domingo, 4 de diciembre de 2011

Preparando la navidad.



Ya estamos en Diciembre un mes que viene marcado por la Navidad. Y la verdad es que me apetecía hacer algo navideño por aquí.
La Navidad es una de las épocas más curiosas del año. Son unas fiestas que los niños esperan con impaciencia e ilusión. Pero que para los adultos, sobretodo últimamente, suelen ser sinónimo de gastos desmesurados, comilonas multitudinarias con familiares que no ves desde la navidad anterior y a quien no tienes excesivas ganas de ver, celebraciones que generalmente suelen terminar como el rosario de la aurora. O también en muchísimos casos, sinónimos de pérdidas o tristeza.
Debo reconocer que mi espíritu navideño ha ido disminuyendo a pasos agigantados desde hace unos años. Cosas de trabajar en el sector servicios. De ver adornos navideños desde el mes de octubre y llevar más de un mes escuchando villancicos y canciones navideñas durante 8 horas diarias...
Pero este año quiero que la Navidad sea especial. No se muy bien porqué. Quizás por que tengo tres "duendecillos" maravillosos que se lo merecen. O porque en Septiembre el corazón de mi padre nos dio un susto tremendo y ahora está genial. Un poco por todo eso.
Y quería empezar esta sección con una canción navideña que significara algo importante para mi. Pero al final resulta que la canción que he elegido no es esencialmente navideña. Se trata de "Oh happy day". Una canción gospel que me trasmite una alegría especial. Porque aunque no lo creamos la Navidad es un tiempo de alegría y celebración. Alegría por reencontrarnos un año más con nuestros seres queridos. Lo demás es sólo parafernalia, no es auténtico espíritu navideño.

Que tengáis un domingo muy feliz!!!


domingo, 27 de noviembre de 2011

Ferrándiz, la cara más tierna de la Navidad.



Se acerca la Navidad, la época más bonita del año. Sí, ya se que actualmente ya no es como antes, que impera más el consumismo y el derroche que el compartir las alegrías y los buenos sentimientos. Pero no por eso dejar de ser una época muy especial. Quizás sólo se trate de volver a ver las cosas con los ojos del niño que todos llevamos dentro de nosotros (algunos muy enterrado y encerrado bajo 7 llaves).
O quizás debamos recuperar viejas tradiciones que hoy han caído en desuso. No me refiero a decorar el árbol o poner el Belén. O decorar la casa con guirnaldas, campañas o coronas de abeto o pino. Me refiero a la bella costumbre de escribir las tradicionales felicitaciones navideñas. Recuerdo que cuando era un a niña, en cuanto llegaban estas fechas corríamos a la papelería más cercana a buscar las postales (o christmas) más bonitos para enviar a la familia y los amigos. También a las compañeras de clase. Esas no se enviaban por correo, se entregaban en mano. Todavía tengo guardadas la mayoría de esas felicitaciones de mis antiguas compañeras y amigas. Podías saber lo popular que eras por la cantidad de ellas que recibías.
Recuerdo que mis favoritas estaban ilustradas por Juan Ferrándiz.


Ferrándiz es quizás el que mejor ha captado la esencia de la navidad. Sus ilustraciones están llenas de inocencia, ternura y belleza. Lo que es lo mismo... ¡el auténtico espíritu de la navidad!


En 2007, Correos sacó un sello conmemorativo con una de sus ilustraciones navideñas.


Sus postales se hicieron muy famosas en los años 60 y 70. Y fueron reeditadas en 2006, en un libro recopilatorio titulado "La Navidad de Ferrándiz".



¿verdad que imágenes como éstas la Paz, el Amor y la prosperidad deseada seguro que llega a su destino?



Sé que en estos tiempos en que todo va a la velocidad de la luz preferimos felicitar mediante una llamada o utilizando el ciberespacio, pero...
¿no es mejor recibir una postal como éstas? ¿saber que le importamos tanto a alguien que se ha tomado la molestia de elegir una felicitación, escribirla y llevarla al correo?


Sé que lo importante son los sentimientos transmitidos y deseados... y que para eso cualquier medio utilizado sirve. Sí, es cierto... pero el mundo se vuelve más frío y más gris...


viernes, 25 de noviembre de 2011

La importancia de saberse friki (y los riesgos que esto trae)



Damas, caballeros, sé que hace mucho tiempo no pasaba por aquí. De hecho, me falta comentar en un montón de entradas y en otros blogs, así que sí, vale, me he desentendido un poco de todo esto, pero sólo por motivos mayores.

En fin. Como es la una y media de la madrugada del viernes, no quiero explayarme más sobre este asunto. Así que vamos al grano.

El frikismo está bien, todos lo sabemos, ya no podemos agregar nada más. El problema es cuando el frikismo se mete en tu vida y ocurren cosas a semejanza de estas.

Quince minutos atrás: Nicolás despierta por algunos ruidos.
Catorce minutos y medio atrás: Nicolás no oye nada y pega la cabeza contra la almohada. Piensa esto: "Debe ser tardísimo, estoy cansado, mejor intento volver a dor"...
Trece minutos y tres cuartos atrás: Otra vez un ruido extraño, un gemido y el ladrido de un perro.
Trece minutos atrás: Nicolás identifica cada uno de los sonidos. El gemido ha sido, muy probablemente, del gato, así que ya... pero ¿lo otro? ¿Lo otro no es lo que cree, verdad?
Doce minutos atrás: Nicolás vuelve a oírlo. Ahora sí, no está en un duermevela, no está confundiendo realidad con sueño, lo que escucha está claro. Pero no puede ser. Está oscuro, aún debe ser tarde (no más de las cinco de la madrugada), eso no corresponde a este horario y a este día. Si al menos fuera la madrugada del sábado...
Once minutos cuarenta y cinco segundos atrás: Lo vuelve a oír. "Oh por Dios. Oh por Dios. Oh por Dios oh por Dios oh no puede ser esto no es así me voy a morir ya estoy chiflado. Viene a por mí, viene a por mí viene a por mí viene a por mí. Estoy seguro que ahora yo saldré a investigar, y luego abriré la puerta del jardín trasero, y luego intentaré encontrar ese sonido. Pero no habrá nada... pero no nadie. Y entonces... entonces entonces entonces. ¡Oh mierda oh mierda oh mierda! Ya perdiste la cabeza o mientras dormía te transportaron a Meriland y ahora estás muy cerca de los bosques de Blair, y ahora un montón de niños juegan para atraerte hacia la trampa. Y seguro que allí también hay un perro negro que es mi augurio de muerte, o que tiene rabia y me acorralará durante horas eternas, o qué sé yo.
Diez minutos atrás: Otra vez el ruido. Nuestro héroe sale de su habitación empuñando el bastón, cual espada mágica capaz de destrozar orcos, se acerca al pie de la escalera (que no conduce al sótano, porque afortunadamente sótano no hay por aquí), y llama a su madre y a su padre. Sí, lo que nunca se hace en una película de terror, eso mismo. "Total, tanto dá que me crean loco ahora por escuchar voces que salir toda la familia a encontrar la muerte en manos de una bruja". Hago la pregunta clave.
Nueve minutos atrás: Sí, resulta ser que los vecinos están jugando en uno de los jardines traseros que colindan con el nuestro. Sí, a la una y veinte de la madrugada. De un viernes (o sea sí, día de clases). Vale que mañana comiencen las vacaciones (envidio mucho al mundo), así que respiro en paz. No estoy loco, no estoy metido hasta las narices en una peli de miedo, sólo que el resto del universo está chiflado, lo normal.
Siete minutos atrás: Mientras nuestro héroe descansa, vuelve a oír las voces. Sí, ahora no está tan acojonado como antes, pero bueno, sigue dando uno que otro escalofrío. "Mira qué cosas", piensa. "Esta historia podría ir para el blog". Recuerda que tiene un blog, debate unos momentos si ponerse a escribir o no, y finalmente...
Cuatro minutos atrás: ... se pone en campaña para dejar esta historia a la posteridad.

Moraleja. En realidad yo estuve en una peli de terror, pero salir de ellas es fácil. Cuando se dé la ocasión propicia a caer en algún tópico de terror, en alguna situación vista infinidad de veces... tienes que romper la estructura. Como preguntar a tus padres, eso es infalible. Porque sí, ¿en cuántas películas lo hemos visto? ¿En ninguna, verdad? Pues hala. Si ves presencias extrañas, pues a un Sacerdote, ni más ni menos, qué psíquicos ni qué ocho cuartos. Si alguien quiere apuñalarte con, pongamos un ejemplo, un guante de cuchillas, tú te ríes en su cara y le cuentas un buen chiste. El punto para sobrevivir está en hacer que el peligro quede desmotivado. Creedme, lo sé, acabo de vivirlo.

Ahora sí, puedo decir con todo orgullo que...
... He sido despertado de mi agradable sueño reparador...
... que... ejém... ¡soy un héroe, joder! Estuve a punto de caer en una película de terror y sigo vivo.

Esto, damas y caballeros, el pensar que podía estar en Meriland sólo por oír niños riendo y jugando, se denomina frikismo. Y ahora voy a ver si consigo yogur de frutilla, a ver si me calma un poco y puedo volver a conciliar el sueño. Y sí, espero servirme yogur y beber yogur, a ver qué sale.

Lo curioso de todo esto es, mis queridos amigos, que nunca te pasa esto con películas en las que sí quieres estar. Ser Sherlock Holmes en las adaptaciones de Jeremy Brett, o salir junto a Indiana en busca del Arca perdida, o luchar codo a codo en el abismo de Helm junto a Gandalf y el ejército de la Marca. Vamos, lo sabido. Y lo peor es que ni siquiera en cosas pacíficas. Puedo soñar con un laboratorio de alquimia, con una elfa atemorizada y llevándome en volandas por un montón de pasillos (vale, perfecto); pero no soy capaz de soñar con Lórhien o con la dama Galadriel, o con Rivendel y la casa de Elrond. ¿Véis donde está el drama?

Pero dejo una última pregunta a todos vosotros. ¿Os parece normal que lo menos cinco niños estén jugando a la una y veinte de la madrugada en un jardín trasero, siendo escuela al día siguiente y sin haber acabado del todo las clases? ¿No se adelantaron un poquito? De verdad, ¿no es extraño?

martes, 18 de octubre de 2011

¿Freddie Mercury reencarnado?


Nunca he ocultado mi pasión por el grupo Queen, ni por Freddie Mercury. Los que me conocen saben que ellos son los compositores principales de la banda sonora de mi vida. Los momentos importantes de mi vida suenan con la mágica y maravillosa voz de Freddie. Una voz tan peculiar y personal que, aunque desde su fallecimiento en 1991 los restantes miembros del grupo han buscado un nuevo vocalista, la verdad es que nadie se le acercaba si quiera. Aunque el grupo hizo una gira con Paul Rodgers, no era lo mismo.
Pero esta mañana, cuando ponía al día mi página de facebook he visto un video que había subido uno de mis amigos. Era una versión de la canción Bohemian Rhapsody, interpretada por un chico canadiense llamado Marc Martel. Mi amigo decía que este chico había conseguido lo que parecía imposible. Yo, que suelo ser muy escéptica en todo lo que a Freddie se refiere, he pinchado el enlace, más que nada por el amigo que me lo recomendaba, y... ¡¡¡me he llevado la mayor de las sorpresas!!!
Pero mejor que lo juzguéis vosotros mismos. El primer video es el de Marc y el segundo es la canción original. Os aconsejo cerrar los ojos...




