lunes, 9 de noviembre de 2009

Educación

Buenas noches, amigos y aventureros del salón. Como creo que habéis deducido, traigo algo nuevo para charlar con ustedes. Se trata de una reflexión de un hombre que yo considero un excelente hombre, un gran matemático, un mejor profesor y una persona excelente. Tiene un gran carisma, y puede hacer que te gusten las matemáticas en menos de lo que canta un gallo… Lo digo porque, lo crean o no, yo antes odiaba (en mayúsculas) las matemáticas. La forma en que la docente las daba, el modo de interpretación de la matemática, el aburrimiento que eso representaba para mi...
... Todos esos factores se conjugaron para que, al salir de la primaria, lo hiciera con un mal sabor de boca sobre las matemáticas. Es decir, nunca me gustaron las matemáticas como área de estudio. Ustedes se preguntarán: "Y si a este no le gustan las matemáticas... ¿qué hace organizando un blog en el que predominan las matemáticas?". Hacen bien en preguntárselo, pero recuerden el tiempo verbal.
Gracias a un librito milagroso ("¿Matemáticas... estás ahí?"), este joven que les escribe es un adicto a la ciencia pura. Así es, damas y caballeros, gracias a este hombre hoy puedo decir: "¡Adoro las matemáticas!". Fue gracias a sus libros que comencé a interesarme más por el lado oculto -el más bello- de las matemáticas. Considero, pues, a este hombre, el causante de que yo hoy sea loco perdido por esta ciencia humana.
Este señor (creo que ya lo han intuído, pero por si quedan dudas diré que se trata de "Adrián Paenza"), es profesor en la Universidad de Buenos Aires y es un gran profesor. A lo largo de toda su vida ha experimentado mucho como docente y como alumno, y hoy cuenta con mucha andadura por detrás. Es de esos maestros que te hacen decir: "Vaya, sí que vale la pena romperse el coco un poco y tratar de pensar". Así que, y aún sabiendo que yo soy el primero que critica a los profesores, debo alabar a este hombre.
Creo que algunos de ustedes lo saben... otros no. Pero mi sueño, en el día de mañana, es ser docente. Así que es casi un ícono referencial para mi. La imagen de profesor severo e irritado continuamente es la que más me desagrada, y pienso que la educación no debe ser medida con números.
Debe ser algo desenvuelto y tranquilo. Nada de estructura u orden social, ni cosas por el estilo (sí, teoría de Rosseau). Por estos motivos, me gustaría dejar la última parte de su libro "¿Matemáticas... estás ahí? VOL2". Se trata del epílogo del libro, en donde el señor Paenza habla de su experiencia como docente y estudiante, y deja, como recomendaciones generales, algunas pautas basadas en dicha experiencia.
En lo que a mi respecta, creo que tiene mucha razón y que si -en la mayoría de las escuelas- se adoptara estos métodos, se llegaría a resultados más beneficiosos que los actuales. El problema es que nadie quiere pensar, preguntar, o probar a ver si del error se aprende. Debemos olvidarnos de las competencias absurdas, de la alta sabiduría del profesor, del "Que dirán mis compañeros", del respeto casi reverencial para un docente. Como estudiante se tiene que poner muchas ganas y esfuerzo, no aflojar nunca, preguntar mil veces, porfiar hasta entender, hacer lo que haya que hacer para alcanzar el conocimiento deseado. Elaborar preguntas, hacer proyectos, usar la mente y seguir...
Pienso que deberíamos tener en claro que una sociedad cuyos individuos más jóvenes no pregunten ni sienta curiosidad, es una sociedad que está perdiendo cultura.
Me doy el lujo de dar una explicación personal antes de pasar a estar con el señor Paenza. ¿Cómo empieza el método científico? Lo primero es la observación, a base de la observación surge un problema... y aquí tenemos dos opciones:
1. Nos preguntamos: "¿Por qué surge este problema y qué se puede hacer para darle solución?".
2. Nos quedamos estáticos y no pasa nada.
Como comprenderán, si los grandes científicos, y aún los más renombrados filósofos, no se hubieran hecho preguntas ni hubieran tenido la necesidad imperante de saciar su curiosidad, hoy no seríamos la sociedad que somos.
Queremos avance y progreso, primero busquemos curiosidad y tezón en los estudiantes.
Ahora sí, los dejo con el Sr. Adrián Paenza:


