martes, 25 de mayo de 2010

200 años de un sueño que no se ha hecho realidad





No soy tonto (al menos eso quiero creer). Quizás las personas que me conozcan bien creerán que soy menos patriota que un estadounidense quemando una figurita de acción del Capitán América. En cierto sentido, podríamos decir que soy demasiado patriota, ap esar de que no halle inspiración alguna en mi tierra para escribir cuentos y poemas. Amo esta tierra, amo el sueño de ser plata reluciente.
Tenía pensado inaugurar una sección histórica seria con punto de partida en este veinticinco de mayo, fecha tan representativa, aún si tenemos en cuenta que estamos celebrando el bicentenario de una nación muy joven. Yo hoy no grito "¡viva la patria!". Yo hoy grito "¡que muera esta patria y que viva la verdadera patria!". Me explicaré mejor.
Pienso que esta patria, esta nación Argentina, la que vivimos hoy en este país, no es la nación que deiéramos celebrar, no tenemos que estar contentos con lo que hoy somos. ¿Saben qué somos? En el mundo somos considerados el país menos fiable de toda América. Los estadounidenses comparan nuestros sistemas económicos con el de Bolivia y Paraguay, y nos consideran maleantes de poca monta. LesLuthiers ya lo dijo bien claro: "El tango es la carta de presentación de todo argentino. Cuando suena un tango en el extranjero, inmediatamente se levanta un murmullo que dice 'cuidadooo, argentinooos a la vistaaa'". ¿Creen que podemos estar orgullosos de ser esto? ¡No! ¿Creen que podemos estar orgullosos de cargar con una reputación que nos está bien merecida? Porque no seré tan imbécil como para negarlo, porque el pueblo argentino está constituido por verdaderos y grandes rateros; no hablo de quienes ejercen la soberanía por elección popular, sino del pueblo argentino en general. Cuando un argentino paga con un billete falso sin saberlo, y quien le recibe el billete le dice "no, esto es falso", el argentino se lo guarda en el bolsillo para usarlo con el primer desprevenido en lugar de romperlo en pedazos, o llevarlo a un banco o llevarlo a la policía para que nadie más pueda usarlo (aunque, tomando en cuenta la descripción del pueblo argentino, la policía haría exactamente lo mismo). Lo mismo pasa a la inversa. Si el tendero, o el taxista o quien quiera que tome el billete falso se percata de que es falso tiempo después, en lugar de romperlo o hacer algo para que se detenga esto, lo guarda para usarlo con el primer desprevenido que se le cruce. ¿Podemos estar orgullosos de ser una nación así? Un argentino es capaz de desvalijar la habitación de un hotel y meter todo lo que quepa en una maleta de viaje. He visto gente que roba las copas y los tenedores de los restorantes. ¿Díganme, es bueno celebrar doscientos años de una nación así? Es que no se limita a cierto sector de la clase social, sino que es algo cultural, viseral; como el asado, como el locro o como el tango, como el folklore, vivimos en la cultura del robo, de la corrupción, del engaño y de la impuntualidad. Preferimos el desorden a la paz, el uso de la agresividad física en lugar del diálogo, la indirecta cruel y estúpida a la cosa clara. Nuestra presidente, el mejor ejemplo de argentina, pone por encima de las necesidades de su pueblo —lo siento, pero es que sería muy hipócrita de mi parte escribir "el pueblo"— los intereses personales y las actitudes de los otros gobernadores. No sé ustedes, pero a mí me parece una actitud digna de un chiquillo de jardín el no enviar a Córdoba el dinero presupuestado para el pago de salarios sólo porque el Gobernador tuvo la deferencia y la honestidad de gritar "¡no, yo no estoy de acuerdo en esto contigo!". He visto gente muy madura y capaz que sale a defender a Cristina Kichner en blogs, foros de opinión y todos los medios de internet, poniendo excusas, citando fuentes, tratando de echar más leña al fuego y aceptando la conducta infantil de esta mujer.
