una descripción similar del benceno apareció en 1886 en el "Berichte der Durstigen Chemischen Gesellschaft" (Revista de la Sedienta Sociedad Química), una parodia de la "Berichte der Deutschen Chemischen Gesellschaft" (Revista de la Sociedad Química Alemana). La descripción aquí aparecida consistía en seis monos agarrados unos a otros formando una circunferencia, a modo de la serpiente de la anécdota de Kekulé.[2] Algunos historiadores sugieren que esa parodia era una sátira de la anécdota de la serpiente, posiblemente ya muy conocida por transmisión oral a pesar de no haber aparecido aún en papel impreso.[3] Otros han especulado sobre si la historia de Kekulé de 1890 fue una re - parodia sobre la de los monos, y no era más que una mera invención, más que una referencia real a un evento de su vida.

El discurso de Kekulé de 1890[4] en el cual aparecían esas anécdotas, fue traducido al inglés[5] Si uno toma la anécdota como el recuerdo de un evento real, las circunstancias mencionadas en la historia sugieren que debió ocurrir a principios de 1862.[6] La otra anécdota que contó en 1890, sobre una visión de atómos y moléculas danzarinas que le condujo a su Teoría de la Estructura, ocurrió (dijo él) mientras estaba montado en la parte superior de un carro de tracción animal en Londres. Si esto es cierto, debió ocurrir en 1855».



De acuerdo, mi libro recoge que Kekulé sólo mencionó a los monos en los árboles, nunca habló de la serpiente enroscada mordiéndose la cola, y le atribuye ambas ensoñaciones (la de los monos y la de los átomos de carbono danzarines) al científico alemán.

¿Adónde quiero llegar con esto?

Es obvio que de aquí no obtendremos perlas de sabiduría magistral ni grandes conocimientos sobre química aplicada, claro está. Pero creo que me ha resultado curioso y quise ponerlo aquí para llegar con una de mis reflexiones. Sean ciertas las versiones de Kekulé sobre cómo descubrió la teoría de la estructura o sobre cómo dió con la clave del benceno, hayan sido verdaderas ensoñaciones, hayan sido una o dos las serpientes que se mordían, lo cierto es que Kekulé, ahí como lo ven, puede alzarse con el título de padre de la química orgánica moderna. Puede que Kekulé haya imaginado eso, puede que lo haya imaginado mientras echaba una cabeceadita (incluso una siestecita después de haber consumido alguna sustancia extraña), o puede ser que esas ensoñaciones hayan sido espontáneas y verdaderas ensoñaciones. Si es cierta la primera de estas teorías, podemos saber que Kekulé tenía una gran imaginación, y que si fue una forma de entenderlo mejor o de hacernos entender mejor lo que él ya entendía, era un gran pedagogo, la verdad. Sobre la segunda teoría... de acuerdo, si le di en su momento una licencia a Holmes, que encima es un personaje ficticio, ¿por qué no se la daría a Kekulé? Y si la tercera es cierta, podemos concluir en que estaba algo tocado.

Pero hay un punto en que las tres teorías se tocan. Si tenía ensoñaciones con átomos, entonces podíamos aseverar que era un genio (como dijo Oscar Wilde, es posible que los genios estén locos, pero la cordura es un bajo precio para evitar caer en no ser genial). Si Kekulé lo imaginó por voluntad propia para intentar entender mejor, también era un genio, porque encontrar esos ejemplos aplicados a algo que de por sí es muy abstracto. Con todo, sabemos que a él le gustaba pensar, reflexionaba incluso en el viaje en carruaje, hizo su trabajo carne al punto de que podía ver átomos y moléculas de carbono danzando en frente de sus ojos.

Es el signo sensible de que el secreto de la creatividad está en dormir bien y abrir la mente a las posibilidades infinitas. Es el signo sensible de que la imaginación suele ser mejor recurso que los conocimientos en los momentos más críticos. Y es el signo sensible de que pensar es el ejercicio más saludable que se pueda hacer. Gracias a estas tres cosas, su imaginación, su pensamiento y el abrir su mente a todas las posibilidades, Kekulé terminó resolviendo un misterio que nadie más era capaz de resolver y que, aún en nuestros días, sigue teniendo vigencia (aunque con algunas modificaciones).