El chico ya se ha convertido en la sensación en la red de redes. Muchos lo consideran un imitador más, otros un digno sucesor e incluso hay quien piensa que es Freddie recidivo por su parecido físico además del de su voz.
La cuestión es si los miembros vivos de la banda lo "ficharán" para una gira. En mi modesta opinión creo que deberían contratarlo (aunque el chico tiene su propia banda, Downhere). Sería un éxito, sería lo más parecido a volver a escuchar a Freddie.

¿que os parece a vosotros? ¿supera la prueba?

domingo, 16 de octubre de 2011

Bon Jovi



Hoy me he levantado con ganas de buena música. Y he pensado que a este salón le hacía falta un poco de rock. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que yo estuve en el concierto que Bon Jovi dio en el estadio Olímpico, en Barcelona, el 27 de julio, he decidido hacerlos protagonistas de esta entrada.

Bon Jovi se formó en 1983 en New Jersey por John Bon Jovi, Ritchie Sambora, Tico Torres y David Bryan. Aunque su lanzamiento defintivo fue en 1986 con el álbum Slippery when wet que incluía canciones como Livin'on a prayer, Bad medecine o You give love a bad name. Fue en ese año cuando yo los descubrí. Tenía 19 añitos y John Bon Jovi me parecía el tío más guapo de la tierra. Ahora tengo algunos años más, pero que queréis que os diga, él sigue siendo uno de los músicos más atractivos, el pelo mucho más corto que antaño (una leyenda urbana afirma que se lo quemó en una barbacoa de Bruce Springsteen y que por eso se corto su fabulosa melena rubia), pero sigue siendo muy atractivo. 
Y que decir del concierto. ¡¡¡Fue alucinante!!! Casi tres horas de buen rock, un repaso a sus canciones más emblemáticas, un show alucinante y un público entregado. 
Pero como lo importante es su música, os dejo con mi canción favorita. It's my life. Porque sólo tenemos una vida y tenemos que aprovecharla al máximo, porque nadie tiene derecho a vivirla por ti. Y por supuesto, nadie morirá por ti cuando llegue tu momento. 



En otras entradas programaré más canciones suyas... ¡¡Larga vida al rock&roll!!!

viernes, 14 de octubre de 2011

La cajita de música.


Cada día pasaba por esa calle. A la salida del colegio. Aunque le suponía caminar un poco más. Pero tenía que pasar por el bulevar, tenía que detenerse frente al escaparate de esa tienda. Y allí, en primer plano estaba lo que tanto deseaba. La preciosa caja de música. El regalo que siempre deseaba, pero que nunca recibía. Brillaba, iluminando todo el escaparate. Blanca, con pequeños arabescos dorados. Y esa música, que a pesar del grosor del cristal que la apartaba de ella, podía escuchar con toda claridad. Una música mágica e hipnótica. Sin saber muy bien porqué tuvo el impulso de cogerla. Miró a través del cristal y no vio al vendedor. Se decidió, abrió la puerta, emocionada por poder tener lo que tanto deseaba. La música parecía guiarla en su camino. La puerta se cerró con un golpe seco, pero eso no importaba, sólo deseaba tener la caja en sus manos. De puntillas, se aferró al estante, rozando la caja. Cuando por fin pudo alcanzarla, sintió como si una poderosa fuerza tirara de ella hacia el interior de la caja. Sintió como cayera por un túnel oscuro, perdiendo el conocimiento. Al despertarse, volvía a escuchar la melodía que tanto le gustaba. Pensó que todo había sido un sueño. Abrió los ojos. Un grito escapó de su garganta cuando descubrió que estaba rodeaba de espejos y en ellos reflejada la imagen de una pequeña bailarina, bailando sin parar la mágica melodía. 



lunes, 10 de octubre de 2011

50 años desayunando en Tiffany's.




Esta semana pasada se cumplian 50 años del estreno de la película "Desayuno con diamantes", una de las películas míticas en la historia del cine y la película que realmente encumbró a Audrey Hepburn.
La película está basada en una novela de Truman Capote (Breakfast at Tiffany's) y fue dirigida por Blake Edwards.
He de confesar que es una de mis películas favoritas. Y siempre que la veo me hace llorar... Tiene uno de los finales más bellos y románticos de la historia del cine...


Pero si algo ha hecho inolvidable esta película es la canción "Moon River" interpretada por la propia actriz. Audrey no tenía nociones de canto (por eso la voz de las canciones de My fair lady es de July Andrews), pero la canción tuvo un éxito extraordinario.


Sé que no es del todo cierto eso de que "todo tiempo pasado fue mejor..." pero no me negaréis que ya no se hacen palículas así... de esas que pasados 50 años siguen emocionando como el día de su estreno.

viernes, 7 de octubre de 2011

El escaparate.



Clara odiaba ver la vida tras el cristal. Llevaba más tiempo en ese escaparate del que podía recordar. ¡Y lo odiaba!. Había visto pasar las estaciones, el sol, la lluvia y las primeras nieves; y aquellas caritas sonrientes y excitadas pegadas al cristal... ¡¡¡Quería salir de allí!!!. Quería saber que había más allá del bulevar. Quería que alguna de aquellas caritas la eligiera a ella... Pero no, siempre eran las otras muñecas. Aquellas que eran todo encajes y sedas, y tirabuzones de negro pelo. Preciosas y estúpidas. Recordó a Madeleine, su última compañera en aquel escaparate. Recordó con una punzada de envidia su vestido blanco de organdí, sus zapatitos negros de charol y sus rizos negros. ¡Lo orgullosa que se sentía de su pelo!. Decía que era natural, y seguro que tenía razón. Siempre estaba sonriendo y coqueteando con los soldaditos del regimiento de lanceros del otro lado del escaparate. Ya hacía tiempo que se había marchado. También los lanceros, todos orgullosos, marchaban cantando felices, dispuestos a la lucha y a hacer felices a unos gemelos con cara de traviesos que sonreían de felicidad. Madame Sophie la cuidaba primorosamente, le quitaba el polvo todas las mañanas con un plumerito que le hacía cosquillas en la nariz y la hacía estornudar. También le arreglaba su vestidito de algodón floreado y le peinaba su pelo rojizo. Ella lo odiaba, pero Madame Sophie le decía que le quedaba muy bien. Que hacía juego con sus ojos verdes y sus mejillas cuajadas de pecas. También le decía que algún día entraría por la puerta una niña que reconocería su auténtico valor y que ese día ella sentiría mucho despedirse de su pequeña Clara. Pero eso nunca llegaba y Clara se sentía muy infeliz. Y por las noches era peor. Cuando se cerraba la tienda y Madame Sophie cerraba los porticones del escaparate, todos los juguetes cobraban vida. Y ella se sentía muy sola desde que Madeleine se había marchado. Vale que era una tonta, presumida y coqueta, pero era lo más parecido a una amiga que había tenido. Y la echaba de menos. También a los lanceros... Ahora aquello estaba muy tranquilo. Sólo quedaban un oso de peluche enorme y muy reservado, una bailarina dentro de una cajita de música, y casi nunca salía de su caja; un mono de hojalata que cuando se le daba cuerda tocaba un tambor, pero que no era demasiado locuaz. Perdida en estas cavilaciones no reparó en que algo se acercaba a ella. Escuchó un taconazo, un saludo marcial y frente a ella esta un joven y apuesto dragón con su uniforme de gala impecable y sus botas tan lustradas que parecían de espejo. Y la estaba saludando a ella. Clara no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. El joven se presentó, hacía gala de una educación exquisita. Le explicó que su regimiento acababa de llegar, que se sentía algo perdido y que le había llamado la atención la tristeza y melancolía de sus bellos ojos. Clara se ruborizó como nunca antes lo había hecho, y una sonrisa se dibujó en su carita de porcelana. Aceptó cuando el joven la invitó a dar un paseo a la luz del rayo de luna que se filtraba a través de una rendija del porticón. La muñeca se sentía como en un sueño. El joven le había ofrecido su brazo, como todo un caballero, y ella creía que no podría ser más feliz. Al pasar junto a la caja de música, esta se abrió y de fondo sonó un vals. El joven soldado se paró y cogiéndola de la cintura, empezaron a bailar a la luz de la luna. Bailaron toda la noche. Clara se sentía etérea, flotando entre los brazos del dragón. Casi estaba amaneciendo cuando el joven la besó. Y los primeros rayos de sol los sorprendieron uno junto a otro, con las manos unidas. Aquel fue su último día en el escaparate. Cuando Madame Sophie llegó a la juguetería y vio sus manos unidas supo que sería una crueldad separarlos. Los retiró del escaparate y los situó en la trastienda, en una casita de muñecas que su padre le había construido cuando era una niña. Juntos y felices para siempre.

viernes, 2 de septiembre de 2011

¿Adónde vamos a parar?



Damas y caballeros, por una vez quiero que nos pongamos serios en este blog y mantener esa seriedad el resto de la entrada. Y esto no es coña, hablo en serio. Y sé que cuesta creer que un payaso pueda hacerlo, pero hay un momento en que se sabe dejar de ser jilipollas para dar lugar a la razón.

Como podría decirse que vivo apartado del mundo en general, hace muy poco tiempo me enteré de la desaparición de Candela. No leo diarios ni aún por Internet, así que figuraos. No obstante, como sé que sería estúpido escribir por aquí sin antes haber leído nada...

Candela Rodríguez, once años, Hurlingham, provincia de Buenos Aires. El lunes 21 desapareció por la tarde, cuando iba a reunirse con un grupo de amigos (en otro sitio leí que se encaminaba a la Iglesia). Fue vista por última vez en una intersección, y desde entonces nada más constó sobre ella hasta nueve días más tarde, cuando se la encontró muerta por asfixia. La muerte se dio, según la autopsia, entre las ocho de la noche del lunes veintinueve y las ocho de la mañana del martes treinta.

Durante nueve días un país entero estuvo conmocionado (un país menos uno), atendiendo a la información que se daba sobre los avances en la investigación sobre el paradero de Candela. Se investigó mucho y a fondo, sobre todo las posibles implicaciones criminales que el hecho podía tener. El padre de la niña era miembro de una banda criminal que se dedicaba a la piratería de asfalto, la madre tenía también sus asuntos con algunas relaciones extramatrimoniales con un delincuente... cosas que ahora no vienen a cuento.

Voy a ser muy sincero. Y si alguien se ofende, lo siento, pero es la verdad. ¿Qué cojones hace la policía? La investigación, desde un primer momento, siempre, siempre, siempre y siempre estuvo mal llevada, fue estúpida e inconexa, desorganizada y muy jilipollas. Les pagan por ocupar espacio, sin lugar a dudas. ¿Por qué digo esto? Porque se cree (ni son capaces de saberlo) que el lugar en donde estuvo retenida la niña de once años estaba a quince cuadras del lugar donde vivía. Y durante nueve días, setecientos pelotudos estuvieron rastrillando todo el país en busca de una niña que estaba en frente de sus narices. Definitivamente, nuestra policía es la leche, yo quiero ser policía cuando crezca.