¿Podemos estar orgullosos de vivir en una nación que asesinó a Mariano Moreno? Moreno fue uno de los principales miembros de la Primera Junta (el organismo instituido luego de la caída de Cisneros como Virey del Vireinato del Río de la Plata) y tenía ideas muy buenas, adquiridas en Francia durante la época de la revolución. Su idea era que Argentina fuera un país completamente libre, independiente. ¿Saben cómo murió¿ Cornelio Savedra, un corderito lindo y tierno como el algodón (por favor, tono sarcástico para esto último), lo mandó a envenenar en alta-mar. ¿Saben en dónde fue enterrado? Su cuerpo fue arrojado a las aguas del Atlántico y envuelto con una bandera inglesa de la fragata en la que venía a bordo. ¿Creen que es una nación digna de palmear la que asesinó a Juan José Castelli, morenista y primo hermano de Manuel Belgrano? ¿Creen que es una nación digna de aplauso la que es regida por una presidenta que habla de Belgrano y se pasa la bandera por donde el diablo perdió el poncho? ¿Creen que es una nación digna la que dejó morir en la soledad y en la pobreza al padre lde la bandera, a quien entregó su vida a la lucha por la independencia, a quien fue obligado a un campo de batalla, a quien escribió los fundamentos con que Juan Bautista Alberdi redactaría la Constitución nacional en el mil ochoscientos cincuenta y tres? ¿Creen que es digna de aplaudir una patria que vio morir al libertador de América exiliado en Francia y casi ciego?
La noche de los lápices, la dictadura del setenta, la oligarquía de los ochenta, el fraude electoral, los dos gobiernos de ese estanciero de pacotilla que era Rosas, los malditos intentos de Alvear para volver a hacernos colonia de Inglaterra (por cierto, ¿adivinen quién tiene un monumento de oro puro y de dos metros en la avenida más costosa de Buenas Aires y de Argentina?), y más recientemente, las acciones de Carlos Menem que nos llevaron a la crisis económica más grande que hallamos padecido nunca. ¿Creen que es una nación digna de aplausos?
La cultura está mal. El ser argentinos y el llevar el instinto natural de joderle la vida a las demás personas para el beneficio propio está mal. Os lo digo en serio, no es una broma. No digo que no haya gente de bien o que tenga moral y ética, pero digo que sí estamos dejando de lado que la cultura argentina, véase por donde se vea, y aún siendo muy poética y me gustan las florcitas azules, está mal. Una cultura en donde se privilegia un partido de fútbol y se deja de lado el conocimiento, o la ética, o la moral o la rectitud, está mal. Una cultura en donde no se valore lo escencial, en donde todo es efímero y carente de valor, en donde la sinceridad es un bien que hay que buscar como si fuera agua en un desierto o una aguja en un pajal, está mal.
Una nación que desprestigia a grandes hombres como Mariano Moreno y aparece en los libros como un sucio alcohólico adicto que intentaba desequilibrar el hermoso sistema (sin exagerar digo esto) que quería obtener Cornelio Savedra (más interesado en asegurarse una posición social aventajada de no progresar "la independencia").
Hay medias tintas, como Sarmiento o Rivadavia. Sarmiento fue un déspota que construyó una oligarquía durante el mil ochoscientos ochenta y exterminó a todos los aborígenes mapuches de la Pataghonia con el único fin de quedarse con más tierras para los bonaerenses. Sin embargo, también fue quien instituyó la obligatoriedad escolar, luchó contra la ignorancia y fue creador de una gran frase en francés dirigida a los más incultos y salvajes de la sociedad: "Podrá morir el hombre, pero los ideales no morirán". Es uno de los personajes más interesantes de la historia argentina por tener varios