Epílogo


Las reglas del juego






Uno de los más grandes errores que perpetramos en nuestras clases es que el maestro pareciera que siempre tiene la respuesta al problema que estuvimos discutiendo. Esto genera la idea en los estudiantes de que debe haber un libro, en alguna parte, con todas las respuestas correctas a todos los problemas interesantes,
Y que el maestro se las sabe todas Y que, además, si uno pudiera conseguir ese libro tendría todo resuelto. Eso no tiene nada que ver con la naturaleza de la matemática.
LEON HENKIN




Luego de muchos años de ser docente, de estar en la Facultad, de conversar con alumnos y profesores… o sea, luego de muchos años de dudar y convencerme de que cada día tengo menos cosas seguras, me parece que nada de lo que pueda proponer para pensar tiene el carácter de final, de cosa juzgada.
Por eso, se me ocurrió poner una cantidad de pautas a ser consideradas como bases en una clase (de matemática en principio, pero son fácilmente adaptables a otras situaciones similares) en el momento de comenzar un curso. Y como yo las he adoptado hace ya tiempo, quiero compartirlas.
Éstas son las reglas del juego:

• Es nuestra responsabilidad (de los docentes) transmitir ideas en forma clara y gradual. Lo que necesitamos de ustedes es que estudien y piensen.



• Ustedes nos importan. Estamos acá específicamente para ayudarlos a aprender.


• Pregunten. No todos tenemos los mismos tiempos para entender. Ni siquiera somos iguales a nosotros mismos todos los días.

• La tarea del docente consiste –prioritariamente en generar preguntas. Es insatisfactorio su desempeño si sólo colabora mostrando respuestas.

• No nos interesan las competencias estériles: nadie es mejor persona porque entienda algo, ni porque haya entendido más rápido. Valoramos el esfuerzo que cada uno pone para comprender.

* (Ésta vale sólo para el ámbito universitario). En esta materia no hay trabas burocráticas. En principio, toda pregunta que empiece con:

“Como todavía no rendí Matemática 2 en el CBC…”, o “Como todavía no aprobé Historia de la Ciencia…”, o “Como todavía no hice el secundario…”, o
“Como todavía no me inscribí…”, etcétera,

Y que concluya con: “¿Puedo cursar esta materia…?”, tiene por respuesta un: “¡Sí!”.

• Pongamos entusiasmo.

• La teoría está al servicio de la práctica. Este curso consiste en que uno aprenda a pensar cómo plantear y resolver cierto tipo de problemas.


• No se sometan a la autoridad académica (supuesta) del Docente. Si no entienden, pregunten, porfíen, discutan… hasta entender (o hasta hacernos notar que los que no entendemos somos nosotros).



¿CÓMO ESTUDIAR?


a) La primera recomendación es: tomen la práctica y traten de resolver los ejercicios. Si se dan por vencidos con uno o simplemente no saben una definición, lean la teoría y vuelvan a intentar tratando de razonar por analogía. Eviten estudiar primero y enfrentarse después con la práctica.

b) Traten de entender qué significa cada enunciado propuesto, ya sea de un ejercicio o un resultado teórico.

c) Traten de fabricar ejemplos ustedes mismos… ¡Muchos ejemplos! Es una buena manera de verificar que se ha comprendido un tema.

D) Dediquen una buena parte del tiempo a pensar… Ayuda, y es muy saludable.


Les recuerdo que aquí, pueden encontrar mucho más material para seguir este camino. Es el blog que dirige el mismísimo Adrián.

Quiero despedirme con una frase que Jengibre, allá por los primeros tiempos del salón, dejó en calidad de aporte:

"Si el hombre se hubiera ceñido a sus limitaciones, aún estaría en la caverna".


Nos vemos, hasta que el universo vuelva a juntarnos.

¡Elen sila lumenn omentielmpo!
Namarië, melon.

7 comentarios:

Nicolás dijo...

Quiero aprovechar también esta entrada, para darle la bienvenida a una nueva bibliotecaria del salón. Se trata de Karmeta. ¡Bienvenida por estos lares!
[Nota: Las reflexiones que yo propuse, y las propias que aparecen del Epílogo del antes citado libro, están basadas en nuestras propias experiencias. Como Paenza dice en una parte de ese fragmento: "No todos somos iguales", así que es lógico que tendremos distintas experiencias de vida... y por consiguiente de aprendizaje. Así que si queréis dejar vuestras impresiones personales, sobre vuestros métodos de aprendizaje, vuestras formas de pensar, etc. Podéis dejarlas aquí para que todo esto sea más variado y tenga mucha más riqueza].
[Nota 2: Como siempre, os invito a comentar también sobre el epílogo, las mejoras que se pueden hacer a esos pensamientos, lo que se pueda agregar para mejorar... ¡todo será bienvenido!].