Pero no venía a tratar este tema, en modo alguno... Venía a tratar un tema mucho más controversial que quizá algunos apoyen y otros no.

Hay personas que están viendo el dolor de la madre de esta niña al tener que reconocer su cuerpo. Al tener que enterrar a su hija. Al tener que afrontar la pérdida de una niña que aún no había pisado la flor de la juventud. Estamos hablando de un hecho gravísimo. Estamos hablando de algo que no tiene lugar en nuestras vidas, y ese algo es aniquilación y barbarie.

Franz Kafka pensaba que, cuando el ser humano perdiera el anhelo por la verdad, también iba a perder la humanidad, y el siglo XX iba a ser víctima de una sociedad deshumanizada y sin sentido. Creo que el siglo XX ha hablado por sí mismo; ahora bien, lo que es el siglo XXI... El ser humano ha dejado de ser humano. En su seno se ha extinguido el fuego eterno de la humanidad, aquello que nos diferencia de las fieras. El frío y gélido ventarrón del odio ha extinguido todo lo que en nosotros podía considerarse humano. En efecto, porque si todo el bien que nace en el mundo tiene su génesis y su raíz en el amor, el principio activo de la maldad en los hombres es el odio, que engendra que el hombre pierda aquello que lo hace ser hombre.

Y escuchamos hablar de progreso, de mejoras, de superhombres, de felicidad y de vida... estupideces. Mundanales estupideces. Podemos mejorar y progresar y tener políticas sociales y lo que quiera el ministro de no sé dónde o la fiscal de no sé quién. Pero lo que hemos perdido ha sido la humanidad, y eso no se remedia con políticas estatales.

La tarea del detective, al menos como la veo yo, es precisamente llevar esa verdad, por medio de la razón, en forma visible, a donde antes ha abundado la mentira y el odio. Porque si el odio ha apagado la única llama que nos hacía diferenciarnos de las serpientes, que matan por placer, entonces también vivimos en las tinieblas. El detective intenta abrir las tinieblas para llevar verdad, y a veces se hace difícil.

He entrado a mi Facebook (Dios mío, he leído un periódico virtual y he entrado a Facebook, definitivamente esto va en serio), y me he quedado pasmado al leer algunas cosas de este estilo en las publicaciones de algunos amigos.

¡Queremos que se haga justicia! ¡Pena de muerte y retorno de los militares! ¡Justicia para que Candela descanse en paz! ¡Que los hijos de puta que la mataron paguen con su vida!¡A su madre le arruinaron la vida! ¡Queremos justicia!


¿Ven lo que decía? Hemos perdido la humanidad. Nos intentamos regir por la ley talional, ojo por ojo y diente por diente. Y los que estén a favor me dirán: "Tú no estás en el lugar de esa madre". Y yo respondo: "Sé cómo está esa madre". Porque yo también tengo una madre, y ella también ha sufrido horrores por pocas cosas que nos han ocurrido a mí y a mi hermana, y sé que, en relación directamente proporcional, tendría el corazón destrozado si esto nos ocurriera a mí o a mí hermana. Pero esa es sólo una expresión que no encierra todo el sufrimiento que un ser humano puede padecer. Lo sé. Y entiendo demasiado bien cómo se está sintiendo la madre de esta niña, la conduelo y me estremezco por el horror que está viviendo.

Pero ¿estamos tontos? Queremos justicia, y yo también la quiero, pero el ir a matar a alguien que ha matado en nombre de la inocencia no es hacer justicia. Es demostrar, una y otra vez, como siempre lo hacemos, que el ser humano se ha convertido en una fiera miserable y estúpida que hace lo que el instinto le diga. ¿De verdad creen que asesinando a estos se soluciona el problema? Principiemos por el hecho de que ni siquiera sabemos quiénes son "estos". Así que, si queremos hacer justicia, primero necesitamos un objeto sobre el cual hacer justicia.

Pero en modo alguno la pena de muerte será la solución. Si admitimos la pena de muerte estaríamos declarando que hemos dejado de ser seres humanos, porque podemos aniquilar a otro ser humano, culpable de su crimen, vale, pero ser humano al fin, y alegar que él antes ha hecho lo mismo sobre una inocente para hacerlo. Es constituirnos en señores y jueces de la vida. Es tomar en nuestras manos poderes que no nos corresponden, así como no le correspondió a ellos, en un primero momento, tomar la vida de Candela en las suyas. Porque el acto de matar es matar, no tiene matices ni medias tintas, y no se atenúa sólo con decir: "Es que estamos ajusticiando al que ha cometido la misma acción". La mentalidad de: "Si él lo ha hecho, ¿por qué nosotros no podemos hacérselo a él?" es increíblemente medieval y carente de todo sentido común. Porque el sencillo acto de asesinar, o de pedir que la sangre del asesinado caiga sobre vuestras cabezas, es lo que os hace ser tan fieras como lo fue él en el momento de decidir asesinar.

Y si nos creemos lo suficientemente poderosos para tomar en nuestras manos las fuerzas de la vida y de la muerte... ¿Podéis devolver la vida? Entonces no os apresuréis a dispensar la muerte, porque ni aún el más sabio conoce cuál es el fin de todos los caminos. Porque si nuestra condena es aquello mismo que condenamos, ¿en qué justificamos nuestro accionar? La única diferencia sería que nosotros matamos a un culpable, y él mató a alguien que no merecía morir. Y no recuerdo en dónde lo leí, aunque estaba relacionado con algún estudio musulmán que hice hace unas semanas, pero está escrito... la vida es, para aquel malvado, mayor castigo que la muerte misma.

Que no se crea que considero que los asesinos no merezcan ser encontrados y enjaulados. En modo alguno. Sé que el sistema judicial y penal es una porquería, en la que se puede entrar y salir como si nada, y allí sí reconozco que deberíamos cambiar las cosas. Pero baste una sentencia duradera, un juicio inapelable, y pienso que es suficiente. Si el asesino no vuelve a ver la luz del día en lo que le queda de vida, le estará bien empleado. Pero matarlo sería aumentar un círculo de muerte. No sería hacer justicia, sería aniquilar más vidas, culpables o inocentes, pero vidas al fin y al cabo, extendiendo el círculo de muerte, horror y odio que se ha apoderado de nosotros. Si matamos a alguien más... viviremos en una sociedad más depravada y perfumada con la sangre de los hombres.

Por otra parte, aquel que piense que la pena de muerte es la solución y la forma de que los criminales dejen de delinquir... Veamos si en Estados Unidos hay un mayor o menor índice de criminalidad, luego hablemos.

Y ya puestos... Creo yo, al menos eso se me ha dado a entender, que todas las personas que en Facebook han dicho que el retorno de los militares al poder es la solución (y se incluyen aquí todas las personas que lo dicen en la vida cotidiana), también son las mismas personas que apoyan la causa de Abuelas y Madre de Plaza de Mayo o que todos los veinticuatro de marzo hacen memoria de los desaparecidos. A buen entendedor, pocas palabras.

Os dije que era un tema serio. Veo si después de esta introducción al mes de septiembre podemos tratar temáticas más amenas.


lunes, 29 de agosto de 2011

Poema dedicado a Holmes y Watson - Autor anónimo





No hay nada elemental, solo la muerte,

merece algún respeto:
la vida es tal recurso de la suerte,
que un fracaso es un reto.

Así que, amigo mío, no lamente
descubrir el secreto:
el tiempo aquí no sirve, sea valiente,
que yo soy su amuleto.

Y no se quede ahí mirando todo,
buscando explicaciones:
se respira mejor desde aquí fuera.

No hay nada elemental ni hay otro modo
para estas vacaciones:


vámonos, Holmes, el infinito espera.


Buscando en la Wikipedia me terminé encontrando con esta delicia. Es una poesía de un autor que ha preferido permanecer anónimo, pero aún sin saber su nombre... me ha parecido bien publicarlo por aquí.

Lo que se dice en la Wiki es:

Emilio Pascual, director de Cátedra, poco antes de cerrar la edición de las obras completas de Sherlock Holmes, recibió un poema anónimo. Se sospecha que el autor puede ser un conocido autor modernista, sin embargo, se desea respetar el deseo del escritor (y de sus herederos) de permanecer incógnito y se acepta con agrado infinito su particular homenaje a Holmes y Watson.


Les hablo como un holmesiano que estará con Sherlock al pie del cañón por muchos años más. Este poema sabe llegar a la sensibilidad de todo admirador de Sherlock. Gracias al autor que tomó la pluma con semejante inspiración, de verdad, mil gracias.

"Elemental, mi querido Watson... nos han robado la tienda".



miércoles, 3 de agosto de 2011

Es cuestión de tiempos



Damas, caballeros, hablemos en serio durante unos minutos (creo que hoy día es necesario).

Nunca digo nada por aquí, porque generalmente sólo pienso en vivenciarlo por casa y no decir nada. Pero todos tenemos fechas que recordamos con más o menos cariño, por distintos motivos. Recordamos nuestros cumpleaños, el de nuestros seres queridos, aniversario de bodas, aniversarios de noviazgo, egreso de alguna carrera... en fin, siempre tenemos esa tendencia a recordar.

En mi caso hay tres fechas señaladas en el calendario. Mi cumpleaños, la única de las tres verdaderamente gratas. El tres de marzo y el tres de agosto son fechas que no me agradan en lo más mínimo.

Cierto día como hoy, hace cinco años, ingresaba a la sala de operaciones por tercera vez consecutiva en aquel año. Podría hablar también de las dos operaciones anteriores, incluso de la cuarta de cataratas en el dos mil siete, también otra quinta en marzo de dos mil nueve... pero creo que esta es la fecha que merece ser tenida en cuenta. Digamos que hace cinco años empecé a comprender que muchas veces las cosas no son como nosotros queremos que sean.

Y sí, esto me ha dado muchas más aventuras de las que tendría si hubiese llevado una vida anodina y vulgar, pero no lo sé... a veces desearía saber cómo es eso de llevar una vida anodina y vulgar. A estas alturas no debo haberlo superado (las cosas nunca se superan, esa es una patraña), pero sí tengo que haberlo asumido. Sé que resulta tonto que por estas fechas me ponga un poco nostálgico, pero es que no puedo controlarlo.

De nada vale llorar y de nada vale quejarse. Esas cosas no solucionan los problemas. Pero quizás a veces sea bueno tener nostalgia por algo. Significa que ese algo, ya sea una capacidad o un ser querido, nos era muy caro, y si lo pensamos... eso no está del todo mal.

Creo que el tener nostalgia por algo nos enseña que extrañamos ese algo. Extrañamos tanto a personas como a cosas o lugares, es algo natural. Y es ese extrañar, lo que en cierta medida, me da un poco de aliento a seguir camino.