lados. Fue un asesino, pero eso no quitó que fuera un intelectual que luchó contra el régimen rosista. Si bien su concepto de la pedagogía se resumía en la célebre frase "la letra, con sangre, entra", tiene aspectos interesantes. Rivadavia, si bien es demostración de querer quedarse con mucho dinero, luchó diplomáticamente codo a codo con Manuel Belgrano y tuvo algunos puntos muy buenos. Trató de reproducir fielmente una Francia en miniatura en Buenos Aires, y fue el impulsor de la biblioteca, el museo y el que introdujo algo de cultura a este país (Bernardino Rivadavia fue anterior a Faustino Sarmiento, por si el dato sirve de algo). Admito que a estos últimos los tengo que reconocer a regañadientes, pues si bien son demostración de que la cultura argentina no es lo que debería ser, han luchado por un poco de cultura y pensamiento y bueno, como persona fascinada por la ciencia del conocimiento, debo admitir que soy suceptible a ponerles un buen tono de gris.
San Martín, el padre de la patria, libertador de América, soñó para su nación un pueblo justo, honesto y leal, desinteresado y abierto, sin medias verdades y con un profundo respeto por la vida y por la libertad. La ayuda mutua, el bien común, los actos de valor y de nobleza. Soñó con algo grandioso y reluciente, con una patria libre. No libre de los realistas (bueno, no sólo libre de los realistas españoles), sino libre de todas las ataduras que esclavizan al ser humano y lo retienen viviendo en una vida miserable. Esto ocurre en todo el mundo, no lo negaré, pero añade algo de peso a la cultura argentina que la hace impropia de ser aplaudida. En las últimas décadas hemos comenzado a valorar más la estética, la frivolidad y la superficialidad. Hemos puesto la ilusión de felicidad en lo más efímero del hombre, su propio cuerpo. Moda, belleza estándar, atractivo y búsqueda de sobresalir son los factores que imperan hoy en la sociedad. Competencia, rigor por estar dentro del estátus requerido. Insatisfacción, descontento y un frenesí consumista que crece sin parar. Sumemos estos factores a lo que ya hemos descripto de esta sociedad y preguntémonos si es una nación que merezca ser aplaudida.
Hemos desviado el camino más de los necesario. Hemos perdido el norte. No hay valor, no hay ética, ni juicio, ni honestidad, ni libertad, ni felicidad por ser libres de todo lo que hace daño al hombre. Sólo buscamos poder y dinero y placer, y si hay que joderle la vida a alguien en esa búsqueda, pues no hay escrúpulos. Adelante. Sigamos destruyendo un sueño y sigamos empapándonos de una cultura que nos está sumiendo más en el pozo.
En economía estamos al nivel de países que pisan el subdesarrollo. En cultura y educación hemos tenido fugas de cerebros que nos han dado un golpe durísimo. ¿Creen que los intelectuales pudieron quedarse aquí durante la dictadura del sesenta y del setenta? ¿Creen que quedó algún científico extraordinario después de lo del dos mil uno? ¿Creen que grandes maestros de Filosofía se han quedado aquí para morirse de hambre? En escala de principios y valores... no tengo una cifra exacta, pero estamos muy abajo. ¿Estamos haciendo el sueño de San Martín realidad? ¿Vivimo una existencia libre, libre de opresores, libre del dinero, libre de deseos, libre de todo lo que nos hace tan infelices? ¿Estamos en una sociedad en donde hay colaboración, respeto por todos, ayuda a los que menos pueden, predilección por los humildes y sencillos, atención preferencial a las personas de tercera generación (el nombre lo dice todo), en una nación donde predomine sólo la buena voluntad de ayudar y hacer el bien sin que entren intereses personales?
¿Qué pensaría San Martín, o Simón Bolívar, o Mariano Moreno, o Juan José Castelli, o Manuel Belgrano si vieran la nación? ¿Verían sus sueños hechos realidad?