Si piden mi opinión personal, lo cierto es que creo que fue una verdadera ensoñación, y creo que esto no le quita ni le da más mérito, sólo le añade un toque verdaderamente fantástico a esta historia, sigue dejando a Kekulé como un genio y sigue demostrando que es necesario abrir la mente a las posibilidades infinitas.

Los conocimientos teóricos de Kekulé eran más bien escasos para la época (no recuerdo si ya se había efectuado el concepto de núcleo atómico rodeado por nube de electrones o si seguía el modelo del pastel de pasas de J. J. Thompson) y fue su imaginación la que le dió la respuesta. Y su conocimiento, si bien empírico y poco aceptado en el principio, terminó convirtiéndose en el más aceptable hasta la fecha. No limitó sus capacidades, sino que demostró que podía abrir la mente y dedicarse a encontrar nuevos rincones en donde aparecían átomos y moléculas danzarinas.

Este científico es la prueba fehaciente de que en ocasiones es necesario usar la imaginación y la mente para resolver un misterio como el del benceno. Es muy sencillo: "El secreto está en dormir bien y abrir la mente a las posibilidades infinitas".

miércoles, 6 de octubre de 2010

El problema de los cinco sombreros

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Tenía mis serias dudas al momento de publicar este simpático problema, pero tras mucho reflexionar y darle vueltas en la mente, llegué a la conclusión de que, si bien con ciertas licencias, el problema puede resolverse con lógica lateral aplicada. Si bien el libro, en la parte de la solución, no recoge la posibilidad que yo añadiré en la solución, creo que está acertado, y que, modificar el problema, cosa que se me pasó por la cabeza cuando encontré ciertos detalles que no cazaban en la solución de Paenza, sería arruinar mucho el problema en lugar de embellecerlo o mejorarlo. Es menester que antes ustedes intenten resolverlo (o lo que es lo mismo, pensarlo largamente), y luego les diré las vueltecillas que me hicieron dar estos sombreros.

Tiene solución, aunque os recomiendo que le dediquéis mucho más tiempo del que soléis dedicarle a los demás problemas, a ver si lográis encontrar el mismo problemilla que yo encontré al resolverlo; si no es así, ya lo hablaremos en la entrada de la solución. ¿Listos?


En una habitación cerrada se ha hecho entrar a tres hombres. Antes de entrar debemos saber que en algún lugar indeterminado que está fuera del cuarto había cinco sombreros: tres blancos y dos negros. Antes de entrar les fue colocado un sombrero a cada uno, sin que los hombres conocieran el color de su sombrero.
A fines prácticos, comenzaremos a llamar a los hombres A, B y C. Ellos no saben cuál es el sombrero que tienen. Los tres hombres están ubicados de tal manera que A puede ver los sombreros de B y de C, B sólo puede ver el sombrero de C, y C no puede ver ningún sombrero.
Al salir de la habitación se les pregunta en orden (A, B y C) qué sombrero tienen puesto. Estas son las declaraciones de los señores A, B y C.
El señor A dijo que no podía determinar qué sombrero tenía. El señor B también dijo que no podía decir de qué color era su sombrero. Entonces el señor C dijo: "Entonces yo sé de qué color tengo mi sombrero.



¿Qué dijo? ¿Cómo podía saberlo?


P.S. Estad atentos. Recordad que C habló sólo después de que hablaron los demás. Pensad y decidme qué sacáis en claro.

martes, 5 de octubre de 2010

Cuatro cosas: Primera meme de este salón

Hem...
... no sé cómo ni hacia dónde, pero lo cierto es que el mundo va hacia algún lugar.

Célebre frase dicha por un servidor cuando descubrió que tenía deberes. Vamos a ver por dónde empezamos con esta tarea.

Damas, caballeros, el salón del estudio se enorgullece en presentaros el primer meme en el que caemos (o somos seleccionados, la verdad es que esto me gusta). En principio, hay que saber qué es un meme. Según la Wikipedia, madre del conocimiento humano y recinto de los saberes más distinguidos, un meme es la unidad mínima de transmisión del conocimiento de persona a persona (de cerebro a cerebro o de generación a generación). Este conocimiento está referido a cultura, y según lo que entiendo es una forma de cuantización o nominación del conocimiento. No os recomiendo leer de lleno el artículo de la Wikipedia, más precisamente porque al final te termina diciendo que la teoría de Richard Dawkins está demasiado ligada a su otra teoría sobre el genoma, y al final resulta que no estaba tan acogida por la comunidad científica en general.