En todos estos años... es natural que haya tenido que aprender a vivir de una forma distinta, yo y toda mi familia (aunque convengamos que quizá mi familia no lo haya terminado de asumir). Es que es ilógico olvidarse de vivir aventuras sólo por esperar que llegue el momento de poder llevar una vida monótona y sin sentido. Pero es extrañar aquello que echo tanto en falta en ciertas ocasiones lo que me hace tener esperanzas: I want to believe. Quiero creer que sigue habiendo una posibilidad en el horizonte. Con abnegada paciencia se tiene esperanza, pero también es necesario comprender la situación de vida actual. Sólo se puede esperar algo que no está cuando comprendemos que ese algo no está. Como reza el salmo, como el ccenturión aguarda la aurora, así mi alma espera a Dios.

Dicen por allí que jamás entendemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y creo que es muy cierto. En todo este tiempo... pues sólo echo de menos algunas cosas que, quizás como a todos los demás, se me pasaron por alto en su momento... Ver las estrellas, por ejemplo. Algo que puede parecer tan trivial, algo que parece tan sencillo... a mí hoy me parece uno de los más bellos regalos que pueda tener. ¿Cuántos de vosotros lo hacéis? En parte, todo esto me ha hecho crecer y comprender que la sabiduría no está en los libros, la sabiduría está en las estrellas. Creo que también he despertado a la muerte del mundo. Cada vez comprendo más cómo la vida de los seres humanos se torna indefectiblemente en un constante luchar por algo que no queda claro. Es intentar vencer algo sin saber qué es ni para qué lo hacemos. Queremos llevar el mundo por delante, y el mundo nos termina llevando a nosotros, sin que nos demos apenas cuenta de ello.

Hay un proberbio oriental que dice que debemos hacer de nuestros enemigos nuestros mejores maestros. Creo que es aplicable en este caso. Todo esto me ha enseñado a valorar más las cosas más simples y sencillas y a madurar a golpes. A mediados de julio lo escribí por aquí, como un recordatorio de todo lo que he aprendido y lo que me falta por aprender. Todo esto me ha servido para ser quien soy ahora mismo. Porque sí, de entrada yo ya sería un tremendo chiflado, pero todo lo que ha sucedido me ha convertido también en un chiflado con sentido común y una persona distinta.

Leía en mi manual de Psicología que en esta etapa de mi vida existe el denominado "Mito personal", que consiste en creer que se es invulnerable ante los peligros de la vida, que el resto del mundo está sujeto a padecer menos uno mismo... Y yo sé, sobre todas las cosas, que el universo se reserva giros argumentales que alteran mucho la trama de las vidas de las personas, y que nadie escapa a todo esto.

Creo que he aprendido a no confiar en lo finito, sino sólo en lo infinito y perdurable, y habré dado largos rodeos... pero es que al final uno termina desembocando siempre en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Y sí, hoy no estoy precisamente para vivir una fiesta de aquellas, pero no es menos cierto decir que hoy recuerdo que tengo muchas esperanzas. Me duele mucho mi familia, eso es lo más triste que puedo reseñar, porque quizá ellos sufran más al creer que me quiero engañar a mí mismo con todo esto. Nada más alejado de la realidad. Me conozco, y sé que no podría mentirme a mí mismo, y que no sería capaz de decir algo que no creo ni pienso. Quizá el ver a mi familia sin esperanzas, con mucha amargura y con vestigios de un fuerte resentimientos sea lo más doloroso en este mismo instante, pero insisto... el problema más grande es hacer entender a las personas.

Podéis llamarme idealista, podéis decir que soy una persona estúpidamente optimista... y muy seguramente estéis en lo cierto. Pero decidme vosotros entonces de qué forma afrontar todo lo que ha sucedido sin caer en la desesperación.

La vida es como tú la quieras vivir. Y sí, hoy echo de menos muchas cosas, pero no serán para llevar una vida aburrida e insulsa. El fragor del mundo no me atenaza, más bien me da risa, y desde este punto... se comprende mucho mejor la naturaleza humana y su inclinación última hacia lo generalmente tonto. No es misantropía, es una forma muy especial de filantropía; porque a veces la mejor forma de demostrar que amas a alguien es diciéndole las cosas de frente y sin remilgos.

Y lo admito, hoy extraño el sol, las estrellas, los colores, las flores, el cielo... pero es eso mismo lo que me impulsa a seguir perseverando hasta el final, teniendo esperanzas. Y quizá pueda volver a ver con claridad de aquí a cinco, diez, veinte o treinta años. Quizá sólo pueda ver el último día de mi vida. O quizá muera sin volver a hacerlo. Pero vaya si no habrá valido la pena el poder haber disfrutado todo esto, el poder haber aprendido a ver con los ojos del corazón. Y sí, I want to believe, en que si no es en esta vida... pueda ver otra luz, más bella y más espléndida de la que hay aquí, y entonces también habrá valido la pena el estar unas pocas décadas en penumbras... Para mí, al menos me vale.

Perdonad si me he puesto cursi, y quizá ahora venga lo mejor...

... A todo aquel que lea esto, y a los que no (que serán la mayoría), muchas gracias y mil bendiciones.

¡Elen síla lumenn omentielvo!

lunes, 1 de agosto de 2011

Daniel, el seductor - Aria de la ópera La hija de Escipión de Johan Sebastian Mastropiero




La producción operística de Mastropiero sorprende por su notable coherencia. Pese a la diversidad de tantos dramas, comedias, tragedias… al oír un fragmento de cualquier ópera de Mastropiero se reconoce inmediatamente la mano del compositor. Por su estilo, por su fuerza expresiva y, sobre todo, porque la música es siempre la misma. Incluso, en los ensayos de sus últimas óperas reunía a los cantantes y, en vez de partituras, repartía sólo la letra. Por ejemplo se conserva de su ópera “El suplicio de sor Angélica” la letra del aria de soprano “Aléjate de mí, que soy más pura que los ángeles” con la siguiente indicación de puño y letra de Mastropiero: “Cántese con la melodía de mi anterior ópera, “La cortesana de Lamermoor”, aquella que dice “acércate papito que soy más voluble que las aves”. Como escribiera el crítico musical Harold Shönstein. Dice: “Todas las óperas de Mastropiero llevan su sello. El modo que tiene de componer óperas es un verdadero Modus Operandi, como los delincuentes famosos. Mejor dicho como otros delincuentes famosos. Por lo tanto –concluye- no comentaré más sus estrenos, enviaré al cronista de policiales”.



Poco después salió publicada la siguiente crónica de una ópera de Mastropiero. Dice así: “Al levantarse el telón comparece el tenor (sexo masculino, contextura mediana) y dando muestras de encontrarse alcoholizado increpa a la soprano (contextura robusta, sexo indefinido…) y le reclama reanudar su relación. Esta se niega profiriendo alaridos y gritos desaforados, como si cantara, ante lo cual el arriba mencionado, en estado de emoción violenta, extrae de entre sus ropas una pistola calibre 22 y le efectúa a la “supraescripta” un disparo a quemaropa con orificio de entrada en el abdomen y orificio de salida… y orificio de salida. Luego, arrepentido por el ilícito, toma entre sus brazos a la soprano, aproximadamente un tercio de la misma. La damnificada se repone satisfactoriamente de sus heridas y decidida a perdonarlo lo estrecha en un fuerte abrazo. El tenor lanza un estridente Do de pecho, que en “prima facie” sería un pedido de auxilio. La escena finaliza sin tener que lamentar víctimas ni daños materiales”.



Esta escena es, precisamente, la que no vamos a escuchar a continuación, ya que ninguno de los integrantes de Les Luthiers se avino a representar el rol de la soprano. En cambio interpretaremos un fragmento de otra ópera de Mastropiero, pero que lleva la misma música. Es la escena de “Daniel el seductor ante la ventana de Juana María del Sagrado Corazón”, de su ópera “La Hija de Escipión”.


Esta peculiar obra de Mastropiero no tiene toda su fuerza en la parte humorística y poética de la composición (que la tiene), sino en la musicalización de mano del brillante grupo Les Luthiers. Sólo para decir algo antes de dejarlos en presencia de ellos, que lo dicen todo por medio de su actuación, de su ejecución y de su arte de hacer gracia, sólo puedo decir que en esta composición se lucen al límite. La música encuentra mucha inspiración en el alegro mozartiano, en esos cambios de temas y pequeñas variaciones a las que el compositor austríaco ya nos tiene acostumbrados. De verdad, constituye una de las piezas más memorables de Les Luthiers, y sólo podría serlo por la música. Os recomiendo prestéis suma atención a este detalle, porque al menos a mí me ha sacado más de una sonrisa. Y el añadido poético, que les confiere un toque inigualable, hace de este un aria deliciosa y muy prometedora.

Con ustedes, el aria de Daniel, el seductor, de la ópera La hija de Escipión, del compositor Johan Sebastian Mastropiero, con la misma música de sus óperas anteriores...






Si alguien quiere, para poder seguir mejor la parte cantábile de la ópera, puedo subir también las partes de los cinco.

¡Disfrutadlo!


P.S. Si a alguien le interesa, aquí y aquí está el mismo espectáculo, pero creo que el sonido es mejor que el que he insertado más arriba (sucede que no me daba el código de la inserción).

domingo, 31 de julio de 2011

La vuelta a la normalidad después de la crisi



Supongo que esto debía ser dicho en algún sitio, al menos como para darle un cierre al capítulo anterior de la aventura de preinscripción y demostrar que los finales tranquilos sí existen (todavía no sé mucho de los finales felices).

Después de mucho revolver cosas, se ha dado con el certificado de discapacidad (ese que os comentaba en la entrada anterior), y he ahí el numerito de CUIL. En otras palabras, ingresando ese dato en la página de ANSES debería estar todo terminado. Falta ayuda con el cabcha visual (lo que ya es para meterles una demanda a los del Gobierno), pero eso puede ser solventado en un momento.

Quiero hacer notar mi preocupación por el hecho de... cómo decirlo... no encontrar por ningún lado el término DNI (Documento Nacional de Identidad). Sólo está Documento Único (salvo que esto sea lo mismo que el DNI), Libreta de Enrrolamiento y Libreta Cívica. Como quizás algunos sepan, a los dieciseis no renové el DNI, principalmente por una cuestión ideológica, y ahora tengo mucho más miedo de renovarlo.

Pues veréis... Después de que Fernández de Kirchner introdujo el cambio de DNI, a mí me da un poco de miedito el hecho de tener que zometerme a su fuerza maquiabélica. Según entiendo, el nuevo documento proviene directamente de esta asociación de naciones unidas del sur. Y vamos... En un lugar en donde esté el presidente de Venezuela y la presidente de Argentina, no puede haber nada bueno.

Por eso tengo otra idea en mente. He pensado destruir todo lo que Nicolás ha sido hasta ahora para el Estado en general. Dicho de otra forma, desaparecer del mundo, hacer como si no existiera, poniéndome una identidad falsa y dedicándome a combatir el crimen desde las sombras. Quién era caerá en el olvido, y quién seré no será jamás sabido.