Damas, caballeros...
... en este día, cada vez que levantemos nuestras copas y comamos una porción de locro en honor a la patria que hoy somos, estamos despreciando los sueños de quienes dieron sus vidas por la independencia. Ellos no se quedaron callados, y como a los poderosos no les convenía que el pueblo supiera lo que era la libertad, los hicieron callar de muchas formas distintas. Ellos entregaron su vida, entre batallas, peleas diplomáticas y una constante actividad para lograr la liberación total, para lograr que hoy fuésemos libres. ¿Somos libres? ¿Hacemos honor y respetamos ese sacrificio? Yo no veo que seamos libres... todo lo contrario.

Hoy, sin llamar la atención, miles de personas luchan por una mejor patria, por ese sueño que tuvieron grandes personas. Esas personas son la verdadera patria, porque están haciendo realidad los sueños de verdadera libertad. La persona que ayuda a su vecino sin querer nada a cambio, la persona que ayuda a los niños que tienen problemas enn el colegio sin pedir nada, las personas que tratan de sembrar la semilla de la verdad en medio de un matorral de mentiras. Los que luchan por una verdadera nación, libre y sin sometimiento de ninguna índole. Los que proclaman en silencio un discurso de cómo aprender a pensar en la libertad y a trabajar por ella. Los que no sucumben a la tentación de la riqueza o el poder y trabajjan incansablemente por conseguir un lugar mejor para los demás. Los que viven humilde y sencillamente, ayudando y dando ejemplo, ejemplo de honestidad y de ética. Ellos son los verdaderos homenajeados en esta fiesta. Porque son los únicos que luchan porque el sueño de una patria verdadera se haga realidad, por lograr hacer la diferencia, el cambio de una nación llena de intrigas y mentiras, corrupción y falsedad. Hay Esperanza. HAY ESPERANZA. Señores, tengo la última esperanza de que hay esperanza.

No celebremos por la patria que somos hoy, sino por la patria que queremos llegar a ser. No comamos pensando en nuestros logros, porque hemos hecho poco y nada y no estamos en condiciones de decir que somos una gran nación. No nos llenemos la barriga con empanadas y vino para celebrar algo que no ha llegado aún. Trabajemos, luchemos por hacer bien las cosas. Ya han pasado doscientos años en los que hemos alterado el rumbo. Queda esperanza, quiero creer en la esperanza.

Yo hoy me pongo en pie al oír el Himno, respeto mi Bandera, uso mi Escarapela y tengo bien claro el seguir luchando desde mi modesta posición por un mundo nuevo. Por eso yo hoy grito:
"¡Qué viva la patria que hoy somos!
¡Que viva en el tacho de la basura!
"¡Que viva la patria que soñaron grandes hombres!
"¡Que viva eternamente en nuestros corazones!
"¡Que viva la patria que estamos tratando de construir!
¡Viva!
"¡Que viva la patria que pensaron y por la cual murieron!
¡Que viva y que la consigamos!".

Podría añadir: "¡Que Cristina Kichner se caiga desde una montaña!"; pero arruino todo el aire poético que luché por conseguir hacia el final.

Señores, que viva la patria que imaginaron, la patria por la cual murieron, la patria que jamás pudieron ver, la patria que jamás los vió morir.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Nicolás.

Lo primero, felicitar a todo el pueblo argentino, que no se diga que los "gallegos" os guardamos rencor.

Bueno, me temo que el tema del patriotismo no lo termino de entender. Será que generalmente ese "patriotismo" se asocia con una exaltación desenfrenada de algo puramente casual. Y además comporta el desmérito de todo aquel que no "haya" tenido la suerte de nacer en el mismo pedazo de tierra que tú. Sólo la casualidad es lo que ha hecho que uno nazca español, colombiano, ruso, congoleño o lapón. ¿Realmente es para pensar que eso te convierte en alguien especial?
Yo nací en España, y me gusta mi país, algunas cosas más que otras. Vibro con los triunfos de nuestros compatriotas, pero no me considero patriota. Es mas, si por mi fuera, aboliría las fronteras y naciones. Me gusta considerarme ciudadana del mundo. NO me gustan los políticos que esgrimen una bandera para lograr más votos, enfrentando a la gente sólo porque hablan diferente lengua, sin preocuparse de lo que realmente importa a todo el mundo, temas como el paro, la sanidad y la educación, sea esta en la lengua que sea.