Una meme, según mi breve experiencia personal, es lo que se va pasando de persona en persona y que es levemente modificado hasta que todos nos contagiamos con la información alterada que corresponde a nuestras respuestas. Un filósofo griego del siglo XXI D.C. que nació en Argentina y tiene hoy dieciseis años dijo en una ocasión que es ahora: "Es como un juego de baloncesto. Los jugadores tocan la pelota con las manos manchadas de chocolate... (¿que por qué con helado de chocolate, doctor?) y siempre dejan su marca impresa en la pelota. Así suscesivamente hasta que todo el equipo (que en nuestro diagrama de Ben sería el universo, conjunto de todo lo creado) termina tocando la pelota e imprimiendo su palma con helado de chocolate. ¿Entiendes?".

Sea como fuere, nuestra querida amiga Key, de Zapato a la Cabeza, me ha metido en un meme que tiene como base el número cuatro. Y vamos, que hasta lo veo interesante. Podría quejarme y resongar, pero lo cierto es que no engañaría a nadie. Siempre he querido particiar de un meme, ver cómo funciona la cosa y dar un granito de arena al conocimiento universal sobre los aspectos curiosos de mi vida.

¿Listos para el meme?

Minutos instrumentales on...
... minutos instrumentales off.


«Esto es como cuando te mandaban tests por correo electrónico, pero en versión blog, ¿no?».


La sensata introducción de Key a su entrada referida exclusivamente a este tema.

Estas son las reglas, tal como aparecen especificadas en el blog de Key:


  1. Una vez nominado, tienes que poner un link hacia la persona que te nominó.
  2. Nomina a otras cuatro personas.
  3. Haz saber a esas personas que han sido nominadas.
  4. Escribe cuatro respuestas por cada pregunta.


¡¡¡¿LISTOS PAAARAAAA EL ROOOOOOOOCK?!!!
Pues podéis comenzar a marcharos, porque yo toco música barroca. Si os sirve de algo, me han dicho por ahí "barroquero". Ataquemos el meme, antes de que el meme nos ataque a nosotros.

Cuatro cosas que hay en tu bolso:


La tabla periódica de los elementos en braille (hago trampas e incluyo aquí una tabla de configuración electrónica que me fabriqué yo mismo);
Caramelos de limón con menta y otros de café (no es novedad que sin azúcar yo no soy capaz de pensar... y además tengo leves síntomas hipocondríacos, por lo que a cada rato tengo la sensación subjetiva de que me pica la garganta y de que me voy a enfermera, y para esas ocasiones, tomo un caramelo de limón con menta y pienso que la garganta me deja de picar y ya estaré bien hasta que me vuelva a picar);
La llave de casa (aunque mi padre siempre cierra con pasador, así que de mucho no me sirve);
Un Rosario.

Siempre llevo la tabla, aunque a donde vaya no tenga que utilizarla en un principio (ha llegado a estar conmigo incluso en el teatro).

Cuatro cosas favoritas que hay en tu habitación:


En líneas generales no se puede decir que haya cosas favoritas en mi habitación. Son cosas. Trabajo con ellas, estudio con ellas y me entretengo con ellas, es cierto, pero no hay vínculos afectivos y no habrá matrimonio, así que no podéis comer tarta de fiesta.

La biblioteca.
La cama.
El piano (no es acústico, pero sigue pareciéndome un piano).
Una espada de madera que me fabriqué a los ocho años y que se rompió en la lucha contra Ericsen, pero ahora ha sido vuelta forjar, y de vez en cuando me hecho una batalla contra algún servidor de la oscuridad.

Sobre lo último...
... siempre he dicho que la mejor labor es imaginar. Si los hombres pierden la imaginación y el juego cuando aún son niños, entonces esta humanidad está perdida por completo. Así de sencillo y aplastante.

Cuatro cosas que siempre he querido hacer:


¿Alguien se ha dado cuenta de que esa regla del principio carece de validez o que las preguntas rayan la redundancia? Si desde esa regla me dice que ponga cuatro cosas, ¿para qué la pregunta me lo vuelve a pedir? Vamos allá.

