viernes, 6 de enero de 2012

¿Hein? ¿2012?



Supongo que iba siendo hora de retomar este proyecto, que ha quedado un poco aparcado estos últimos meses. Sí, amigos míos, la primavera es un periodo que el resto del mundo ama pero que a mí me deprime sobre manera y me impide trabajar bien. Para qué negarlo, si todos lo sabemos.

El dos mil once ha quedado atrás, y ahora se queda delante el dos mil doce, un nuevo año lleno de... pues esto que... de días, y de semanas, también. Sin mencionar los meses. Claro.

Se abre un nuevo año lleno de días, semanas y meses, de nuevas aventuras por vivir, de grandes territorios por conquistar, de etapas para cerrar y para iniciar... Queda rogar que el nuevo año sea un poco mejor para todos nosotros.

Creo que es justo que nos vayamos poniendo al día de las novedades, así que, permitid que os haga un breve resumen de los últimos acontecimientos.

Pues septiembre, octubre y noviembre me la pasé de cabeza estudiando y a veces haciendo poco más que divagar. En octubre y en diciembre rendí los parciales de ingreso a la Universidad (¡hurra! ¡promocioné ambos exámenes!). A mediados de diciembre rendí siete de las ocho materias que había planificado (también un lindo récord). Participé activamente en el acto de graduación (tengo un papel rectangular que dice que soy, ejém, "Bachiller en Ciencias Naturales con orientación a la Salud y el Ambiente"). Manda cojones, con que para esto uno viene aquí...

... y el veintidós terminó la masacre de todos los años. El veintitrés comenzaron oficialmente mis vacaciones y bueno... Desde entonces he leído, haciendo un descubrimiento muy grato de Stephen King, de cuentos de Chestertong, de Lovecraft y de Ellery Queen. He estado escribiendo y descansando. Como verán, nada demasiado interesante. He intentado no desbarrancarme por las laderas de la locura, pero joder, hace rato que he caído por allí, así que no importa mucho ahora.

Y bueno, esa ha sido mi vida. Los complejos angustiantes que tenía hacia mediados de año (eso de "Oh Dios mío morituru sum"), por fortuna, no se vieron cumplidos. Al final reduje la carga de cosas para el último semestre y pude respirar más tranquilo. Los conflictos emocionales internos (esos de "¿Habrá alguien más jilipollas que yo?"), al menos de momento, y según creo yo, están más o menos resueltos.

Quizá me esté dejando algo en el tintero (muchas cosas, la verdad). Pero ahora mismo no recuerdo... Estoy componiendo un resumen del dos mil once, pero lo he dejado a medias (¡hurra!). Y básicamente ese ha sido todo el panorama.

El futuro de dos mil once aún es incierto, pero ¿a que es mejor así? Las cosas, mientras menos las planeas, salen mejor y son más divertidas. Y bien, eso mismo. Que encontraré algo para ir publicando y amenizar nuestras veladas por aquí, sólo para mantener vivo el salón del estudio. Tengo muchas ideas, como iniciar un minicursillo de física elemental, y luego... el mundo.

Damas, caballeros, amigos del salón del estudio:
Feliz Año Nuevo.

¡Elen síla lumenn omentielvo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz 2012 Nicolás!!!!

Yo prefiero no hacer balance de 2011... Quizás en un futuro muy lejano pueda mirar a ese año y decir: "no fue un mal año"... pero ahora no puedo ni quiero recordarlo...

Pero me alegro mucho que te hayas graduado y que tengas vacaciones... ¡¡¡esa si que es una gran noticia!!!