Uffff, casi he dado un mitín...

Nicolás dijo...

Buenos días, Jengibre. Y tranquila, que aquí la gran mayoría no pensamos que los gallegos (por cierto, lo más interesante del asunto es que no sé cómo bautizaron a Córdoba "Córdoba de la Nueva Andalucía" si aquí todos los que llegaron eran de Galicia XD), nos guarden rencor por algo. Si ese fuera el caso, todos los pueblos del mundo deberían estar enemistados. Ustedes, los españoles, sin ir más lejos, deberían odiar a los árabes porque sus tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-abuelos invadieron España durante ochoscientos años.

El tema del patriotismo es algo bastante complejo. No se puede estar orgulloso de ser argentino o gongoleño o ruso o brasilero o inglés o australiano o caribeño, porque es lo mismo que estar orgulloso no sé, de ser un mamífero. Pero no es malo tener cierta querencia con la tierra que te vió nacer, con los ideales con los que se construyó un país. Tampoco hay que sentirse especiales por haber nacido en determinado territorio, porque es lo mismo que sentirse especiales por ser omnívoros o, como ya dije, por ser mamíferos. Cualquier persona puede decir "soy argentino, gonoleño, ruso, haitiano, bratislavo, austríaco" y eso simboliza pertenecer y tener cierta cultura particular que ha modelado todo el carácter de un hombre a lo largo de su vida. No es el detrimento de otros pueblos lo que se busca con el sentimiento de amor hacia una tierra, sino la capacidad de reconocer de que en el mundo conviven distintas culturas que son ricas y hermosas, que ninguna es mejor o peor y que todas tienen grandes aportaciones. Mi nación no es mejor que la del vecino, por así decirlo, pero en esta nación nací yo y mamé gran parte de la cultura y de modismos regionales. El decir que yo quiero mucho a este lugar y que tengo el profundo deseo de que los sueños incocnlusos se concluyan y de que esta tierra mejore no es lo mismo que decir: "Odio al resto del mundo, pienso que esta nación y esta cultura es superior y quiero constituirme en una potencia mundial y dominar a la humanidad". El hecho de respetar mis signos patrios y de portarlos con un verdadero sentimientos de aprecio es demostración de que quiero a esta tierra porque esta tierra me vió nacer, y también quiero ver que los sueños se hagan realidad para tener una mejor sociedad. El amar a esta nación o a lo que puede llegar a ser no implica que tenga que desdeñar a los vecinos del mundo. En la cultura inglesa y buena parte de lo que conozco de su cultura (catalana, principalmente, por algunas tradiciones que has mencionado en este blog y la época de Navidad) he encontrado muchas cosas que me han gustado y he sabido reconocerles mucha riqueza.

He nacido en esta tierra por casualidad, cierto, pero no por la casualidad voy a dejar de respetar y de querer esta nación, o, como dije en la entrada, lo que debería ser esta tierra. Y si se trabaja por hacer de esta tierra no es para lograr ganarle a los vecinos del mundo, sino para tener una mejor sociedad, más altruista, más llena de paz y de ayuda mutua. ¿Es mala la Utopía? Si lo piensas, el sueño es tratar de llegar a la paz y a la armonía, y muchas naciones hoy luchan por lo mismo. No puedo defender a los políticos, pero hay gente que trata de hacer la diferencia. Si todos trabajáramos por un mundo mejor, por una sociedad justa y honesta, ¿no crees que, siendo ciudadanos del mundo, haríamos del mundo un lugar mejor?

No es decir lo mismo que Homero Simpson y preguntar: "¿Cómo entro a esta religión, golpeando a miembro de otras religiones?". Amar una tierra y luchar porque un sueño se convierta en realidad no te convierte inmediatamente en una persona que intenta acestar golpes a otra nación. Esto es una cuestión enteramente mundial: si queremos hacer un mundo mejor, todos tenemos que mejorar. No podemos ayudar a un vecino si nosotros tenemos el mismo problema que él, es ilógico.

