lunes, 19 de marzo de 2012

Soy intelectual



Lo sé, lo sé. He estado nefasto al no manteneros informados de lo que va sucediendo por aquí y de porqué este blog está tan parado últimamente. Pero si no es mucho atrevimiento, me permitiré citar por aquí una de las escenas más memorables de Los Simpson para limar asperezas, romper el hielo y comunicaros qué anda sucediendo.

¿Listos?

Homero Simpson está en su sala de estar de la Avenida Siempreviva. Acaba de recibir una carta de la Universidad de Sprinfield luego de que su jefe, el dueño de la planta de energía nuclear, haya "extorcionado" al comité de admisión. Lee la carta de admisión y suelta una exclamación. Se lo ve alegre, muy feliz (más que de costumbre). En este momento apreciamos la calidad del personaje en todo su explendor.


"¡YAHOO! ¡YA SOY UNIVERSITARIO! YA NO NECESITO EL DIPLOMA DE LA ESCUELA SECUNDARIA".


A continuación presenciamos uno de los más grandes espectáculos que nos ofrece la inagotable capacidad intelectual de Homero Simpson. Casi a la par que dice lo anterior, toma un encendedor y quema el diploma de la escuela secundaria (sí, ese papelito que dice ya no necesitar), y comienza una especie de danza ritual a la par que gri... (perdón) canta.


"¡SOY INTELECTUAL

MUY INTELIGENTE

AY QUE BONITO SOY!



Lo sigue repitiendo mientras vemos cómo no sólo se incendia el cuadro, sino también el resto de la pared. Y así concluye esta escena, con la danza piromaníaca de Homero Simpson en agradecimiento al dios Fufu, por haberle permitido ingresar en la universidad.


Aquí el vídeo antes descrito.

Y ya. Eso.

A buen entendedor pocas palabras. Pero como nunca pude dejar algo tal y como estaba.

Pues eso, que ya soy universitario :P Que la vida universitaria no me apasiona en absoluto y que por el momento sigo siendo el investigador uraño y ffrío que siempre he sido. Y que sólo tengo tres asignaturas cuatrimestrales (¡hurra!). Que durante abril tengo varios exámenes, que en mayo sólo tengo uno, y en junio otra vez tengo tres exámenes. Y si todo sale bien, en julio tengo dos (y si todo sale mal, en julio tengo tres, pero ya veremos). Que los profesores son geniales y que me siento como en casa. Que las asignaturas son divertidísimas (por el momento me está gustando Álgebra, pero Análisis también tiene lo suyo).

Y eso, que sigo vivo y que aún no me he extraviado en la ciudad universitaria. Y que cuando tenga más novedades, más tiempo y más ganas, me pongo a comentaros aspectos curiosos de mi facultad.

Au revoir!

jueves, 1 de marzo de 2012

Socialismo o La ciencia de la igualdad



Estoy algo cabreado, así que escupiré lo que tenga que escupir por aquí y luego seguiré con lo tocante para distraerme. Quizás mañana ataque liberalismo económico y la semana que viene al positivismo. Ya veremos, según me encuentre.

Damas y caballeros, para que el socialismo funcione es necesario derrotar la individualidad. Porque el socialismo presupone que todo el mundo estará de acuerdo, que todo el mundo tiene igual necesidad, que todo el mundo tiene la misma escala de valores. Si llegamos a eso, a generar un sistema que transforme al individuo en la masa, entonces podremos instaurar el socialismo. ¿A costa de qué?

De nada en general, sólo nuestra propia individualidad y, con ella, las libertades y derechos propios de cada individuo. Porque la igualdad, señores, no es más que la forma amigable de encubrir la injusticia. ¿Que todos somos iguales ante la ley? ¿Que todos somos iguales ante Dios? Pues vale, perfecto. Pero sólo hasta ahí. Ante la ley yo soy inocente hasta que se demuestre lo contrario, ante Dios soy pecador. Pero hasta ahí.

Tampoco soy individualista, pero sí me gusta reconocerme distinto a la masa (ni mejor ni peor, sólo distinto). Porque todos tenemos distintas capacidades, distintos sentimientos y distintas prioridades. Porque todos tenemos características únicas que no se repiten en otro ser humano y que son nuestras. Nuestra conciencia es única e irrepetible, como nuestra mente o nuestro corazón. Los procesos cognitivos son distintos (porque estoy cien por ciento seguro de que no todos escuchamos la misma voz en la cabeza cuando hablamos con nosotros mismos, ¿o no?).

¿Acaso el pertenecer a cierto lugar te hace ser necesariamente como el lugar en el que estás indicas? Tienes sesenta años, vale. Tienes canas, perfecto. ¿Qué problema hay si quieres salir en motocicleta? Tienes cuarenta años, vale. Tienes media vida vivida, perfecto. ¿Qué problema hay si se te da por coleccionar autos y modelos a escala?

El socialismo arrasa con esa concepción, creyendo que a causa de perseguir un fin justo se puede abolir un hecho que es justo en sí mismo. Soy una persona, soy un ser humano; tengo derechos y libertades, tengo una voluntad que puede o no estar de acuerdo con la mayoría. Por qué, si yo he estudiado para ser doctor en física, debo cobrar lo mismo que un licenciado (caso hipotético). Por qué, si yo quiero hacer obras de misericordia con mi dinero, sólo las puede hacer el Estado. ¿No somos libres? ¿Por qué debemos interactuar en una sociedad con pares y adquirir conductas, pensamientos y sentimientos acordes al cuerpo que habitamos? ¿Por qué es tan necesario adecuar mi modo de vivir al común capricho de la masa?

La igualdad aniquila aquello que soy. Luchamos para no ser absorbidos por la masa, y quizá lo logremos. Pero esa lucha está siempre signada por la fuerza mayor, que indica que el derrumbe es inevitable. Podemos estar asustados o sentirnos solos, y lo estaremos. Pero no es lo peor. Peor es la muerte y peor es la muerte de mi libertad.

Si intentas escapar de tu lugar, ser quien tú eres, te perseguirán y te tratarán de loco. Si lo consigues, te aniquilarán. Pero yo, queridos amigos, prefiero morir siendo yo mismo y no vivir habiendo muerto antes mi alma, mi libertad, y habiendo entregado al olvido mi identidad.

(Lo dicho, hoy estaba cabreado, ya se me ha pasado).