domingo, 9 de enero de 2011

El viejo arcón




l de los recuerdos,
todas las cosas que había se han escapado.
¿Adónde han volado?
Ya se han ido,
no volverán más,
porque de aquí han partido.
Se han ido,
se han marchado;
se han ido para no retornar.
Se han ido,
se han marchado;
¿en dónde estarán?
Las cosas que había en el viejo arcón,
las cosas se han ido volando.
De mi vida desterradas sin que yo lo quisiera,
de mi corazón anhelante de historias de magia.
Todas las voces y las ilusiones han sido acalladas.
Ahora sólo el crudo silencio de la realidad las aplasta.
De este viejo arcón de los recuerdos,
pero en realidad de mi alma.
se han marchado,
marchado para no volver.
Sueños míos,
¿por dónde transitáis en las oscuras horas de la penumbra?
Sueños míos,
¿quién os ha visto partir más allá de los mares?
Como los barcos piratas en que no puedo creer,
así vosotros os habéis alejado por completo de mi vista.
Os habéis perdido en las tinieblas,
quizás habéis encontrado al horrible leviatán de la realidad.
Oh sueños cruelmente partidos,
decidme en qué lugar del mundo transitáis.
No quiero creer que os hayan aplastado ya
las negras paredes de la caja más real.
Se han ido,
se han ido y no volverán.
¿Por qué?
Esa es la pregunta.
La grito y la clamo hacia las estrellas,
como esperando una respuesta satisfactoria venida desde lo alto.
Pero lo único que se oye es el sordo retumbar,
el vacío eco de las palabras rebotando contra las paredes de la nada.
Y de mi alma han sido desterrados los vestigios de alegres colores,
de sueños infantiles.
Sobre mí canta la cruda noche de la fría realidad.
Una noche demasiada noche.
Su color es rugoso.
Su sabor es a papel.
Su textura es gris.
Su nombre es temor.
¿Por qué?
He vuelto a hacer la pregunta.
Los crueles sonidos son como dagas envenenadas que atraviesan mi alma,
dejándola en jirones y en negra oscuridad.
¿Adónde iré ahora?
Seguiré quizás el camino,
pero no lo seguiré del todo.
“Caminante no hay camino”,
y ahí ha de detenerse el poeta.
Porque para mí no hay más ruta,
porque la vida se ha quedado estancada.
Maldita sea la respuesta esperada,
el contestar tan anhelado y que nunca llega a mis oídos.
El áspero sonido del negro raspa demasiado como para seguir.
Cada paso sin lo dejado,
sin lo perdido,
resultaría en una lágrima por los viejos tiempos.
Desconcierto desconcertado.
Incerteza con incertidumbre.
Dolor doloroso.
Terror aterrorizado.
¿Adónde seguir?
A donde mi corazón piense que estén los sueños perdidos.
A donde la incertidumbre dicte certeza.
A donde el desconcierto crea que se evapora.
A donde el anhelo de volver a poseer los sueños en el viejo arcón perezca
por ver cumplida su misión.
¿Pero cuánto?
¿Pero cómo?
¿Pero porqué?
Y otra vez el frío eco,
cual carcajada burlona,
cual negra flecha envenenada con la crueldad de quien sabe más ante el que ignora todo.
Quiero que se acabe.
Tan negro es el camino que sigue,
tan poca luz tiene…
He quedado como el guerrero despojado de sus armas,
destrozado ante su más feroz combate.
¿Adónde he dejado el poder de creer?
¿Cómo soñará mi alma?
¿Cómo cantará mi corazón?
¿Cómo veré nacer las nubes?
¿Cómo oiré el viento?
Qué lejos que queda.
Qué lejos que se ve.
Qué coloridos eran.
Cuánto he de temer.
Qué lejos que quedan.
Qué lejos que se ven.
Ya no hay preguntas.
Ya no hay dolor.
Quizás ahora sólo quede…
Nada.
Ante las ruinas del castillo de la esperanza,
ante los vestigios de los sueños que se pierden en cualquier lugar,
ahí ya no hay preguntas,
ahí ya no hay nada.
Ante los vestigios del castillo destruido,
ante los escombros cruelmente demolido,
veo el negro y sinuoso sendero que sigue adelante.
Y no,
no quiero.
Todo aire se extingue bajo el peso de esa negrura venidera,
los cimientos del castillo que albergaban las esperanzas han expirado.
Ahora sólo hay vacío y apatía.
Ahora ni siquiera una llama ha quedado encendida.
Son los despojos de una vida desgarrada,
de un alma hecha jirones.
Ante las ruinas de la alegría y de la esperanza,
sólo una inquieta pregunta nace desde el fondo del tormento y del suplicio.
¿Cuánto más he de seguir?
¿Cuánto más ha de seguir?
¿No le basta al despiadado de abismales plumas haber destrozado mi alma?
¿Acaso su deber es seguir atormentando,
murmurando con infame delicia el picoteo constante que destroza cada vez más,
segundo a segundo,
El alma que se ha olvidado de creer?
¿Hasta cuándo tendrá que recordar?
¿Cuándo se detendrá?
¿No sabe,
o no quiere saber,
que el hecho de reconocer ya que todo se ha perdido en las profundidades y que no retornará
es más que suficiente?
¿Hasta cuándo?
¿Cuánto tiempo más?
¿No dejará de susurrar con infame malicia
lo que es evidente?
Porque yo lo sé sin que él lo repita.
Porque yo ya sé que “Nunca más”.
Jamás.
“Nunca más” retornarán.
“Nunca más” volverán
los sueños rotos,
los sueños perdidos,
la esperanza olvidada que agachó la cabeza.
El peso de esas palabras cae como un bloque de hielo en las ruinas de mi corazón,
como una sinuosa espina en los jirones de mi alma.
¿Hasta cuándo,
yo mismo,
pues soy yo quien las pronuncia,
seguirá diciendo con dolor y crueldad
“Nunca más”?...
Ya lo sé.
NUNCA MÁS,
JAMÁS…