Seré sólo un espectro que no se ve en ningún sitio. Estaré ahí, de todas formas, luchando contra el crimen, resolviendo misterios intrincados. Seré una especie de Batman, pero sin dinero y sin artilugios y sin ayudantes. Mi persecusión será la silenciosa, desde un escritorio, y la cacería concluirá cuando el mundillo del crimen entienda que hay un cazador dispuesto a encontrarlos y develar sus maquinarias.

Pienso que cualquiera que llegue a este blog y se encuentre con estas cosas pensará de mí que estoy muy mal. Pero bueno, las cosas de la vida. Os mantendré informados de los trámites de preinscripción y de lo demás.

Así concluye el vertiginoso mes de julio para un servidor y para el salón del estudio.

viernes, 29 de julio de 2011

Burocracia



Estoy cabreado, muy cabreado. Imaginad cómo va a salir este post.

1. Quizás algunos sepan (los que no, ahora se están enterando así que ya lo sabemos todos) que estoy iniciando el trámite de preinscripción a FaMAF para comenzar el cursillo de ingreso y ver qué termino haciendo de mi vida (aparte de resolver crímenes y pensar, quiero decir).
2. El trámite sería bastante sencillo... aunque yo la verdad es que lo veo muy complejo. Hay que presentar un formulario que está ahí en la página, el cual ya he completado y que parece ser invisible (empezamos bien). Hay que llevar fotocopia de las dos primeras páginas del DNI y el número de CUIL.
3. Las dos primeras son salvables, sacar una fotocopia y pedirle a alguien que me imprima esa formulario que en teoría está ahí y que el lector no puede registrar son cosas muy sencillas.
4. El problema es el número de CUIL. A saber para qué diantres quieren un número de CUIL. Porque el número de CUIL es de la seguridad social, exclusivamente para los trabajadores, y como yo no quiero trabajar, sólo estudiar tranquilo y ver la forma de demostrar que el ser humano es tonto por naturaleza... en fin. Que ese numerito (esto me daría pie a contar un chiste sobre números, pero no estoy de humor) es muy importante para el resto de tu vida, porque con él te acreditan todos los trabajos que harás para el Gobierno y de este modo alcanzarás una jubilación miserable que te hará dar gracias al boludo de turno mientras el resto de la humanidad te desplaza a un lado y espera con ansiedad tu muerte para vivir en un mundo de juventud y belleza (muchísimas gracias, monsieur Nietzche, recuérdeme enviarle flores).
5. En algún lado lo he dicho ya... A los catorce años, como para que me dejaran rendir libre en el colegio (esa es otra, ¿por qué cojones el sistema educativo no es capaz de ser flexible para estudiantes que prefieren no moldear sus mentes a la masa, despertarse tarde y estudiar todos los contenidos de un temario del cual en las aulas pueden llegar a ver menos de la tercera parte?) tuve que sacar ese dichoso numerito de CUIL para hacer un certificado de discapacidad, certificado que se renueva cada tres o cuatro años (¡como los políticos!). En efecto, uno tiene que ir a un hospital grande a corroborar que sigues siendo ciego (¡hurra!).
6. Esto tendría que dejarme más tranquilo, ¿no? Porque esto quiere decir que ya tengo el número de CUIL, ¿no? En efecto, queridos míos, no tengo el número de CUIL porque el número de CUIL lo tenían mis padres, y entre una cosa y otra (pasaron como tres años, señora) se ha terminado perdiendo en vayaunoasaberdónde. ¿Conclusión? A sacar el número de CUIL.
7. Entro a la página oficial del ANSES, intento encontrar cómo obtener el dichoso CUIL. Voy a Obtener constancia de CUIL y ahí me dicen que inserte el bienaventurado (me estoy conteniendo mucho para no soltar una palabrota por aquí) numerito junto con un cabcha visual. Qué gracia que me hacen estas cosas. "Pero... ¿cómo diantres introduzco yo el número de CUIL? ¡Yo quiero que me dén el número de CUIL!".
8. Me voy al preguntas frecuentes, ¿Cómo obtener mi número de CUIL? Dice que hay varias formas y que todas son igualmente válidas, pero luego sólo describe una. Es yendo al ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) y presentar un montón de papelitos. Dice que no es un trámite exclusivamente personal (por cierto, se les agradecería mucho a los personajes que trabajan allí que tuvieran el decoro de escribir como corresponde, y si ya perdieron incluso el sentido común podrían hacerlo sólo por pura vergüenza), y yo alusino. Porque si uno es menor de edad... (atención) tiene que ir el padre o tutor a completar el trámite. Dice además que el CUIL es único ("¿No, en serio?") y que no puedes tramitar otro teniendo ya uno porque eso les rompería grandemente las estructuras al Gobierno. Desesperado, busco la sección oficinas, para ver el número de teléfono de esta porquería de establecimiento y oh sorpresa. Damas, caballeros...
9. ... En efecto, podemos encontrar todas las oficinas de ANSES en todo lo largo y ancho del territorio argentino, así como sus respectivas locaciones geográficas y horarios de atención al burro (perdón, al cliente), pero por las barbas de la ballena que no van a salir los teléfonos, aunque sea para preguntar qué debería hacer en caso de haber extraviado un CUIL y ser menor de edad.

Recapitulando. ANSES tiene un sitio web para hacer más fácil la vida a los trabajadores, a los desempleados, a los jubilados, a los pensionados, a los futuros jubilados o pensionados, y en general a todo el mundo... pero lo que yo veo es sencillamente que te facilitan la información para que sepas qué debes ir a hacer en algún edificio del ANSES. No lo termino de ver claro, de verdad.

Y ya están a punto de cerrar, si lo que dice la página es cierto, por lo que aún llamando al servicio de guía por teléfono me atenderán como el ácido ortofosfórico. Mañana no atienden. Por lo que el lunes tendré que llamar e ir.

Yo de verdad no lo entiendo. Tienen absolutamente todo lo necesario para hacernos las cosas más fáciles, pero no son capaces de dejar un tonto número de teléfono ni de facilitar la forma de que un noble ciudadano obtenga un número de CUIL. No tiendo a aborrecer a la raza humana, pero creo de verdad que la burocracia es algo que sólo podía haber sido creada por los seres humanos. Espero que el trámite no demore más tiempo; la inscripción en la universidad, que es lo más urgente, termina el viernes próximo, así que os mantendré informados.

P.S. Hablaría del material de estudio del cursillo de ingreso, pero lo cierto es que no tiene sentido y podría traerme más penas que glorias.

martes, 26 de julio de 2011

Fragmento




Cuando le propusieron a Johan Sebastian Mastropiero que compusiera la música para una opereta sobre la huída de los aristócratas rusos en la revolución de mil novescientos diecisiete, Johan Sebastian pidió consejo a su venerado maestro, el profesor Wolfgang Gangwolf. Este le dijo: "Muchacho, se han compuesto hermosas partituras para operetas; aún en un género menor como la opereta, se puede notar la calidad de un compositor, te aconsejo que rechaces el ofrecimiento. Más aún, no debes aceptar si es que todavía te queda un poco de amor propio". "Si es así", respondió Mastropiero, "puedo aceptar perfectamente". Por otra parte, el padre de Mastropiero, que se oponía a la carrera artística de Johan Sebastian, por la misma época le envió una carta en la que le decía: "Hijo mío, te pido que abandones la música. Es posible que sean mis prejuicios los que me impiden ver, pero por desgracia no me impiden oír". En este punto Johan Sebastian se vio obligado a optar entre su familia y la música y eligió la música, para desgracia de ambas. Terminó de componer la opereta y para evitar más conflictos con su familia se dispuso a firmarla con un seudónimo: Johan Severo Mastropiano. Enterado el padre, le mandó otra carta en la que le decía: "Hijo mío, si usas ese seudónimo todos sabrán, no sólo que soy el padre del compositor, sino también que soy el padre de un imbécil". Johan Sebastian reconoció que esta vez su padre tenía razón y se cambió el seudónimo: firmó la opereta como Klaus Müller. Esto solucionó los problemas con su familia, pero le acarreó demandas penales de treinta y siete familias de apellido Müller.


Y esta es la introducción (cito textualmente) al cuadro primero del segundo acto de la opereta que compuso Johan Sebastian Mastropiero titulada "El zar y un puñado de aristócratas rusos huyen de la persecusión de los revolucionarios en un precario trineo, desafiando el viento, la nieve y el asecho de los lobos". Cuyo resumen del argumento es este: "Adiós, mi estepa".

Por favor, que alguien les dé ya un premio.





¡Viva Johan Sebastian Mastropiero!


lunes, 25 de julio de 2011

Recuerdos



Tomó entre sus manos la gastada pipa de arcilla negra que lo había acompañado durante muchos años y la llenó. Era cierto, se ponía cada día más viejo y los achaques le impedían fumar como antes; pero ¿qué haría si no? Sus cansados ojos grises miraron hacia el fuego de la chimenea mientras fuera, en el resto del mundo, las pesadas gotas de lluvia caían en la fría y ventosa noche de la campiña.
El sonido que producía la combinación entre el chisporroteo del fuego, la lluvia al caer en el tejado y el sonido del viento golpeando los árboles tenía un efecto catártico en su alma. Comenzó a recordar todos los momentos de su vida. Sin pretenderlo, miró hacia atrás y sólo le dolía una cosa.
Por su arrugada faz resbaló una lágrima que le fastidió sobre manera. Luego soltó una pequeña risa. Se había pasado tantos años intentando no sentir absolutamente nada, y sabía muy dentro de sí que nunca lo había conseguido. Apretó una mano para reprenderse por pensar en aquellas cosas, pero el sentimiento de vacío volvió a invadirlo sin que él lo deseara.
Había sido una buena vida, no habría podido ser mejor, pero en ese momento sólo algo estaba mmal. Él ya no estaba, hacía mucho tiempo que no estaba. No recordaba bien cuánto exactamente (la memoria le había empezado a fallar), pero sabía a ciencia cierta que habían sido muchos más años de los que deberían haber sido.
Quiso creer que seguían siendo los mejores amigos en el departamento de Backer Street. Quiso creer que de un momento a otro llegaría Lestrade o Jones o Greckson y tendrían que salir a patearse los adoquines. Quiso creer que no estaba solo en un universo tan basto. Pero su imaginación no lo pudo arrastrar hasta eso, y volvió a llorar.
Quiso mirar a las estrellas para ver si encontraba rastro de él en algún sitio. Pero el cielo de la noche estaba nublado. Dentro de sí oyó una voz, semejante a la suya, una voz curiosa que preguntó: "¿Qué le ocurre, Holmes?".
Elevó las comisuras de los labios como esbozando una pequeña sonrisa. "Es trivial, mi querido amigo", respondió al aire, "me he quedado solo y le echo de menos". Después de unos momentos inquirió: "¿Está usted bien?". Nadie respondió. Fue entonces cuando asintió tenuemente y dijo: "¿Sabe qué, mi querido Watson? Tenía razón, no debí haberme inyectado esa solución al siete por ciento, ¡mire los efectos!".
Se golpeó la cara con las manos y se quitó las abejas de la cabeza. Apagó el fuego y se incorporó, encaminándose a su habitación.
Sin saber el porqué (algo que ocurría muy pocas veces en su vida), apoyó la cabeza en la almohada y se durmió profundamente, como hacía mucho que no dormía. Se perdió su consciencia en la inmensidad del inconciente, dejándose llevar de paseo por los arcanos misterios del sueño...