Ver los Andes.
Perderme en Londres (se incluye aquí perderme en la Abadía, en el Museo Británico, en la Universidad de Oxford, en las calles brumosas)...
Terminar de escribir un (léase algún) libro.
Ser una mejor persona de lo que soy hoy.

Cabe destacar que también habría valido mojarme en medio de la lluvia, estar en una colina mientras las ráfagas de viento soplan, los truenos golpean y los rayos caen a mi alrededor. También me habría gustado perderme en la isla de Robinson Crusoe. Y creo que, si tuviera la oportunidad, me gustaría ir al campo y ver las estrellas. Pero son las cuatro consignadas antes las que tienen prioridad, al menos por el momento.

Cuatro cosas que me gustan ahora mismo:


Podría hacerme el original y decir "me gusta vivir", pero entraríamos en la pregunta filosófica de si la vida puede ser considerada una cosa, y a partir de allí con el clásico "¿qué es la vida?".

Aprender.
Reír.
Soñar.
Saber que no sé nada.

Me dejo muchas importantes, como amar, vivir, sentir, tener ganas de ir al baño, escribir, tocar e incluso el sentirme amado, pero estas salieron naturalmente, así que por algo están ahí.

Cuatro cosas que no sabías sobre mí:

Esta sola ya es suficiente como para hacer un único meme, ¿no? En fin. Antes de proseguir, en mi ordenador se ha caído la conexión, por lo que estoy usando el portátil de la casa, y como nunca me he acostumbrado a este tecladoy (al menos en mi modesta opinión) esta cosa va más lenta que un caracol, es posible que se me escape alguna que otra letra sin querer.

Me tendría que poner a preguntar qué sabeis vosotros sobre mí, pero eso llevaría tiempo y creo (repito la palabra... "creo") que esto hace alusión a cosas peculiares y curiosas.

Sé tejer a dos agujas desde los ocho años (lamentablemente nunca aprendí a hacerlo al crochet).
Detesto comer queso y todo producto que se le asemeje (se incluyen mantequillas y derivados por el estilo, exceptuándose el yogurt y los helados).
Me dedico casi todo el tiempo a pensar. Todo el que me conozca desde hace un tiempo dice "¿ah, sí?". El problema está en que cuando inicio una cadena de pensamiento generalmente suelo perderme por los corredores de la mente y puedo estar inmóvil durante horas. eamos a dónde llego con esta quehacer, pero ya os puedo adelantar que lo de "de estar mortalmente aburrido podría quedar con Drácula" nace de uno de estos estadios de pensamiento (distinto a meditación, que se note la diferencia :P profundo.
cuando escribo, el gusto que tenga por lo que esté haciendo es relativo a cómo me imagine las letras y cómo se forman las palabras. Si quiero que la escritura se vea gordita y rellena me paro en la base de una alta letra, y de ahí comienzo a escribir. Cuando no lo hago, siento que lo que escribo se va cayendo a pedazos por un precipicio.

No es novedad que estoy chalado, ¿no? Como dato adicional, últimamente estoy dedicando mucho pensamiento al relativismo del tiempo, ponerme a cotejar fechas, sacar cálculos, pensar en el pasar de los años, ver cómo varía todo de un año a otro, recordar la sensación predominante de cada año, su color, qué hice tal o cuál día... Es un caso clínico. No pongo otros extraños hábitos y curiosidades porque ahí sí deberían salir espantados. Por cierto, vuelvo a insistir con esta pregunta, a ver si así se me responde más rápido: ¿cuál es la causa de la existencia de Zapato a la Cabeza? Me está matando la curiosidad.

Cuatro canciones que no se me van de la cabeza:

Un pasaje muy juguetón de 'Jupiter', la sinfonía 41 de Mozart. A veces estoy caminando y pienso en ella y me pongo a tararearla.
El introitus del Réquiem en d minor K 626 de Mozart. Es triste y majestuoso, y ahora mismo, a cada rato me sale cantarlo por lo bajo.
es excelente, no es mi composición favorita de Mendelsson, pero últimamente me está resonando el tema del concierto para piano nº 1 en g minor.
Desde hace un mes, que fue cuando recordé la canción y la intenté buscar con el YouTube (éxito nulo, como cabía esperar), se me ha pegado What a wanderful world, cantada por Louis Amstrong.