Sir Nícolas Vásquez de Aragón


Como siempre, si alguien desea dejar sugerencias sobre redacción, opiniones sobre estilos y todas las cosas que, bien aplicadas, puedan dejar comentarios constructivos (seguiré creyendo siempre en la crítica constructiva), será bienvenido y se recibirá con los brazos abiertos. Lo importante es aprender a mejorar. Y ya por poner un comentario, última poesía del año! A ver si me pongo a corregir algunas cosas que tengo guardadas por allí. Y a terminar otras.
Como verán, he usado dos guiños literarios hacia la parte central y final de la poesía. Uno es suficientemente claro, "caminante no hay camino", pero el otro puede que sea un poquitín más implícito. Con todo, sé que los admiradores de lo gótico lo habrán encontrado ya. Es mi pequeño tributo, mi forma de aportar algo más, por así decirlo, al Cuervo, de Edgar Poe. En el "Nunca más" (o "Never more") aplico el recurso que usó Poe en el Cuervo. Es la tortura del alma condenada a escuchar la diabólica ave, el susurro desgarrador y tremendo que destroza la esperanza como un jarrón de porcelana fina contra el piso; me gusta la implacabilidad que dan esas palabras en mayúsculas. En suma, es lo único que dice el cuervo negro posado en el busto de Atenea. ¿Cómo es tu nombre? Nunca más. Y así sucesivamente. Grande Poe, que se eligió el nombre Eleonore, que rima muy bien con Never more, para denominar a la amante perdida.


3 comentarios:

Los Fantasmas del Paraíso dijo...

La verdad, cuando empecé a leer el poema me pareció que repetías demasiado algunas cosas, pero poco más adelante está la que creo que es la mejor parte, que me ha encantado, con un vocabulario rico, y empleo de sinestesias, derivaciones, anáforas, la alusión a Machado... Eso sí, ¡qué largo! xD

Un saludo

Anónimo dijo...

Hola Nicolás.

¡¡¡¡Es precioso!!!! Pero muy melancólico...
Ya sabes lo mucho que me gusta tu estilo poético. Yo soy incapaz de escribir poesía...

Eso sí, coincido con fantasmas... ¡¡¡que largo!!!! XDDD

Nicolás dijo...

En principio, a ambos dos, os debo una sentida disculpa por haber tardado un poquitín en esta respuesta. Ahora bien, nos ponemos al día.

Fantasmas, muchísimas gracias. Es verdad, lo noto un poco reiterativo ahora que releo, pero bueno, digamos que estaba cogiendo envión XD Y el que sea largo es lo que define a mis obras, no lo olvides. Y ¡qué memoria! En mi colegio no estudiamos casi nada de figuras literarias, las pasamos demasiado por alto, no se les dio importancia ni a las que mencionamos. Pareciera que me hablaras en chino mandarín XDDD

Jengibre, buenas tardes, y muchísimas gracias por semejante elogio. Creo que me gusta lo nostálgico, no sería yo si no lo hiciera así, ¿no crees? Y ya puestos, yo nunca seré capaz de escribir algo corto ;) No digas que no eres buena para la poesía, desde ese momento te condicionas a no ser buena para ello. Intenta otra vez, si antes lo has intentado, o intenta por primra vez, si hasta ahora no lo has hecho. ¿Qué puedes perder? Si no te lanzas a la piscina jamás sabrás cuán onda es, ni si puedes afrontar esa profundidad. Y lo mismo, el largor o longanismo es el sello de mis obras XD

¡Elen síla lumenn omentielvo!