Fin.


Sir Nícolas Vásquez de Aragón

Después de mucho tiempo sin publicar, creo que va siendo hora de retomar esta antigua costumbre en el salón del estudio. Supongo que esto ha salido en el momento, creo que debía escribirlo por alguna razón. Y sí, lo sé, sé que dije que nunca más incursionaría en el fic, pero bien llevado no resulta ni agobiante al escribirlo.

Por si alguno de los lectores habituales de esta bitácora no se ha enterado (y de paso para hacerle publicidad, qué tanto), en Los cuentos del hada Jengibre se ha publicado un cuento de manofactura propia y dedicado especialmente a nuestra querida Jengibre, amiga y colaboradora de este modesto proyecto. Es uno de los primeros policiales que me animo a publicar tras largos meses sin hacerlo, así que me ha parecido conveniente dárselo en "madrinazgo" (hem... ¿eso es posible?) a la inspiradora del mismo, una investigadora excepcional y una narradora fantástica.

Y como siempre, lo que quieran decir del relato, será siempre bienvenido y tomado en cuenta para seguir mejorando de a poco.

¡Elen síla lumenn omentielvo!


domingo, 24 de julio de 2011

Las confesiones - X 27 38




"Tarde te amé, hermosura tan antigua, y tan nueva, tarde te amé.
Y he aquí que tú estabas dentro de mí, y yo fuera,
y fuera te buscaba yo, y me arrojaba sobre esas hermosuras que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Me mantenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Llamaste y gritaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y ahuyentaste mi ceguera;
exhalaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti;
te gusté y tengo hambre y sed de ti;
me tocaste y me abrasé en tu paz".


San Agustín, Las confesiones, capítulo X, número treinta y ocho.

Nunca he dejado algún material por aquí sin hacer, aunque más no haya sido, un pequeño comentario sobre el mismo, pero en esta ocasión me veo sinceramente incapaz para decir algo más de lo que ya se ha dicho. Sencillamente, lo he leído y supe que debía dejarlo por aquí (desconozco el porqué). Que lo disfrutéis.

jueves, 21 de julio de 2011

La historia de la miel



Damas, caballeros, ateneos a las consecuencias de leer este post. Todo es bajo vuestra propia responsabilidad si os da por comenzar a experimentar y luego el resultado es... por así decirlo y para que nadie se asuste... fatal.

Lunes por la mañana. Acababa de rendir Psicología y traía un hambre que me consumía las entrañas (¿os he dicho alguna vez que cuando tengo que rendir no puedo tragar nada y tengo que ir en ayunas a examinarme?). Dicho y hecho, voy a la cantina del colegio (me gusta mucho la comida chatarra, no puedo evitarlo, ¿vale?) y ahí me pongo a consultar qué tienen a tan temprana hora de la mañana y encima en vacaciones.

En efecto, oh mis queridos lectores, es demasiado temprano como para hacer papas fritas o una hamburguesa o un panchito (perrito caliente). No me veo en condiciones de comer un sandwich de jamón hecho con pan francés, así que me decido por un sandwich de miga. ¿Alguna vez he dicho en forma pública que, salvo el helado, el chocolate y el yogurt, no puedo consumir lácteos como el queso o la mantequilla? ¿No? Qué curioso...

Tenemos que lo único que puedo comer es un sandwich de miga con jamón. Pregunto si hay huevo, es evidente que no tienen huevo. Pregunto si tienen aceitunas (a estas alturas no me interesa que sean negras o verdes), por los cojones van a tener aceitunas (según ellos, no han ido aún de compras... ¿y qué pasa conmigo y mi hambre?). Ya ni pregunto por algo de tomate redondo (no me agrada el perita) o de lechuga fresca y reseca (muy húmeda es desagradable al paladar). En fin, que comer jamón y miga no es lo que se dice un desayuno nutritivo. Claro que beberse una Pepsi junto con ello tampoco lo es, pero ahora no viene a cuento.

Hora de sacar al científico que traigo dentro.

—¿Tenés miel? —pregunto.
El que me está atendiendo (soy el único cliente) aluscina.
—¿Es en serio? —pregunta.
Suelto un bufido.
—¿Tenés salsa de tomate?
—Sí...
—Sandwich de miga, jamón, miel y ketchup, entonces.
—¿Es de verdad?
Pobre hombre, parece que le está dando un paro cardíaco del sólo pensar que existe un ser humano como yo en la faz de la tierra. Me pregunto si yo hoy me he peinado o tengo algo en el rostro, o si siquiera pertenezco al género humano, porque es que la incredulidad de este sujeto me está haciendo dudar.
El hombre mira a mi madre esperando confirmación, o quizás esperanzado de que todo sea una mala broma pesada. Mi madre (es mi madre... ella está acostumbrada a todo esto, lo podéis creer), pobrecilla ella, recordando todas las cosas que me ha visto hacer, afirma con la cabeza y confirma la versión de los hechos.
—¿Lo querés tostado? —me pregunta con una mueca como de naturalidad.
Aquello no es nada extraño, aquello no es nada surrealista.
—No, muchas gracias, hoy no.
El hombre parece reaccionar ante la palabra "hoy". Se da cuenta de que sigue viviendo en el planeta tierra.
—¿Usted qué desea? —le pregunta a mi madre, temiendo que si yo he pedido miel ella le pida un panal.
La cara del tipo debió haber sido de película, en plan "Por Dios, que sea normal, que sea normal queseanormalqueseanormalqueseanormal".
—Una lágrima.

Para que os quedéis tranquilos, una lágrima es la inversa del café con leche (vendría a ser mucha leche con un poquitín de café). El día martes lo pedí sin salsa de tomate y con dulce de leche, y ahí sí pedí que fuera tostado... Pero el punto, que si lo he vuelto a pedir es porque de verdad es sabroso y exquisito al paladar. Y tened en cuenta que soy algo maniático y quisquilloso en tema comida (ya habéis contemplado parte de mis gustos culinarios más arriba), por lo que no soy capaz de comer cualquier cosa. Eso sí, si lo queréis intentar... lo hacéis bajo vuestra propia responsabilidad y yo no me hago responsable de daños y perjuicios. No obstante, si os hacéis millonarios vendiendo la idea al McDonalds... ejém... quiero la mitad o tres cuartas partes de lo que os paguen.

Ay que ver... ay que ver... Años estudiando duro para poder decir que he hecho algo, cuando lo más genial que he inventado nunca lo hice juntando dos trozos de pan con jamón y miel. El premio, por favor.

¿Eh? ¿Y esto a qué coño viene?

Ayer lo pedí igual que el martes, y esta mañana ya le pude pedir lechuga con algo de salsa de tomate. Pero a lo que voy es que ya terminé los exámenes, ya soy un hombre libre (o algo como un hombre) y tengo mucho sueño acumulado. La muestra de mi retorno es que he sido capaz de escribir semejante tontería (si bien es verídica), y la muestra de que cada vez estoy peor es la de poder rozar con mi mente la idea de un sandwich de miel y llevarla a la práctica (pero de verdad, de verdad es una delicia si os gustan las cosas agridulces).

A todos los que esperabáis (la noticia de mi defunción, of corse) les tengo que anunciar que, lamentablemente, sigo por aquí y el mundo seguirá padeciendo el tormento de mi existencia.
A los que me esperabáis con ansiedad, a todos esos les digo... De verdad, deberíais ir a algún psicólogo, porque para esperar a un servidor...

Y a todo el mundo en general:
He vuelto. Las puertas del salón del estudio quedan reabiertas.

lunes, 11 de julio de 2011

A veces...



A veces quisiera obtener respuestas a mis preguntas. Creo que es natural, es algo que nos hace seres humanos el querer respondernos lo que nos da curiosidad. Pero hasta qué punto podemos...

En esta vida no existen las oportunidades alternas. Me refiero a que no podemos pensar que algo más de lo que ocurrió podría haber sucedido. Por una misterio combinación de los senderos de la vida, como me gusta decirle, las cosas no pueden ser de otra forma de como han sucedido. El hecho de que ya hayan sucedido en el tiempo hacen que sean inalterables, pero hay más que eso. El principio universal de que no existen las alternativas indica que todo lo que ha ocurrido tiene un motivo de ser. No es causalidad, es finalidad. Todo tiene un fin, sea o no visible, y todo ocurre para llegar hasta esta meta.

Y a veces me interrogo. A veces desearía poder comprender a dónde tengo que caminar para no martillarme la cabeza. Y quizá esto es lo que más me cueste de toda mi vida: el poder caminar sin preguntarme a dónde voy. Quizá la más grande enseñanza que tenga que aprender es anteponer la paciencia a la curiosidad.

No sé hacia dónde estoy caminando. Vamos a ver. Lo intuyo o quiero creer que lo sé. Pero no sé si es realmente el lugar en dónde debo estar.

A veces me encuentro con muchas más dificultades de las que podría tener. Y entonces me pregunto qué habría sido si las cosas hubiesen sido de otra manera. No sería como soy ahora mismo, pero no creo que llegase a ser tan diferente (por lo menos estaría un poco más cuerdo). Pero quizá también me hubiese privado de las cosas que he encontrado y disfrutado todos estos años. Me habría perdido de todas estas experiencias que de verdad valoro y aprecio.

Aunque en otras circunstancias me habría gustado llevar una vida más cercana a los parámetros comunes. Desdeño lo prosaico, pero a veces me gustaría haberlo experimentado un poco más y ver una vida menos extraña.

Pero a la par reconozco que en algún momento habría mirado hacia atrás y habría descubierto que mi vida ha estado llena de repeticiones rutinarias y estupideces sin sentido. Porque hasta aquí no he vivido las aventuras que la vida ofrece... pero joder si no he vivido otras tantas que la vida sí se tiene reservadas.

Todo lo que sucede, por fuerza bruta, nos tiene que hacer aprender aquello que necesitamos aprender. A veces eso no ocurre. Creo que hasta aquí no sé qué coño he aprendido yo. Supongo que he aprendido a escuchar a los demás, he aprendido que las altas cumbres de la sabiduría humana están en las flores, he aprendido que a la vida no se la piensa, se la vive, he aprendido que los seres humanos somos muy tontos. He aprendido que sabemos menos de lo que creemos saber. He aprendido a reír y a amar la música. He aprendido a valorar cada segundo. He aprendido que muchos quieren explicar las cosas y otros tantos hacen como que las entienden. He aprendido que muy pocas cosas pueden ser explicadas como muchos quieren explicarlas. He aprendido el verdadero significado de la libertad, y de cómo los que se creen libres están enjaulados. He aprendido que no todo es fácil, pero que esto no significa que sea imposible. He aprendido que en hacernos como niños encontramos verdadera sabiduría. He aprendido que quizás vale más aquello que aprendemos que aquello que añoramos.

Creo que he aprendido que venimos a este lugar para aprender y obrar en consecuencia. Pero también creo que me salté algunas cosas. A veces también parece que me marchitara más rápidamente. A veces añoro el ser más inmaduro y menos rayado.