¿Sólo tú? XD Hablar de esto a esta hora me cierra el estómago XD

¡Elen síla lumenn omentielmpo!

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

Feliz Bicentenario!!

Un gran discurso, sin duda. Un mensaje que insta a la superación y la mejora siempre ha de ser bienvenido.

Y bueno, sobre las cosas negativas que menciones, al fin y al cabo todas las naciones han cometido grandes crímenes, algo que, si bien no justifica, al menos hace que no se vea tan mal. Y en economía... digamos que España no está en su mejor momento en cuanto a credibilidad...

Por cierto, qué cosmopolita Jengibre xD. Yo, si tengo que definirme, sí soy patriota, porque siento mi tierra casi como una madre, como el sitio en el que he crecido. Y con tierra me refiero tanto a España, como a Galicia, como a Europa, porque no creo que una cosa sea excluyente de la otra. De hecho, en manera similar a Jengibre cuando defiende la desaparición de las fronteras, yo proclamo que soy europeísta, que sueño con una Europa totalmente unida. Y también estoy de acuerdo con Jengibre en que es un tema que muchos políticos emplean para despistar la opinión pública de temas realmente importantes.

Como dice Nicolás, el patriotismo (al menos en mi caso) no supone odiar a los de otros lugares, porque soy consciente de que si hubiera nacido en Brunei o en Eslovaquia también sería patriota. Pero por eso: porque veo mi tierra como una madre, exalto sus éxitos y virtudes en la Historia, y trato de restar importancia de sus errores. Nunca está de más valorar lo propio.

Nicolás dijo...

¡Muchísimas gracias, Fantasmas!

Pienso que es bueno quejarse, porque es entre entretenido y hasta didáctico, pero es de insensato no tratar de mejorar un poco el hecho del cual se ha quejado. La crítica por la crítica no me llama mucho la atención, y siempre debemos apuntar a mejorar, a autosuperarnos y buscar una sociedad idealista. Sí, puede ser utópico, pero es el sueño que debe cumplirse para un bienestar social mayoritario. Aquí ahora vas a la Municipalidad y los empleados municipales, valga la redundancia, te gruñen como si fueras un posible enemigo si le pides ayuda para saber a dónde tienen que abonarse las cuentas retrasadas o cualquier otra cosa. Obviamente, no es sólo que le paguen por hacer su trabajo, es tratar de ayudar a alguien con necesidad sin intentar comérselo o sabiendo que se contribuye con un pequeño gesto a la formación de un lugar mejor.

Sobre lo que mencionas acerca de los males...
... aquí hay un dicho que dice: "Mal de muchos, consuelo de tontos". Vale, no los atenúa, cierto, pero sí ayuda saber que no es la única nación así en el mundo.

Me gusta tu definición de lo que propones como patriotismo. Y bueno, creo que vosotros podéis llegar a conseguirlo más fácilmente que América Latina, pues con la Unión Europea ya tenéis un gran avance. Por cierto, estos territorios, en la época del vireinato del Río de la Plata, eran un solo territorio. Chile, Perú y Argentina, junto con todas las pequeñas naciones que hay en medo y Uruguay, eran todo un mismo vireinato. Para el mil ochoscientos dieciseis, creo, no lo recuerdo del todo bien, se propuso hacer un país independiente que reuniera a las provincias que hoy constituyen Argentina. uno de los nombres propuestos, sorprendentemente, fue "Provincias Unidas de América del Sur". Manuel Belgrano, además, había propuesto en las anotaciones que le sirvieron a Alberti para redactar la primera Constitución en el cincuenta y tres, que sería mejor un sistema monárquico basado en la herencia absoluta del trono en manos de un miembro de la Casa de los Incas.

Y la economía... Ah, la economía es un mal necesario XD Ánimo, que toda crisis, por crítica que sea, pasa; y después de las tormentas, llega la calma y el sol.

¡Elen síla lumenn omentielmpo!