Anónimo dijo...

Buenas tardes Nicolás.

No puedo estar mas de acuerdo contigo en que una materia (la que sea ¿porque siempre te centras en las matemáticas?)depende mucho de tener un buen profesor o no.

De mi lejana época de estudiante recuerdo a algunos profesores con cariño, a otros que apenas me marcaron y otros a los que odié con el alma. Pero seguramente si les preguntaran a algunas de mis compañeras de clase ellas quizás no coincidirían en los mismos profesores que yo.
Recuerdo una profesora de Lengua castellana que tuve en COU, creo que ha sido la profesora más dura que he tenido. Los alumnos que aprovábamos sus exámenes no llegábamos al 25% y la nóta máxima no solía pasar de 6. Casi todo el mundo la odiaba. Y recuerdo que cuando hice la Selectividad, el exámen que encontré mas fácil fue el de Lengua... comparado con los que nos había puesto la profesora, ese exámen estaba "tirado".
Sin embargo, ese mismo año tuve un profesor de Filosofía con el que apenas llegamos a la mitad del temario. De echo aprendimos mas con los suplentes que tuvimos cuando estuvo de baja que con él. Miento, aprendí mas con el profesor que tuve en 3º de B.U.P, que tuvo tiempo de enseñar el temario y como nos sobraban dos meses empezamos a ver el de C.O.U. Así llegue a la temida Selectividad!!! Una de las preguntas era de un filosofo que apenas vimos de pasada... Por suerte había un texto de Aristóteles, y como los griegos los ví tres veces, me salvó el examen.
con esto quiero decir que muchos de mis compañeros consideraba al profesor de filosofía como un buen profesor y a la de Lengua como una bruja. Pero para mí era al revés.

Bueno, vaya rollo me he hecho al final. Seguro que no habéis entendido nada. Además hace taantos años de eso que ya ni siquiera existe el B.U.P ni el C.O.U...

Namarië

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

Bienvenida Karmeta!

Me apunto a la idea de que el gusto por una asignatura depende muy mucho del profesor. Yo, por ejemplo, pasé de odiar las matemáticas a que me gustasen de un año para otro allá cuando tenía 12-13 años, y poco después, con 14-15, lo mismo con la biología. Depende tanto del profesor... ¡Espero que tú seas de los buenos, Nicolás!

Jengibre... ¿por qué todos los de filosofía son tan... así?

Por otra parte, pienso que una de las causas del problema de la educación es el permanente cambio de sistema de estudios. Por lo menos aquí en España, cada vez que el partido del poder cambia hay un nuevo sistema educativo, cada cual más criticado que el anterior. Y así no hay quien pueda.

Anónimo dijo...

Bueno, no se si serán todos. Yo tuve dos profesores (titulares). El de 3º era el típico hippy, pelo y barba larga, ropa de segunda o tercera mano... pero era un profesor increíble. No solo nos enseñaba la asignatura en plan yo suelto el rollo y tu te lo estudias para el examen y punto; no, nos hacía pensar. Pero el de COU (el titular) era un viejete de los de llevar traje y pajarita, y las pocas clases que nos dio eran un rollo. Te juro que cuando en Harry Potteer hablan del profesor Binns me acordé de él. Y luego los suplentes... teníamos uno cada semana, así que cada semana volvíamos a empezar con los griegos. Al final de curso apenas si habíamos llegado a Descartes. Un horror.
Y recuerdo un profesor de física, también en COU que era un cielo. El mejor profesor que he tenido. Me hizo que me gustara la física, lástima que la base matemática me fallara. Pero por desgracia nunca tuve un buen profesor de matemáticas.

Y estoy contigo en que el problema de la educación aquí es el cambio de sistema cada vez que hay un cambio de gobierno. ¿cuantos diferentes llevamos desde el año 1978?

Además ahora hay un jaleo tremendo con eso del Plan Bolonia.

Nicolás dijo...

