Claro de LunaCon este libro entre mis manosveo crepitar las tristes ascuas del hogarse están consumiendodejándome en penumbrasY mis pensamientos vuelan hacia el vacíoA la habitación sumida en tinieblasA los cortinajes oscurosA los pasillos infinitosPor la ventana se ve la nochefría y quietay la luz de la lunael cristal atraviesaBaña este cuarto que se sumerge en las sombrasLo ilumina con el claro de lunaDisco plateado que asoma en los cielosque contemplas impasible la noche serena y tristeque ves en las almas de los pobres mortalesque riges el nocturno firmamentomudo observador que sin inmutarse contemplala cruel tragedia de la muerte inexpugnableY vuelvo una y otra vez a esos recuerdosque han venido de ninguna parteaquí mirando el fuego que mueresabiendo que la muerte no es sino la otra orillaAhí está, cruzando el puenteY en aquella habitaciónque soy obligado a contemplar por los pensamientos indómitosla muerte toma forma de platadescargada sobre el suave antebrazo de marfil¿Cuánta furia he de seguir presenciando?¿Cómo he de romper el hechizo que me ata a esta lúgubre visión?La muerte se lleva la vidaEl dolor rojo fluye por la habitaciónLa luz lunar saca destellos a la dagaa la sangre que mana de la herida abierta¿Por qué, tragedia ineludible?¿Por qué, sombras inexorables?Y la vida se extingue con lentitudllevándose a cada segundo un suspiro másque caen como gotas de vida en el charco eterno de la infinitudLa creación se estatiza en aquellos momentosLas gotas de vida abandonan y caencaen en el estanque formando círculos que se disipan y se olvidanse van, se vanestoy angustiadoasfixiado por estas siniestras imágenesmi corazón tiembla con estos recuerdosvenidos de ninguna parteY siento que terminaque concluyeque finalizaLa vida se pierdelentamente, lentamenteLos últimos latidos resuenan en mis oídoscomo bajos inmortales cuyos ecos perdurarán por siempre en las paredes del vacíoTristeza de muerte sientoContemplo el finalLa extensión imposible de la vida marchitaY lo veo acabarimplacableinamovibledefinitivoel gélido silenciode la muerte heladaY contemplo por primera vezel inmenso abismo que hay detrás de esa máscaraY siento temorporque más allá oigo los lamentosY me llevo conmigode vuelta a este fuego que muereesos llantos tristesvestigios de mi viajeque me acompañarán por siempreComo si fuese el recordatorioel reloj de la vida zumbando en mis oídosmarchando hacia el último instantea ese abismo y a esas vocesque jamás caerán en mi olvidoque no podré borrarque perdurarán siempreporque ahí estánagitándose como los mares de un acantiladoaguardando, quizás, mi regresoesperándome, tal vezqueriendo verme con ansiedadqueriendo tenermepara siempre con elloscon las voces del abismocon las voces de la oscuridad...
Poco resta por decir. Hacía bastante tiempo que no escribía poesía (desde noviembre, más o menos), hasta que ayer por la mañana nació espontáneamente. Llevaba algún tiempo pensando en algo específico para Claro de Luna de Beethoven, había imágenes que aparecían como en fotografías... pero ninguna historia. Así que decidí aprovechar la potencia expresiva de las imágenes para la poesía vulgar y tosca que me suele gustar escribir. Ese es el resultado. Si os resulta tétrico, un poco inquietante, si llegáis a pensar que es angustiante... pues vaya que se cumplen los objetivos de transmisión.
Como ya sabéis, la poesía es de libre interpretación (y composición). Empecé queriendo hacer algo en particular y terminó saliendo cualquier cosa. Al corregirla y retocarla se me ocurrió una posible interpretación; si a alguien se le ocurre cuál puede ser y la dice, confirmo la deducción.
Hay un muy pequeño guiño literario hacia el final de la poesía. ¿Os suena de algún sitio?
Para aclararnos... no me gusta Beethoven. No mucho, al menos. El Claro de luna es una de las que puedo soportar de él. A veces se vuelve un poco pesado, aunque reconozco talento en su composición.
Esto entraría dentro de la categoría "escritura aficionada". Por lo tanto, y como ya sabéis, sugerencias, críticas, insultos y demás serán bien recibidos, como siempre.
Sin otro particular,
Au revoir.
¡Elen síla lumen omentielmpo!
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