Acotación: Hay un conscerto grosso para clave y violín de Johan Sebastian (Mastropiero no, Bach, claro está), que es muy pegadizo y que siempre estoy cantando. Eso sí, ni me preguntéis el opus ni el título, porque la verdad es que lo tengo aquí desde quién sabe cuándo, y sólo sé que no sé nada... hem... sólo sé que me la dió mi profesor de piano hace como tres o cuatro años.
Acotación segunda: Hay un concierto grosso de Mastropiero (Conscerto grosso ala), pero ese no se me ha quedado tan pegado.

Y los nominados son...

Los Fantasmas del Paraíso.

Los Cuentos del Hada Jengibre.

La Bailarina Descalza.

El interior secreto.


Mi meme está hecha. Ahora me daré una vueltecilla para avisar a los seleccionados.

P.s. El motivo de la tardanza de este post se explica en que...
a) Estoy verdaderamente desanimado estos días (léase sin ganas).
b) La conexión del ordenador de escritorio se ha caído, y la portátil sigue funcionando (de hecho, desde aquí estoy escribiendo esto y escribí gran parte de la entrada), y el teclado de esta cosa, ademázs de ser insólito, me resulta dificilísimo de manejar (por cierto, ¿alguien sabe en dónde está el mayor que y menor que, los signos de abierto y cerrado para los códigos html?, es que los de los enlaces del final los he tenido que escribir en el ordenador grande, ponerlos en el PenDrive y luego copiarlos aquí).
c) todas las anteriores. a ver si me pongo las pilas de una vez.

¡Qué viva el meme!

domingo, 3 de octubre de 2010

Figuras literarias (I): aliteración y calambur


Ya he empezado a rescatar mis apuntes de literatura de bachillerato en busca de curiosidades varias. Y he buscado ahí porque, precisamente, he tenido la suerte de que durante esos dos cursos he tenido una asignatura dedicada exclusivamente al análisis y teoría literarias, además de la asignatura típica de Lengua y literatura, en la que se suele aprender "Pepito escribió esto, esto y esto, pertenece a este movimiento que tiene como rasgos éste, éste y éste" y poco más. Y una de las primeras cosas de las que me he acordado es que mi profesora nos dijo en más de una ocasión que era más fácil acordarse de las distintas figuras literarias con un ejemplito, como quien dice "esto es una epanadiplosis, que es como "verde que te quiero verde". Así que he pensado que podíamos repasar algunas figuras literarias conocidas y no tanto con los ejemplos que se suelen usar para ello.

Pero no os preocupéis, que en mis entradas pienso hablar también de otras cosas. Por ejemplo, de algún libro que haya leído (leo más durante el verano que durante el curso, así que muchas de estas entradas irán "de memoria") y algún otro apunte sobre teoría literaria que sea breve de contar. Y recuerdo que tengo en algún sitio unos cuantos poemas de autores conocidos con anotaciones sobre recursos y significado; si encontrase alguna estrofa curiosa tampoco estaría mal. Ahora no me queda más remedio que ceñirme a lo que tengo. Así que vamos a recordar una figura muy conocida con un ejemplo también muy conocido y otra que no lo es tanto.

La aliteración es la repetición de ciertos sonidos que sirve para producir un efecto musical y un refuerzo del ritmo. En el ejemplo que se suele poner se distingue también una onomatopeya, porque el sonido que se repite imita ruido de lo que describe. Podéis leer la estrofa entera (es la décima) aquí.

"En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba"
Garcilaso de la Vega
Égloga III
Versos 79 y 80

El calambur es un juego de palabras que se produce cuando las sílabas de una o más palabras, agrupadas de otro modo, sugieren un sentido distinto. En la página de la wiki a la que enlazo hay muchos ejemplos, algunos muy curiosos. Aunque se aprovecha más oralmente (como la típica adivinanza de "oro parece, plátano es"), tenemos ejemplos como el que quiero enseñaros, que viene de aquella especie de guerrilla que con sus versos tenían los poetas del Barroco, en este caso Góngora y Lope de Vega (la poesía entera está hacia el final de esta página, consta de una única estrofa):

"Con el pico de mis versos
a este Lopico lo pico"
Luis de Góngora

Y eso es todo por hoy, espero que no hayáis bostezado mucho mientras leíais esto, y ya nos veremos otro día. Un saludo.