He aprendido a apreciar el silencio y la soledad, pero también he aprendido a apreciar a aquellos seres a los que amo y que me aman. He aprendido que los seres humanos han tergiversado la idea del amor. He aprendido que amar es entregarse hasta las últimas consecuencias sin esperar nada a cambio. Amar es dar nuestras vidas por los demás, sin importar quién sea, y terminar de darnos por completo. No se puede decir que haya aprendido a amar, pero creo que sí he aprendido a seguir el camino del amor.

Y creo que me falta aprender algo que ya veo pero que no aprendo como propio. Lo intuyo, pero quizá el acto más grande sea poder asumirlo y vivenciarlo. Quizá lo que me falta por aprender sea una de las más complicadas virtudes que los humanos podamos entender. Quizá me falte aprender la virtud de la paciencia, que es el arte de aguardar sin desesperar, ligado este a la virtud de la esperanza, el saber esperar. Quizá me falte aprender la virtud de la humildad, que consiste esta en abandonar la curiosidad por el mañana y por los senderos de la vida, y dejarme llevar sin prisas, seguro de que todo llega a buen puerto, ligado esto último a la virtud de la confianza. Y quizá, el día que aprenda todo eso, me siga faltando aprender algo que ya he aprendido y que nunca se deja de estudiar. El arte de la alegría.

Hoy sí que estoy reflexiivo, pero no he perdido los ánimos ni me he dejado abatir por los vientos de la vida. Hoy sólo quiero recordarme que no todo está visto, que aún quedan lugares en los que estar. Hoy quería decirme a mí que esto también es necesario, que sólo veo parte de una finalidad, pero que aún, gracias a Dios, no encuentro el propósito con el que estoy aquí. Quizá lo sepa de forma general, pero lo particular aún escapa.

No hay que temer cuando las tinieblas se hacen más oscuras. Ahí hay que recordar que las horas más negras son las que anteceden a la hermosa claridad del alba. Debemos temer cuando nos olvidamos de creer en el amanecer. Debemos temer, en suma, cuando no somos capaces de tener fe.

viernes, 1 de julio de 2011

¿Es en serio?e



Damas, caballeros, amigos del salón del estudio.

Siendo una persona acostumbrada a las cosas extrañas, los fenómenos absurdos, habituada a ver cómo el universo da giros efectistas y, en general, un friki aficionado a los eventos paranormales... también resulta que muy pocas cosas me sorprenden en los últimos tiempos. No es que no me maraville, es sencillamente que comprendo que tantas son las cosas que pueden suceder en el universo que no hago diferencias entre lo común y lo extraordinario. Todo hecho es extraordinario en sí mismo, en conjunto todo hecho extraordinario es habitual. Vivimos rodeados de hechos extraordinarios, y que todos sean excepcionales es lo común.

Pero hay cosas que te dejan pasmado. Ir a ver retazos de vídeo en YouTube, por ejemplo, nada más traumático que esto.

Suelo buscar vídeos doblados al español, sea cual fuese el dialecto del español a que me refiera, y en la mayoría de las ocasiones termino alucinando con los comentarios de los usuarios que han visto el vídeo. No voy a citar por aquí, sería una falta de respeto (y esto considerando que difícilmente los usuarios de YouTube lean este blog). Pero no voy a cerrar el pico.

Entre comentaristas hay una gran discusión (que digo discusión, una batalla de índole titánica y colosal, un fenómeno de destrucción y aniquilación de las fuerzas armadas del bien y el mal), una pelea monumental que parece no haber tenido principio y no tener fin, y aunque a mí me guste debatir en ocasiones... El tema de la pelea es este:

Persona A dice:
¡Es mejor el audio de España!
(comentario a un vídeo en un dialecto latinoamericano)
Persona B responde:
¡Es mejor nuestro audio! ¡Ustedes son unos tontos para doblar!
Persona C apoya a persona A y dice:
¡Jilipollas! ¡Esa palabra era esa otra palabra! ¡Dicho así pierde la gracia!
Persona B espeta:
¡La...
... Se me notifica que por guardar la moral y el decoro no podré hacer una aproximación a lo que espeta la persona B, pero bien podría resumirse en que remueve toda la familia del interpelado/a, y bueno...
Persona A dice:
¡Nuestra traducción es mejor porque nuestro idioma es mejor!
Persona D dice:
¡El español de España es una porquería! ¡Por consiguiente, todos los españoles son una porquería!
Luego un gran tumulto en que pasa lo siguiente:
Argentina insulta chileno.
Chileno insulta mexicano.
Mexicano escribe México sin tilde ortográfica en la e mientras insulta a todo el mundo por no respetar el nombre de su nación al escribir Méjico con j.
Español insulta chileno.
Colombino insulta español.
Argentino insulta colombino.
Español insulta mexicano.
Fijista insulta transformista... hem... como que no.
Ecuatoriano insulta español.
Peruano insulta ecuatoriano.
Puertorricense insulta argentino.


¿Os imagináis el resto, verdad? No hace falta que os refiera el pleito que se forma entre mexicanos y argentinos a la hora de discutir cuál es la mejor versión de Los simuladores, ¿verdad?

Mi punto es muy sencillo: ¿WTF?

En principio yo no sabía que existía un idioma español de España, un idioma español de Argentina o un idioma español de México (que yo me he acojonado con lo que dijo el sujeto ese de México se escribe con x, cuando yo había aprendido en la escuela primaria que se podía escribir de cualquier forma). Vamos a ver. Por medio de Blogger yo he conocido a españoles, mexicanos y demás, y yo no he tenido que aprender otro idioma para comunicarme con ellos. A lo sumo, cuando aparece una expresión propia de un dialecto, entonces sólo pregunto y ya, y lo mismo ha sucedido cuando yo he empleado algún término más regional. Pero siempre es el mismo idioma, la misma lengua de Cervantes.

En segundo lugar, existe lo que se denomina "dialecto" o diferencias regionales y/o culturales. Las lenguas no son estáticas, cambian a medida que cambian las persona que la utilizan para comunicarse. Es verdad, suelo usar algunas expresiones del Lazarillo de Tormes, pero todos saben que es por joda más que otra cosa (aunque a veces hablo así en público). Aquí no hablamos todos como en la época de Cervantes, tenemos cambios propios del tiempo que ha pasado desde entonces. Por hechos históricos añadimos palabras, tenemos distintas raíces para ciertos vocablos, la globalización trajo consigo el uso de expresiones que difícilmente entrarían antes en nuestro vocabulario. Y es que si uno no quiere decir todo el tiempo "Por favor, alcánzame ese cuadradito/triángulo de papel/tela que está siempre en la mesa a la hora de comer y es utilizado por los comensales para limpiarse las manos o la boca en caso de mancharse y que antes solía ponerse a modo de babero para no ensuciarse la pechera al comer algo con salsa o un líquido semejante a la sopa", sencillamente y para abreviar tomamos la palabra de los franceses y decimos "Por favor, alcánzame la servilleta".

Dado a que el español es una lengua muy difundida por gran parte del mundo, es evidente que aparecerán diferencias. Una de las más grandes diferencias aparece en tanto cuál ha sido el pueblo que ha recibido el español. De acuerdo a cómo haya sido la lengua del pueblo aborigen que habitaba una región colonizada, así será el español que resulta de esa combinación. Aquí en Argentina, por ejemplo, a diferencia del resto de Latinoamérica, conservamos del español antiguo la segunda persona del singular (vos). Pero no seguimos usando la forma de conjugación pensada para esta persona, que vendría a ser, si no me equivoco, la forma de conjugación que se utiliza para la segunda persona del plural todavía en España. De este modo, lo establecido sería: "¿Vosotros habéis pensado en alguna solución?". El uso de la segunda del singular en vos nos dejaría con: "¿Acaso vos habéis pensado lo que esto significará para vuestra familia?". O en su defecto, y para que suene mejor al oído: "¿Habéis pensado vos que la colgó de un abedul?". No obstante, debido a la peculiaridad de las lenguas nativas, que tenían dificultad para diferenciar correctamente el éis, suprimieron paulatinamente la i y sólo quedó el és. Así que pasamos de: "¿Podéis ayudarme a cargar esta maleta?" a "¿Podés ayudarme a cargar esta maleta? El "habéis", por una cuestión fonética (digamos que suena mal decir "habés"), pasó a "has". En esto no diferenciamos del resto del mundo hispano, en que se utiliza el "tú" como segunda voz del plural. Sin embargo, y esto es lo más raro de todo, no conservamos el "vosotros" como segunda voz del plural, sino que la hemos cambiado por "ustedes", utilizando la misma forma de conjugación de los verbos que empleamos para la tercera voz del plural.

En otras cuestiones, hay diferencias, pero no son suficientes como para hablar de dos lenguas distintas. Son variaciones regionales y también culturales, dadas por el estilo de vida que llevamos. Aquí es habitual el lunfardo, pero porque en Buenos Aires se dio la circunstancia histórica propicia para desarrollarlo, no porque lo hayamos querido.

La entonación no es lo mismo que la tonada o el acento, y el uso de determinadas palabras está ligado a la cultura que circunda la lengua hablada. Es cierto, a un americano puede parecerle cerrado el dialecto español, pero en realidad no es cerrado; ocurre que allí hablan así y sus oídos están adaptados a escuchar a esa velocidad (lo mismo que los franceses modifican sus gargantas desde hace siglos y alcanzan esos tonos agudos y un tanto nasales). Y muy seguramente algún español podría considerar el dialecto latinoamericano como pesado y desarticulado, y estaría en lo correcto, porque lo es en cierta medida, pero es natural para nosotros por una cuestión social e histórica.

Es ridículo querer saber cuál es el mejor dialecto. No existe un mejor dialecto. Son sencillamente dialectos diferentes, nos pueden gustar más o menos, pero no existe ningún dialectómetro que indique cuál es más eficaz o más correcto. El gusto es subjetivo, muy subjetivo, y las traducciones de otros idiomas también lo son.

De estos dos, ¿cuál es el mejor color? ¿Rojo o azul? Te puede gustar, pero porque te guste a ti no quiere decir que sea el mejor del universo. A mí no me gusta mucho el acento mexicano, me resulta difícil al oído, pero ¿eso hace que México, el pueblo de México y los antepasados en tercera generación sean una porquería? ¿Acaso tengo que definir cómo son las personas de una nación en función de si me gusta o no un acento específico o ciertas expresiones propias de su región o su cultura? Somos personas, seres que son conocidos de forma individual y por lo que hacen, dicen y piensan, no por el lugar en donde hemos nacido o el idioma que hablamos. No somos lo que somos por nuestro nombre, sino por lo que somos en realidad. He visto películas en doblaje latino y en doblaje castellano, y ninguna me parece mejor o peor. Las expresiones son casi las mismas, y las que no, se pueden deducir por el contexto. Hay puntos flojos y puntos fuertes, me gustan ciertas expresiones y otras no. ¿Tengo que salir a llenar YouTube con mensajes agresivos? Los doblajes latinos que son mayoría los hacen personas de México, reduciendo el acento a algo mucho más neutro, y me gusta. Ciertos personajes de Los Simpson los hace un argentino, que también consigue una neutralidad muy lograda.