A ver, vamos por partes. Ante todo, agradecido de volver a verte por aquí, Fantasmas.
1. Jengibre: Creo que ese profesor que mencionas (el de pelo largo y barba) (y haciendo otra analogía con la brillante saga de Rowling) me recuerda mucho a Lupin, tiene un aire de buena voluntad y deseos de que sus estudiantes aprendan que... me recuerda a él. No sólo por las ropas rahídas y esas cosas, sino, por la forma de enseñar.
2. Fantasmas: Gracias por desear que no sea uno de esos XD. Verás, apunto a tratar de que los estudiantes comprendan, razonen, e interpreten lo que estudian. No el típico estudiar de memoria para zafar del examen del lunes, sino, estudiar pero lograr que esas enseñanzas queden para siempre. Además, haciendo que los estudiantes y alumnos puedan aplicar todo a su vida diaria, desarrollen criterio propio, aprendan a analizar los problemas de la vida cotidiana como si se enfrentaran a un problema de lógica lateral... En suma, tratar de que piensen y razonen. Que tengas más inquietudes y no se queden sólo con lo que digo yo en la clase. Como dice el Epílogo: "su desempeño es insatisfactorio si sólo dan respuestas, buscamos que tengan preguntas". De las preguntas nace la curiosidad, y al ser curiosos estamos comenzando el camino del saber. Así que a eso aspiro, lo dicho, gracias.
3. Adhiero a vosotros. Uno de los problemas es, precisamente, el cambio de sistema educativo. Debemos tener presente que estamos tratando con un tema muy delicado, como lo es el aprendizaje de los niños. Debemos comprender además, que es un tema delicado, y que el estar cambiando a cada rato el sistema educativo no es muy productivo. Aquí en Argentina sólo se ha tenido dos. El antiguo y el actual. El antiguo funcionaba, por lo menos el nivel de rendimiento era mayor. Pero el actual no funciona, ya que el nivel de rendimiento es mínimo y no se ven resultados, ni a corto ni a largo plazo. Así que el año entrante volverán al sistema de antaño, que fue impuesto por Carlos Saúl Ménem en el año 1994.
4. He escuchado algo sobre el Plan Bolonia, pero no lo termino de entender. Si alguno de vosotros quisiera aportar más a esta entrada... ¡bienvenido sea! Así vamos ampliando horizontes y podemos enfocar el asunto desde varias perspectivas.

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

Bufff... el plan Bolonia... Hay un jaleo armado...

Digamos que lo que tratan es de unificar la enseñanza universitaria en Europa, pasando de carreras (por lo menos aquí en España) de 3 ó 5 años a todas de 4, llamándoles "grados", que después requieren un posgrado en forma de máster. Uno de los problemas que más se le achacan es que las becas que se entreguen para hacer esos masters habrá que devolverlas. Por otro lado, uno de los puntos a favor que se le ve es que trata de hacer clases más interactivas, y más a base de trabajos prácticos.

Os puedo decir que así como hay facultades en las que están encantadas y han entrado en Bolonia desde el principio, hay otras (como Derecho en Santiago de Compostela) en que los profesores aprovechan cualquier oportunidad para ponerlo a parir, entre otras cosas porque pasa la carrera de 5 a 4 años (de forma que el contenido será menor) y porque no ven factible unificar el plan de estudios de toda Europa al ser los Derechos de cada país tan distintos (esto, al parecer, era lo que pasaba en el s.XII: como había tan poca cosa que estudiar en Derecho, se estudiaba lo mismo, el Corpus Iuris de Justiniano, en toda Europa -obra que fue "redescubierta" y empezada a estudiar en Bolonia, de ahí el nombre-). Por eso yo aún no soy del plan Bolonia, empezarán a impartir las clases por él por imperativo legal el año que viene.

Nicolás dijo...

Lo primero, Fantasmas, es pedirte una enorme disculpa por la tardanza.
Sobre el plan Bolonia... Tal como lo pintas, le veo varios pros, y algunas contras. Creo que hacer clases más interactivas y prácticas en ciertos sentido es bastante bueno, sobretodo para las carreras de índole de ciencias exactas. Pero lo de acortar carreras de cinco años, como abogacía (que aquí en Argentina son de seis años) a cuatro, lo considero algo bastante reversivo. Como bien mencionas, hay una posibilidad, y es que se den menos temas. U otra, menos probable pero igual de aplicable, es que se compriman cinco años de carrera en cuatro. Lo cual, pedagógicamente hablando, no puede ser nada saludable para la mente.