domingo, 24 de julio de 2011

Las confesiones - X 27 38




"Tarde te amé, hermosura tan antigua, y tan nueva, tarde te amé.
Y he aquí que tú estabas dentro de mí, y yo fuera,
y fuera te buscaba yo, y me arrojaba sobre esas hermosuras que tú creaste.
Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo.
Me mantenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Llamaste y gritaste, y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste, y ahuyentaste mi ceguera;
exhalaste tu fragancia, la respiré y suspiro por ti;
te gusté y tengo hambre y sed de ti;
me tocaste y me abrasé en tu paz".


San Agustín, Las confesiones, capítulo X, número treinta y ocho.

Nunca he dejado algún material por aquí sin hacer, aunque más no haya sido, un pequeño comentario sobre el mismo, pero en esta ocasión me veo sinceramente incapaz para decir algo más de lo que ya se ha dicho. Sencillamente, lo he leído y supe que debía dejarlo por aquí (desconozco el porqué). Que lo disfrutéis.

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