Sobre el tema de los doblajes y las traducciones... Es verdad, a veces a los traductores se les va la pinza con los títulos de series y películas (incluso hasta de libros). Pero estimo que, en estudios lingüísticos más profundos, habrá motivos y motivos. Aquí son fichas, allá chapas; aquí es cheto, allá pijo; aquí es colectivo, allá autobús; aquí es pancho, allá perrito caliente.

Uno nace, crece, se reproduce y muere... hem... Uno nace y crece en una cultura determinada, adquiere ciertos usos, entrena su paladar para emitir determinados sonidos, educa su oído de forma inconciente para recibir como naturales esos mismos sonidos y mama del medio toda una cultura. El problema radica en considerar a su cultura, por ser la cultura que recibió desde pequeño, la única y mejor cultura existente en el mundo mundial. ¿Cuáles son los riesgos de esto último? No habéis prestado ni cuota de atención, ¿eh?


  1. Que las páginas de YouTube estén llenas de estos comentarios.
  2. Que demostremos ser todavía una humanidad xenofóbica y en decadencia.
  3. Que nuestros padres no hayan sabido educar correctamente y que en la escuela no se haya sabido reforzar esa educación.
  4. Y que un sujeto como yo escriba todo esto a consecuencia de todo lo anterior, dando mucho la lata y dejando un ensayo que no será leído sino por unos pocos elegidos.


Como dije al principio, estoy acostumbrado a ver cosas muy extrañas, pero esto se sale de las fronteras del conocimiento.

En otras noticias, desde el dieciocho en adelante tengo los exámenes, así que es probable que yo desaparezca y deje todo esto un poco desatendido. Os notificaré de todo cuando todo haya terminado, así que, si Dios quiere, nos reencontraríamos después del veintiuno de julio.

A los del hemisferio sur... ¡Felices vacaciones de invierno! Y a los del hemisferio norte... ¡Felices vacaciones de verano! Y al globo entero... ¡Os envidio por tener vacaciones en estas fechas!

No os acordéis de mí, luego volveré... Disfrutad con jovialidad la vida... Sí, sí, me gusta veros felices... Ya sé, me extrañaréis mucho... sí, sí...

¿A que lo habéis creído? Venga, ni tanto. Dentro de un tiempo retornaré, medio muerto, pero aquí estaré. Dentro de un tiempo volveré, medio muerto, pero jamás rendido, medio muerto, pero nunca del todo ido.

¡Elen síla lumenn omentielvo!


martes, 14 de junio de 2011

Esto ya es ilógico



Damas, caballeros, amigos del salón del estudio...
... tenemos evidencia de que existe vida extraterrestre en la tierra. Tengo en mi mano la prueba definitiva de que hay vida en otros mundos: lo que veo es la fotografía de un ser horrendo y repugnante, con una gran masa corporal, una mirada agresiva y hostil, verrugas y un tono desagradablemente verde. En sus extremidades anteriores tiene un extraño cilindro de metal...
—... el termo.
—¿Eh?
—El termo. Es la foto de mi mujer.

Muy bien, ya he fastidiado el chiste fácil de Les Luthiers. Ahora al grano.

¿Recordáis que para Semana Santa caí enfermo a lo bestia? De acuerdo, no han pasado ni dos meses desde aquello... y otra vez estoy engripado.

La situación es la siguiente:

  1. Se registra un notorio aumento de la temperatura corporal.
  2. Hay una increíble congestión nasal y aumento de la mucosidad.
  3. Anulación del sentido del gusto y del olfato.
  4. Hay mucosa flemática en la cavidad posterior de la boca.
  5. Dolor al tragar o respirar por la boca.
  6. Sensación extraño al comer algo, no es dolor pero está cerca de ello.
  7. Cansacio general y fatiga muscular.
  8. Delirio crónico con recurrentes pensamientos sobre la idea del ser, el universo y los círculos.


¿Y lo peor? No puedo tomar morfina, que sería ideal para magnificar el cuadro del delirio y crear obras magistrales. Pero allá yo...

En conclusión, he vuelto a caer víctima de las bacterias. Antes he culpado a una serie de causas que pudieron haber generado el anterior engripamiento. Ahora voy a enfocar el origen de la gripe en una sola cosa. Así que el odio de esta semana va encaminado a...

... los ecologistas. ¿Por qué? Simple. Porque no dijeron nada antes de que comenzara el calentamiento global. Sólo entonces se les ocurrió decir que el hombre modificaba profundamente el clima de la tierra con sus actividades. Pero antes no. Felicitaciones, eso equivale a ir con un médico y decirle "Tengo fiebre" para que el médico diga "Este hombre está volando de fiebre".

¿Y por qué? Simple. Porque por culpa del calentamiento global hay cambio climático. Una de las consecuencias del cambio climático es que no hay estaciones. En suma, durante la primera mitad de semana tenemos una temperatura cuasi primaveral, y al día siguiente sentimos el polo norte.

Así que ya sabéis: en medio de mi delirio, ataco a los ecologistas por haber demorado en su pronóstico del tiempo (que repito, equivale a que el del clima en el noticiario diga "Está lloviendo").

Y quizá pueda culpar a mi profesora de química, que también estaba resfriada, o a un Sacerdote que vi el sábado en la noche, pero los ecologistas me quedan más a la mano, sobre todos los amarillistas.

Sed felices. Yo sigo teniendo sed y criticando al universo.


viernes, 10 de junio de 2011

Coincidencias




Damas, caballeros:

Temblad.

Pero ¿qué hacéis que no estáis temblando? ¡Os digo que lo hagáis!


Como algunos de vosotros sabéis, en ratos libres dedico mi tiempo a la construcción de breves cuentos policiales o novelas de la misma índole. En la mayoría de estos cuentos policiales suelen aparecer dos personajes un tanto cómicos que algunos ya conocen: el señor Adam Evans y la señorita Catherine Clathord.

No me gusta la era de la modernidad en los policiales, soy más del relato de enigma que del policial negro y me inspiro mucho en Christie, Conan Doyle y Edgar Poe. Estoy desarrollando algún que otro detective para usarlo de forma esporádica, pero estos dos son mi creación (y se nota).

Cuando los creé (es decir, cuando pensé en la pareja de investigadores que tenían que estar ahí decididamente), pensé en hacer una pareja mixta porque deseaba ver cómo escribía eso. Era una idea muy poco explotada en el género policial (los clásicos detectives o bien estaban solos, al estilo de Batman o Philip Marlowe, o bien siempre iban acompañados con un ayudante o asistente, el caso de Watson con Holmes o el de Hastings con Poirot). Cuando pensé en el investigador, como decía, no quise que estuviera investigando solo, pero también quería explorar la relación de dos amigos muy distintos y muy cercanos.

Lo reconozco: hay mujeres en los policiales. Pero en general, y por lo que he leído, las mujeres son las investigadoras y todas me parecen muy clicheadas. Podía ser algo como las novelas de Dan Brown, pero tampoco era la idea. Lo que quería era gestar a dos amigos íntimos que se conocieron en un tren, que resolvieron un crimen y que luego se fueron a vivir a Londres para ejercitar la mente mientras cazaban criminales. Eran el complemento perfecto: la desorganización con la pulcritud, lo genial con lo prosaico, lo científico con lo social. Y lo mejor era que estos dos estarían dispuestos a arriesgar la vida por el otro, siempre con algún insulto o comentario sarcástico destinado a hacer todo menos cursi y más divertido.

Mi idea era hacer que la voz de la razón (el detective) fuera un desastre ambulante, una persona increíblemente idealista y creativa que usaba rigurosos métodos científicos. Un carácter pacífico y amable, sin dejar de ser irónico y teatral. Él iba a ser el filósofo, una unión tan ilógica como divertida de desarrollar: el pensamiento racional con la creatividad, el idealismo con la ironía, la imaginación con la sagacidad, una visión de fe en medio de lo sombrío.

Ella iba a ser su contrapunto. Ella era la eficiente y la práctica. Ella iba a evitar que su amigo se fuera volando cual leve Pedro al dejarse arrastrar por el deseo de perseguir sus ideales, por el anhelo de querer escapar a los pasillos de la mente. Ella misma definiría que su vida, de no haber encontrado al señor Evans, habría sido prosaica y aburrida. Un personaje igualmente irónico y con chispa, una visión optimista de la vida sin caer en la ilusión y un pensamiento que se aplica en el hoy. Ella sería la que estudiaría abogacía, la que haría que su amigo viviese un poco en el mundo real (a pesar de saber que el éxito de su amigo como detective estaba en vivir en un mundo de imaginación, el usar esa creatividad con ese rigor científico para desentrañar los más intrincados misterios).
Sin quererlo, me inspiré en Los expedientes secretos X para escribirlos. Esa serie me fascinaba, por esa serie soy el friki que soy ahora. Por culpa de esa serie, también, mis críticas tienen una inspiración fuertemente conspiranoica. Era la pareja de Scully y Mulder lo más cercano que veía a Evans y Clathord. Y muy semejante.

Sí, era Scully la científica y Mulder el fantasioso, pero Adam y Cath también tienen eso. Es él el que usa métodos científicos conjugados con creatividad e imaginación para resolver crímenes, es ella quien destaca todas las imposibilidades de las teorías o los problemas que presenta un caso. Son Mulder y Evans los que observan, conocen y deducen, hacen teorías en base a lo que ven, y aplicando un método particular no niegan lo que los hechos les dicen. Adam Evans es más racional que Mulder, esa sería la mayor variación (de acuerdo, esa, y que Evans no persigue OVNIS). Son Clathord y Scully las que bajan a los soñadores de los laureles, las que implementan la practicidad y el sentido del "ahora".

Hay diferencias. Evans es el típico detective que niega las emociones (o que las oculta muy bien), y Catherine admite sus sentimientos sin llegar a ser el cliché sentimental.

Pero lo que acaba de ocurrir ahora es fantástico. Me siento sorprendido. Y lo publico aquí para que el mundo sepa que lo he descubierto hoy y que me he querido morir del susto cuando lo hice. Porque sé que yo tomé algo de inspiración de los agentes del FBI, pero nunca me imaginé tanto...

... Acabo de enterarme del nombre completo de la doctora Scully, así que silencio y sonido de redoblantes...

El nombre de la doctora Scully, damas y caballeros, es Dana Catherine Scully.

Así es. Como lo oyen (en caso de que lo lean en voz alta). Yo mismo lo tuve que leer tres veces antes de terminar de procesarlo para entenderlo.

El hecho de que el segundo nombre de Adam (Collin) sea Nicolás en irlandés (creo) es medianamente salvable. De hecho, me enteré de esto hace poco tiempo y después de haberlo elegido, que nadie se vaya a creer que lo bauticé así a propósito. Pero esto...
...

Temblad. Pero en serio. Las coincidencias no existen. Y yo he dado con una de las graciosas/terroríficas. Lo único que espero ahora es que no se me dé por escribir que Catherine y Adam comienzan a investigar una enfermedad extraña que transmiten las abejas.

Así que todos, proceded con tiento, pero recordad: "La verdad está ahí fuera".